Las 'mipymes' son víctimas de la inflación provocada por las políticas del Estado cubano

El Gobierno no quiere un sector privado que funcione de manera autónoma e independiente del predominio estatal

Cafetería privada en La Habana. (14ymedio)
Cafetería privada en La Habana. (14ymedio)
Elías Amor Bravo

03 de julio 2023 - 11:11

Valencia/No cabe duda que las mipymes han pasado a tener un creciente interés para amplios sectores de la población, y desde luego, para el régimen. Y eso que llevan solo algo menos de dos años. Un artículo en Cubadebate titulado Ángeles o demonios: Diez preguntas necesarias sobre las mipymes en Cuba aborda algunas cuestiones que justifican a las mipymes como grandes dinamizadores de la economía, capaces de generar empleo y riquezas, y permiten contrastar la visión extendida de que son culpables de la inflación y las asimetrías sociales palpables en la actualidad. Ileana Díaz Fernández y Ricardo González Águila, profesores del Centro de Estudios de la Economía Cubana, aportan sus opiniones sobre estos temas.

Es cierto que las mipymes nacieron en un contexto económico desfavorable, marcado por la crisis económica internacional y por desequilibrios macroeconómicos internos, como una elevada inflación. La Tarea Ordenamiento tiene mucho que ver con ello. Pero en cambio no es verdad, como se insiste desde el régimen, que las mipymes ya estaban en la Constitución de 2019. No hay una sola referencia a estas figuras, que ven la luz con el Decreto-ley 46 de 19 de agosto de 2021. Habría que preguntarse qué sucedió en esos dos años para que el régimen abriese las puertas a una figura que, salvando distancias, había eliminado de la economía cubana en 1968 con la llamada ofensiva revolucionaria.

Que nadie se equivoque. Las mipymes nacieron por voluntad política del régimen para introducirlas como nuevo actor del modelo económico cubano. Surgieron con un modelo operativo que las diferencia del resto del mundo, y es el Gobierno quien tiene la última palabra, conculcando el derecho a la libre empresa que, ni de lejos, aparece en el ordenamiento constitucional comunista cubano. Además, el régimen no quiere que se asignen a las mipymes competencias que no le corresponden,

Los datos se manipulan para presentar solamente una cara del proceso, por ejemplo, se informa de las mipymes creadas, pero no de las que desaparecen

Hay mucha demagogia en todo lo relativo a las mipymes. Los datos se manipulan para presentar solamente una cara del proceso, por ejemplo, se informa de las mipymes creadas, pero no de las que desaparecen y ello, teniendo en cuenta la elevada mortandad que tienen estas empresas en sus primeros años de andadura. El régimen declara que dan empleo a 225.000 personas, una cifra realmente escasa si se compara con los casi cinco millones de ocupados.

De modo que la tesis del régimen respecto de las mipymes es que estos actores existen, y deben seguir existiendo, porque dan dinamismo a la economía, pero es necesario que se integren más a la economía, que de conjunto con el sector estatal aporten a la sociedad. Integración y obediencia. Es decir, la posición es clara: no se quiere un sector privado que funcione de manera autónoma e independiente al predominio estatal.

Esta idea está anclada en la mente de los dirigentes. Las mipymes podrán existir si se ajustan al papel que tienen concedido, si conducen su participación a lo que tienen establecido. No basta con su capacidad para el desarrollo de los territorios, la producción o el empleo: deben cumplir con las normas.

En realidad, encadenar la mipyme al entramado empresarial cubano es una tarea que está siendo complicada, porque predominan las decisiones basadas en criterios políticos e ideológicos, y no los empresariales. Un buen ejemplo, nadie puede negar que en todo el mundo se están defendiendo las alianzas público-privada en las economías, pero en Cuba son desconocidas.

Además, eso es distinto de encadenar o hacer dependiente un segmento de la economía de otro. Incluso, las cadenas logísticas surgen para reducir costes, mejorar la calidad del producto, asegurar su suministro y aumentar la rentabilidad, pero este tipo de fórmulas en Cuba son inexistentes. El Estado quiere encadenamientos en los que él asume la posición preeminente. La mipyme debe obedecer y cumplir.

Se debería apostar por la eficiencia, y para ello, nada más importante que la integración del sistema de precios que emplean ambos circuitos productivos

En Cuba, las transacciones entre el sector estatal y privado no han alcanzado el dinamismo de otros países porque se han planteado con criterios políticos e ideológicos. Se debería apostar por la eficiencia, y para ello, nada más importante que la integración del sistema de precios que emplean ambos circuitos productivos. Se tiene que superar la brecha que existe, no solo en precios, sino en salarios, beneficios, productividad, entre los dos sistemas y esto no resulta posible con la aplicación de la planificación central. Si los precios deben servir para emitir señales hacia las empresas, el mercado debe pasar a ocupar su papel central como instrumento de asignación de recursos.

