Despierta la Universidad cubana, después de décadas amordazada
Generación Y
Días antes del 'tarifazo', nadie hubiera podido predecir que los estudiantes iban a recobrar su rebeldía
La Habana/El régimen cubano contiene el aliento. Faltan unos pocos días para que en todas las facultades de la Isla concluya el curso escolar, un período docente que este año se está volviendo cuesta arriba para el oficialismo. En las aulas de la educación superior se ha multiplicado la indignación por la subida de precios que, a finales del mes pasado, implementó el monopolio estatal de telecomunicaciones, Etecsa. Tras décadas amordazados, los universitarios parecen haber recuperado su voz propia.
Las protestas ante el popularmente conocido como tarifazo han recorrido todos los estratos sociales en Cuba, pero han sido los estudiantes los que con más energía han reaccionado. La necesidad de acudir constantemente a internet en busca de bibliografía para apoyar las asignaturas que cursan, el deseo de escapar de una realidad asfixiante a través de las redes sociales y los tantos parientes o amigos emigrados con los que quieren mantener contacto hacen de la navegación web una necesidad tan imperiosa en esas edades como comer, transportarse y tener un techo sobre la cabeza.
Sin embargo, pocos días antes de que las declaraciones de rechazo a Etecsa comenzaran a brotar de los pupitres, nadie hubiera podido predecir que la Universidad iba a recobrar su rebeldía. Epicentro de buena parte de los cambios políticos que sacudieron la política cubana durante la etapa colonial y republicana, nuestra Alma Mater parecía haber sido totalmente controlada y domesticada por el Partido Comunista. Años de purgas, elecciones amañadas, represalias y expulsiones de profesores incómodos lograron transmutar la natural desobediencia juvenil en pura docilidad. Hasta un día.
Bajo el lema de que "la universidad es para los revolucionarios", el castrismo implementó filtros ideológicos que obligaron a los estudiantes a simular
Bajo el lema de que "la universidad es para los revolucionarios", el castrismo implementó filtros ideológicos que obligaron a los estudiantes a simular y llevar una máscara ideológica que les permitiera graduarse. Los claustros, que una vez habían parido revueltas y sublevaciones sociales, pasaron a ser sitios donde se aplaudían las políticas gubernamentales y se extendía el culto a la personalidad de los líderes de verde olivo. La Federación Estudiantil Universitaria se erigió en caja de resonancia desde el poder hacia los alumnos y frente a las aulas solo impartían clases los más confiables.
Bastó, no obstante, el anuncio de un aumento del precio para conectarse a internet y el rugido académico se extendió por decenas de facultades donde los estudiantes recogieron firmas, se sumaron a declaraciones y plantaron cara a los rectores. Todavía más de dos semanas después de comenzado el tarifazo, los universitarios de varias provincias siguen publicando cartas de protesta, planteando sus críticas en asambleas y recibiendo amenazas. La imagen de una enseñanza superior sintonizada, cien por ciento, con la Plaza de la Revolución de La Habana se ha roto irremediablemente.
La policía política ha intentado dividir a quienes se manifiestan, ha visitado las viviendas de los estudiantes que lideran la demanda de echar atrás el aumento de los costos de la conexión a la gran telaraña mundial y ha advertido de repercusiones a corto plazo para los que insistan en quejarse públicamente.
Por su parte, los jóvenes responden convocando a un paro en las clases de varios centros docentes y siguen plantando cara en las reuniones con directivos y funcionarios. En un audio filtrado en las últimas horas se escucha decir a la rectora de la Universidad de La Habana que "si es una huelga, entonces sí es contrarrevolución", en alusión a las implicaciones que traerá que los alumnos dejen de presentarse a las aulas. Pero su voz no ha sonado con el convencimiento autoritario de antaño, sino con cierto tono de miedo, el temor de una clase política cuando siente que la juventud universitaria, largamente adormecida, despierta.
________________________
Nota de la Redacción: Este artículo se publicó originalmente en DW y se reproduce con licencia de la autora.