La Historia ignorada

Reinaldo Escobar

09 de octubre 2009 - 06:24

¿Cómo se puede invocar memoria para la historia, justamente para olvidarla?

El ex presidente Fidel Castro ha publicado una apologética reflexión sobre el 60 aniversario de la proclamación de la República Popular China, pasando por alto las páginas negras. Ya Mao Zedong no es aquel “viejo chocho” que el propio reflexionador vilipendió en la Plaza de la Revolución, ya el maoísmo no es una corriente contrarrevolucionaria, como enseñaban en la Escuela del partido Ñico López en los años 80. ¿Quién fue quién dio la orden de proyectar aquella película soviética titulada La larga noche sobre China, gracias a la cual los aspirantes a ingresar al Partido se enteraban de los horrores de la Revolución Cultural, de la Guerra de los Gorriones y del inmenso fracaso que fue aquello del Gran paso adelante.

La historia no puede ser ignorada, por eso es inadmisible que alguien en su sano juicio diga que “Nuestros vínculos con China parten, sin embargo, de las ideas marxistas que inspiraron a la Revolución Cubana y fueron capaces de atravesar las pruebas difíciles de la división entre los dos grandes Estados socialistas, que tanto daño ocasionó al movimiento revolucionario mundial”.

¡Así que el asalto al cuartel Moncada fue inspirado en el marxismo! ! Ahora resulta que nuestros vínculos con China pasaron la prueba de la división! Yo tenía entendido que aquella revolución nació del deseo de derrocar una dictadura que atropellaba los derechos civiles y políticos de los cubanos. Yo hubiera jurado que en la mencionada división, el Partido, dirigido entonces por el actual reflexionador, se alineó claramente con la parte soviética, escupiendo y pisoteando con odio ajeno aquello que hoy se menciona como “el modelo chino”.

La historia no puede ser ignorada, por eso cuesta trabajo entender que un proceso, acusado de traicionar los ideales revolucionarios, merezca estar en la lista de los únicos que “mantuvieron en alto las banderas del socialismo”.

La historia no puede ser ignorada. ¿Qué mérito tiene, como no sea el de la hitleriana imitación, que un ejército marche a 115 pasos de ganso por minuto? ¿Qué gracia tiene que una población civil se conduzca como una colmena, emulando con sus compatriotas armados en la capacidad de alcanzar masivamente un alto nivel de organización?

Mejor me quedo con los versos de Heberto Padilla:

La Historia es esa rata que cada noche sube la escalera,La Historia es el canallaque se acuesta de un salto también con la Gran Puta.

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