Sexo sin educación

El recelo al uso de anticonceptivos y la falta de información dan lugar a infinidad de embarazos no deseados

En muchas familias la maternidad precoz forma parte de un círculo vicioso del que es difícil salir. (14ymedio)
En muchas familias la maternidad precoz forma parte de un círculo vicioso del que es difícil salir. (14ymedio)
Luz Escobar

03 de julio 2019 - 17:32

La Habana/Adriana tiene 44 años y es madre de una adolescente fruto de su anterior matrimonio. En sus planes no estaba tener más hijos, pero su nuevo esposo le prohibió seguir usando el anticonceptivo que llevaba desde hacía años y también se negaba a usar toda protección. Ahora está embarazada de nuevo, aunque no era su voluntad.

"Conozco todos los métodos. He tomado pastillas, he usado la T y también el condón, pero este hombre dice que ninguna mujer que esté con él puede usar 'esas cosas' y que él nunca ha usado condón con sus parejas estables porque los hijos son una bendición". Para Adriana no lo es ya. En este momento de su vida solo piensa en mantener el trabajo que consiguió con mucho esfuerzo al llegar a La Habana, desde Guantánamo, y en el futuro de su niña. "Estoy pensando en no decirle nada a mi esposo del embarazo y hacerme un legrado. Este no es momento para tener otro hijo. Si me decido a eso, después voy y me pongo una T. Él ni se va a enterar", cuenta.

El recelo al uso de anticonceptivos entre los hombres en Cuba y la falta de educación sexual dan lugar a infinidad de embarazos no deseados en mujeres de todas las edades

El caso de Adriana demuestra que, lejos de ser un problema exclusivo de la adolescencia, el recelo al uso de anticonceptivos entre los hombres en Cuba y la falta de educación sexual dan lugar a infinidad de embarazos no deseados en mujeres de todas las edades.

Rafael trabaja despachando alimentos en una bodega de Nuevo Vedado. "Nunca me he preocupado por eso. Cuando estoy en una relación seria siempre le he dejado a las mujeres que están conmigo usar el anticonceptivo que ellas quieran, pero eso sí, yo no uso condón, solamente me lo pongo cuando estoy con mujeres por la calle", alega.

La inquietud de Gerardo, su compañero de trabajo, de 32 años, es que un embarazo le complique la salida del país. Tener hijos, para él, "es un embarque" y siempre usa condón en sus relaciones sexuales. "Yo me quiero ir del país y no es lo mismo cuando tienes muchachos. Además, me gusta salir y gastar el dinero que gano trabajando en divertirme, todavía no pienso en una familia" dijo.

Cuando desciende la edad, la situación se agrava. La mayoría de adolescentes en Cuba tiene su primera relación sexual, casi siempre desprotegida, entre los 11 y los 15 años, según datos oficiales.

La jefa del Departamento de Investigaciones y Docencia del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), Natividad Guerrero, sitúa por encima del 14% los embarazos adolescentes a nivel nacional. Un dato que, en su opinión, no refleja "el esfuerzo estatal" para desarrollar campañas de sensibilización. Es evidente que algo falla en la educación sexual que se dirige a ese grupo de la población, considera.

Desde 1996, el Programa Nacional de Educación Sexual en las escuelas enseña la importancia del uso del condón y la reproducción. En los últimos años, además, se han incluido temas como el respeto a la orientación sexual y los derechos y responsabilidades durante la paternidad. Pero el contenido, orientado de una forma excesivamente académica y poco práctica, no parece calar entre los alumnos.

Ese fue el caso de Alina, de 14 años y que cursaba el octavo grado cuando salió embarazada. Hoy, a punto de cumplir 15, pasea con su bebé en brazos de la mano de su hermana, dos años mayor que ella.

Mientras muchas de sus amigas piensan qué ropa usar en la fiesta de quinceañera y buscan junto a sus padres dónde pasar un fin de semana con sus amigos, ella anda detrás de ropa para bebé, busca entre los vecinos del barrio una cuna de uso que esté a la venta y acude a las consultas periódicas para el recién nacido. En su grupo de clases todos hablan de pruebas finales, de revalorizar un exámen, del técnico medio en que se van a matricular o de las ansias por comenzar el preuniversitario, pero ella ha tenido que postergar un año su graduación de noveno grado porque desde febrero, cuando nació su hijo, no ha podido asistir a la escuela y tendrá que repetir curso.