Empezaron diciendo que las mipymes solo importan y no exportan, por lo que no aportan divisas a las arcas del estado. Poco a poco ha comenzado una campaña de propaganda desde el régimen contra el éxito logrado por las mipymes. El ministro de economía, Alejandro Gil, que está al frente de esa campaña, dijo en la Asamblea nacional que las mipymes habían importado alrededor de 166 millones de dólares en los primeros cuatro meses del año, mientras que las formas de gestión no estatal, incluyendo a los cuentapropistas y las cooperativas no agropecuarias, solo habían generado 4.788.500 dólares en exportaciones.

Estos datos deberían ser puestos en contexto con el resto de la economía cubana, donde lo habitual es que se exporte mucho menos que lo que se importa, como ocurre en las empresas estatales. De hecho, para la economía en su conjunto, cada 1% de PIB el país necesita más del 30% de importaciones. Las mipymes acaban de empezar, llevan menos de dos años funcionando, qué menos que esperar a ver cómo evolucionan. Si las mipymes exportan cervezas, y no lúpulo y otros ingredientes para la fabricación del producto final en Cuba, es una cuestión distinta que merece especial atención, pero que no es responsabilidad de la mipyme.

Por otro lado, el régimen no tiene la menor intención de continuar exonerando el pago de impuestos a las micro, pequeñas y medianas empresas de nueva creación, tanto si se originan de una reconversión de trabajadores por cuenta propia (TCP) como si son completamente nuevas. Atrás queda esta iniciativa que solo pretendía aumentar la recaudación tributaria y que puede acabar siendo un obstáculo para la creación de nuevas mipymes. Grave error. El potencial de crecimiento de las mipymes en los últimos años ha estado relacionado con ese entorno fiscal más favorable. Si cambia esta posibilidad, no se puede esperar nada bueno.

De igual modo, el régimen no ha perdido oportunidad para poner a amplios sectores de la población en contra de las mipymes, culpándolas de la inflación, cuando eso no es cierto. La población parecía confiar en la capacidad de las mipymes para resolver los problemas de escasez de la economía. Y de hecho, una parte importante de la oferta de bienes actuales es comercializada por las mipymes, pero los precios son elevados por la escasez y los costes de importación derivados de un dólar muy caro.

Sin embargo, no son suficientes para solucionar. Es evidente que las mipymes no pueden satisfacer todas las necesidades, lo cual parece razonable si se tiene en cuenta su baja participación en la economía. El régimen hace difícil la operativa de las mipymes y las distrae del objetivo principal de satisfacer las necesidades de los consumidores. Las mipymes caen en la misma red de ineficiencia que las empresas estatales.

El régimen no ha perdido oportunidad para enfrentar a amplios sectores de la población contra las 'mipymes', y a tal efecto, las ha culpado injustamente de la inflación, cuando eso no es cierto

A lo largo de las últimas semanas, se ha observado que el régimen no ha perdido oportunidad para enfrentar a amplios sectores de la población contra las mipymes, y a tal efecto, las ha culpado injustamente de la inflación, cuando eso no es cierto. La población tuvo confianza en la capacidad de las mipymes para resolver los problemas de escasez de la economía. Y, de hecho, una parte importante de la oferta de bienes se comercializa por las mipymes, y es cierto, los precios son elevados, pero no por responsabilidad de las mipymes, sino por la escasez y los costes de importación derivados de un dólar muy caro. ¿Y quién está detrás de ello? El régimen.

Las mipymes no pueden satisfacer todas las necesidades, ni las expectativas que generaron, pero esto es debido a la injerencia del régimen, que ha utilizado sus instrumentos para mantener su baja participación en la economía. Los dirigentes hacen difícil la operativa de las mipymes y las distraen del objetivo principal de satisfacer las necesidades de los consumidores. Consecuencia de ello, las mipymes caen en la misma red de ineficiencia que las empresas estatales.

Algunas opiniones insisten en que esto ocurre porque las mipymes se han concentrado mayoritariamente en la comercialización y reventa de productos importados. ¿Es por voluntad propia o porque no tienen otro camino? Exploremos esta cuestión.

Los datos indican que solo un 4,6% de las mipymes pertenecen al comercio mientras que hay un 19% de empresas estatales que se dedican al comercio. El desajuste entre los dos porcentajes indica que hay campo suficiente para que las mipymes se dediquen al comercio, pero ¿lo aceptará el Estado comunista, que tiende a ver el comercio como una actividad a excluir para el sector privado?

La economía estatal se encuentra deprimida por una oferta de bienes y servicios incapaz de atender las demandas de la población, en tanto que a las mipymes se les prohíbe acceder al comercio y competir

No parece que sea así. La economía estatal se encuentra deprimida por una oferta de bienes y servicios incapaz de atender las demandas de la población, en tanto que a las mipymes se les prohíbe acceder al comercio y competir. Los cubanos recurren al mercado informal, donde han prosperado todo tipo de fórmulas para acercar bienes y servicios a la población. Un auténtico desastre.

