En el nuevo hotel Telégrafo LGBTI 'friendly' solo se aceptan tarjetas

Molestia entre los clientes del bar en su primer día abierto por la mala relación calidad precio del establecimiento

El hotel no tiene, como era de prever, precios para los bolsillos nacionales. (14ymedio)
El hotel no tiene, como era de prever, precios para los bolsillos nacionales. (14ymedio)
Juan Diego Rodríguez

03 de marzo 2022 - 14:58

La Habana/El martes, fecha de su reapertura con nuevo dueño, el Telégrafo Axel Hotel de La Habana no atendió a nadie. "Estamos poniendo todo a punto", explicó a 14ymedio una empleada ese día. Los primeros huéspedes pudieron verse, por fin, este miércoles.

Ubicado en el número 408 del Paseo de Martí, en los límites entre Centro Habana y La Habana Vieja, el primer hotel LGBTI friendly de la capital, diseñado por Axel Hotels, no tiene, como era de prever, precios para los bolsillos nacionales. La habitación sencilla – 63 en total y de varias categorías– cuesta 5.016 pesos la noche, casi el doble de un salario mensual medio en la Isla, y no incluye desayuno ni alimento alguno.

Pero si algo sorprendió a los primeros clientes del bar fue que no aceptan el pago en efectivo. Una y otra vez, la camarera tenía que advertirlo a los que iban llegando a las mesas, tras lo cual algunos de ellos, extranjeros incluidos, se retiraban contrariados.

"Nosotros gestionamos el hotel por la parte extranjera, pero la parte cubana, Gaviota, es la que establece este tipo de reglas", lamentaba ante una de las turistas el que se presentaba como director del hotel. El hombre, que se disculpaba ante los molestos clientes, explicaba que la firma estatal perteneciente al conglomerado militar Gaesa se ha negado a aceptar el pago en efectivo a pesar de las gestiones realizadas para ello. "Es un asunto del Estado cubano", reiteraba.

A pesar de ser el primer día con las puertas abiertas al público, tampoco estaban disponibles todos los artículos de la carta

A pesar de ser el primer día con las puertas abiertas al público, tampoco estaban disponibles todos los artículos de la carta. "No tenemos", tuvo que oír dos veces otro de los clientes al pedir un sándwich de atún (a 6,63 dólares) y un jugo de piña (a 2,50). El servicio, muy amable, se demoraba en atender, y tenía que mirar constantemente una burda lista con los precios de alimentos y bebidas.

Tampoco la oferta del desayuno completo, por 550 pesos, que incluía pan mantequilla, huevos, jamón, fruta, jugo y café, parecía satisfacer a todos los comensales: en una de las mesas, tres extranjeros se levantaron entre gestos de desaprobación, dejando casi toda la comida en la mesa.

"¿Pero el café lo traen de Ucrania?", gritaba un cliente cubano de una mesa donde los comensales se quejaban por la lentitud del pedido. "Disculpen la demora, pero estoy yo solita atendiendo cuatro mesas", se justificaba la camarera.

La primera opinión del establecimiento en la página de reseñas turísticas TripAdvisor fue de una pareja de hombres –uno extranjero, de unos 70 años, y otro cubano, de unos 25– que, según este diario comprobó por las fotos, también se dejaron ver en el bar del hotel. "Gracias a Dayron, al equipo de masaje y también a recepción por su atención. Muy profesionales en todo, se respira y se vive libertad, felicidad y amor. Felicidades, Telégrafo, volveremos".

Otra opinión positiva sobre el servicio de spa, que se ofrece aparte, en un horario de 8 am a 8 pm por un precio de 50 a los 75 dólares, fue la del ex diputado Luis Ángel Adán Roble, que presumió en sus redes la jornada disfrutada junto a un amigo.

El nuevo hotel de Axel, que se promociona como "un espacio libre donde la diversidad y cualquier persona sin perjuicio de su tendencia sexual es bien recibida, valorada y respetada", está ubicado frente al Parque Central, justamente en el costado donde, desde hace decenios, se ejerce la prostitución masculina.

"Ay, si alguien me invitara a un capuchino", decía en voz alta, a propósito, un joven cubano que ocupaba una mesa con un amigo. "No te preocupes, que el capuchino no es de alta gama", le respondía con sorna una clienta desde otra mesa. "Completamente aguado, alguien se llevó la leche", aventuraba.

Como abeja al panal, los extranjeros con divisa también atrajeron a los más pobres. Lentamente, mientras caminaba con bastón por la acera llevando a un perro flaco, miraba los platos llenos una señora. El animal llamó la atención de dos turistas, que pidieron a su dueña que se lo prestara para una foto. A cambio, la pareja le ofreció cosas cada vez más imposibles de encontrar en la Isla. La mujer logró un arreglo: "Champú, jabón, algún alimento enlatado por favor, lo que ustedes puedan, los veré temprano en la mañana".

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