Verla pasar con su hijo en brazos y de la mano de su hermana se hace extraño cuando hace unos meses ambas jugaban a las escondidas en el mismo parque donde hoy bajan al bebé a darse baños de sol. Pero Alina es uno de tantos casos en los que no se ha podido romper el círculo vicioso de los embarazos adolescentes, puesto que no es el primer caso en su familia.

"Mi hermana no quería un hijo ahora pero no sabía bien cómo protegerse, nosotros vivimos solamente con mi madre y mi tía y mis primos, pero ellas también parieron muy chiquitas", explica su hermana, de 16.

La muchacha cuenta que por ahora no estudiará más para poder ayudar a su hermana en todo lo que pueda. "Yo no puedo tener hijos, de chiquita me cayó arriba un escaparate y tuvieron que operarme. Pero es que a nosotras en la casa nunca nos hablaron de cómo evitar salir embarazadas".

Yolanda, madre de dos adolescentes que estudian en la enseñanza secundaria, cree que hace unos años se hablaba más sobre sexualidad en las escuelas, pero que ahora solo se hace para hablar del "respeto a la diversidad sexual". En su opinión, algunas familias están preparadas para hablar del tema en casa, pero otras no. "Creo que la escuela debe poner más esfuerzo en la atención a este tema y tocarlo más en las aulas".

Irina, médico de familia del Municipio Plaza, siempre tiene a mano condones para repartir entre los más jóvenes que llegan a su consulta. En el mural de su consultorio cuelgan folletos explicativos de la importancia del uso del preservativo para evitar enfermedades de transmisión sexual y un embarazo no deseado. Ella hace especial énfasis en los adolescentes porque ya tiene varias muchachas, aún menores de edad, que están recién paridas o esperando un bebé. A las mujeres que llegan buscando un método eficaz su recomendación es el uso de los dispositivos intrauterinos.

En Cuba, el DIU es uno de los métodos más utilizados, con una cobertura que supera el 50% desde 2017 según datos del Anuario Estadístico. Aunque en el contexto de América Latina, donde predomina la esterilización, es relativamente habitual, este es el anticonceptivo más utilizado en Corea del Norte o China, y Asia en general. En Norteamérica y Europa Occidental predominan más la píldora o el condón, que exigen mayor constancia y atención por parte del usuario.

En Cuba, el DIU es uno de los métodos más utilizados, con una cobertura que supera el 50% desde 2017 según datos del Anuario Estadístico

La doctora en Ciencias Económicas y Profesora Titular del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, Grisell Rodríguez, apuntó en una investigación que realizó en 2017 sobre la anticoncepción en Cuba que "muchas muchachas sí reconocen algunos tipos de DIU como ideales para adolescentes o muchachas jóvenes, o son capaces de relacionar el uso del condón con estas edades".

Según su estudio son las mujeres las que en mayor medida deciden el anticonceptivo a utilizar. "La decisión para usar uno u otro método es un híbrido de criterios profesionales, con comentarios de amistades y familiares. En el caso de las adolescentes juega un rol esencial la madre", apunta, confirmando la desvinculación de los hombres en tan relevante cuestión.

Rodríguez cree interesante que en mujeres de distintos niveles educacionales y con diferentes edades "es recurrente el abandono anticonceptivo en determinados momentos de su vida, sin intenciones de embarazarse, pero con la seguridad de, ante un embarazo, poder acudir a su interrupción de manera segura". La afirmación, sin embargo, choca con el ámbito regional. América Latina tiene la segunda tasa de embarazos adolescentes no deseados del mundo, con 66,5 nacimientos por cada 1.000 niñas de entre 15 y 19 años, y el aborto solo es legal en Cuba, Uruguay y Guyana.

La Encuesta Nacional de Fecundidad (ENF), realizada en 2009 por el Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), concluyó que, cubanas y cubanos de entre 15 y 54 años, conocen al menos un método anticonceptivo. Los que más se mencionaron fueron la píldora, los dispositivos intrauterinos, la esterilización femenina (ligadura de las trompas) y el condón.

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