Las amas de casa cubanas, víctimas y vectores de contagio por coronavirus

Las autoridades advierten del aumento de casos en este grupo, sobre el que recae frecuentemente la responsabilidad de hacer colas para comprar

La mayoría de las filas ante los comercios están repletas de mujeres, muchas de ellas dedicadas en exclusiva al hogar. (14ymedio)
La mayoría de las filas ante los comercios están repletas de mujeres, muchas de ellas dedicadas en exclusiva al hogar. (14ymedio)
14ymedio

24 de septiembre 2020 - 16:26

La Habana/"Salgo de mi casa cada día a las cinco de la mañana, nada más que se acaba el toque de queda", cuenta a 14ymedio Teresa, una jubilada de 69 años residente en la barriada del Cerro. "A veces las colas están organizadas y la gente respeta la distancia, pero eso puede cambiar en un segundo y se arma entonces el molote, la empujadera y todo el mundo se junta".

Teresa es una de las muchas amas de casa que salen cada día a intentar encontrar productos que poner en la despensa. La mayoría de las filas ante los comercios están repletas de mujeres, muchas de ellas dedicadas en exclusiva al hogar y sobre quienes recae la responsabilidad de llenar la nevera. Ahora, se han convertido en víctimas y vectores del virus en medio de esas multitudes donde es casi imposible respetar la distancia social.

"Mi esposo está encamado y mi hijo tiene problemas psiquiátricos, por lo que yo soy la única de la familia que puede salir a buscar comida"

"Mi esposo está encamado y mi hijo tiene problemas psiquiátricos, por lo que yo soy la única de la familia que puede salir a buscar comida", explica. Como protección, Teresa se hizo su propia mascarilla pero teme que el trozo de tela que se pone sobre la boca y la nariz antes de salir a la calle no sea suficiente.

La subdirectora provincial de Salud de La Habana, Yadira Olivera Nodarse, aseguró este martes en el programa Mesa Redonda que las amas de casa es un colectivo en el que crece el número de contagios por covid-19. Este mismo jueves, según los datos más recientes del Ministerio de Salud, de los 40 casos confirmados, 14 son hombres y 26 mujeres.

"Como elemento distintivo debemos resaltar que se ha sumado el grupo de amas de casa dentro de los de mayor incidencia". Nodarse achacó el aumento de casos entre estas mujeres a que varias de ellas son contactos de trabajadores contagiados y se vuelven factor de contagio en las colas para conseguir la comida de la familia.

Teresa teme doblemente el contagio. "¿Si yo me enfermo qué va a ser de mi familia?". El esposo necesita cuidados especiales y el hijo está "sin el medicamento que le recetan porque no ha llegado hace meses a la farmacia", cuenta. "Yo soy la que mantiene en pie mi casa, pero tampoco puedo quedarme sentada y sin salir para no contagiarme".

En su Anuario de Empleo y Salarios 2019, la Oficina Nacional de Estadísticas e Información informó que la mitad de las cubanas en edad laboral no tienen vínculo de trabajo fuera de casa. En el hogar se ocupan de la búsqueda y confección de los alimentos, la atención de los niños, la limpieza y el cuidado de los ancianos.

La Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género, que se llevó a cabo en 2016, arrojó que el 27,7% de las mujeres encuestadas se dedicaba a los quehaceres domésticos, mientras que el 30% de la población reconoce que la sobrecarga de labores domésticas es un problema que afecta a las mujeres en la Isla.

Nuria, de 71 años y vecina de Pueblo Nuevo en Centro Habana, ha podido evitar las aglomeraciones gracias a una hija emigrada que le está comprando comida para entregar a domicilio

La pandemia ha deprimido aún más los desabastecidos mercados y encontrar algunos productos básicos obliga a trasladarse dentro de la ciudad, aunque la movilidad entre municipios está restringida.

Sin embargo, la dispersión del coronavirus sigue siendo uno de los principales factores que definen la complejidad epidemiológica en La Habana, según advierte Nodarse. En estas dos semanas la capital ha registrado como promedio diario una cifra de 28 casos confirmados, añade la doctora.

Nuria, de 71 años y vecina de Pueblo Nuevo en Centro Habana, ha podido evitar las aglomeraciones gracias a una hija emigrada que le está comprando comida para entregar a domicilio. "Los primeros tres meses de la pandemia me los pasé haciendo colas hasta de madrugada", recuerda. "Pero en un momento me di cuenta de que iba a terminar trayendo el virus para mi casa".

La hija de Nuria, emigrada y residente en Estados Unidos, ahora le compra alimentos preelaborados o ya listos para comer a través de varias agencias conectadas a restaurantes privados. "Es caro y está gastando mucho dinero pero no quiere que me arriesgue", comenta. "Sin su ayuda no sé que pasaría porque yo no tengo ni pensión. Toda mi vida he sido ama de casa".

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