Las tiendas en MLC (moneda libremente convertible) se crearon, según el ministro Gil, de forma temporal, y llevan casi cuatro años. Una vez más, la ideología se antepone a las decisiones económicas. Y como consecuencia de ello, surge un círculo vicioso según el cual, mientras menos mipymes comerciales haya y las empresas estatales no produzcan, la demanda no se satisface, la competencia es poca y los precios suben. Un desastre.

Y ante esta situación anormal, ya hay voces que están pidiendo la aplicación de incentivos a la comercialización de ciertos productos, fomentar alianzas, etc., para conducir esa comercialización. La vuelta al subsidio hará que el Estado ocupe un papel central en la comercialización por las mipymes, llevándolas en la dirección de sus intereses y no los de la población. Más gasto para el régimen es insostenible.

Se llega así a una conclusión evidente. Las mipymes se enfocan en la comercialización, a pesar de los obstáculos del Estado, porque hacerlo en la producción de bienes y servicios es todavía más complicado. Y aquí viene otro frente de crítica con el Estado, porque para importar bienes del exterior las mipymes necesitan divisas que no existen, y entonces, con la crisis, se centran en actividades de ciclo más cortos de recuperación y más rentables ante la escasez de bienes en el mercado. La llegada de las mipymes a la comercialización es el resultado de una evolución lógica, causada por la intervención del Estado en la economía.

Y entonces, el Estado ataca con propaganda y desinformación. Y culpa a las mipymes de aprovechar la situación para enriquecerse lo que es falso. Incluso las culpa de que jubilados y la población de bajo poder adquisitivo no puedan acceder a la compra de bienes y servicios por los precios. E incluso, arremeten contra las normas contables y de operación de las mipymes para producir, vender y recuperar y sus costos. De la luna de miel inicial, el Estado/régimen ha empezado a lanzar ataques contra las mipymes, y esto ha encendido las alarmas.

Básicamente porque el régimen se muestra incapaz, con sus políticas de precios topados, centralizados o intervenidos, de controlar la inflación y ello desgasta su rol en este ámbito, ministerio de precios incluido. En tales condiciones, se empieza a extender la idea de que los mercados pueden desempeñar mejor esas funciones, incluso asumiendo que en ocasiones fallan, y el régimen se siente amenazado.

Las 'mipymes' se enfocan en la comercialización, a pesar de los obstáculos del Estado, porque hacerlo en la producción de bienes y servicios es todavía más complicado

En realidad, la situación actual es muy desfavorable tanto para el sector estatal como para las mipymes. Estas últimas asumen un tipo de cambio muy superior y las condiciones financieras, salarios e insumos son muy injustos respecto a las que paga una empresa estatal. Los precios que fijan las mipymes, que son blanco de ataque del Estado, reflejan costes más elevados.

El Estado ni siquiera con precios "subvencionados" logra abastecer los mercados, lo que lleva a pensar que los subsidios son suficientes para generar oferta suficiente para la demanda. Las mipymes venden a precios que reflejan las condiciones desfavorables y no de precios excesivos; se agrava la situación general de la economía en lugar de ayudar a mejorarla.

De modo que el efecto de la inflación ha golpeado el modelo económico y a las mipymes también. Un déficit fiscal descontrolado, responsabilidad del régimen, ha desatado las cifras de inflación con independencia de que haya mipymes o no. Una enorme y descontrolada expansión monetaria está provocando una inflación que no solo reduce el poder adquisitivo de la población, sino que hace que el peso cubano pierda valor.

En suma, desequilibrios generados en el ámbito estatal que acaban por expresarse en el sector privado. En este, el desequilibrio monetario se expresa a través de incrementos de precios; en el Estado, donde dominan los precios topados, intervenidos y centralizados, por la falta de bienes.

Las mipymes no son la causa de la inflación, y su supervivencia en un entorno inflacionario se hace más complicada por la aparición de efectos empresariales indeseados, como puede ser, por ejemplo, la obtención de beneficios extraordinarios mediante la fijación de precios excesivos en el ámbito de la comercialización, actividad que lejos de ser implementada por las mipymes está siendo practicada de forma generalizada por el Estado.

A pesar de las dificultades, las mipymes dedicadas a la comercialización están aportando un beneficio a la sociedad, no están obteniendo beneficios de forma generalizada y sobreviven con no pocas dificultades, y se encuentran a merced del descontrol de las fuentes de emisión monetaria que son responsabilidad de la ausencia de una política monetaria por el Banco Central.

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Nota de la Redacción: Este artículo se publicó originalmente en dos entregas en el blog Cubaeconomía y se reproduce con el permiso del autor.

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