Se agudiza el desabastecimiento de alimentos

El desabastecimiento y el alto precio de los alimentos hacen que muchos jubilados se conviertan en los encargados en sus familias de hacer las largas colas para comprar la comida, condenándolos a andar siempre con “la jaba colgando del brazo”. (14ymedio)
El desabastecimiento y el alto precio de los alimentos hacen que muchos jubilados se conviertan en los encargados de hacer las largas colas. (14ymedio)
Rosa López

19 de agosto 2015 - 09:47

La Habana/Alardea de que "camina toda La Habana" y no hay tienda, mercado o punto de venta que no conozca. "Tengo una familia que alimentar y desde hace años también aprovecho mis caminatas para decirle a los vecinos dónde sacan algo", cuenta María Eugenia, de 58 años, que estos días no para de repetir "todo está pelado". El desabastecimiento de alimentos se ha agudizado en las últimas semanas y la situación alcanza ribetes críticos en muchos lugares.

"El pollo está perdido, también el picadillo, las salchichas y ni hablar de la carne", detalla esta pertinaz ama de casa. Las neveras de las tiendas de la capital cubana apenas tienen mercancías y en muchos casos hasta el sistema de refrigeración está desconectado, para no desperdiciar la energía eléctrica. "La gente no sabe qué es lo que pasa, porque no lo explican en la televisión", se queja la señora.

Pocos mercados se salvan del déficit de productos. La céntrica tienda Ultra, en el corazón de Centro Habana, es una de las más afectadas. "Hace días que no abastecen de pollo y cuando llega es poco y la gente se ha dado hasta golpes por alcanzar un paquete", detalla a 14ymedio una empleada que prefirió el anonimato. Este martes un cartel anunciaba con orgullo "Hay mantequilla", pero en las vidrieras del departamento de cárnicos y congelados no se veía ningún otro producto.

"Si al menos sacaran perritos", rogaba una mujer acompañada de su bebé que se asomaba a los anaqueles desocupados. La frustrada compradora se refería a las salchichas de pollo importadas desde Estados Unidos, Canadá o Brasil, uno de los productos alimenticios de mayor demanda entre la población cubana, dado su bajo precio y la cantidad de unidades que contiene cada paquete.

Las cifras de importación desde Estados Unidos se han desplomado en el último año

La semana pasada decenas de llamadas telefónicas cruzaron la ciudad para avisar a familiares y amigos que "sacaron mortadela lasqueada" en la tienda de San Lázaro e Infanta. El mensaje era breve y se acompañaba de un "apúrate que se acaba". Dos horas después de la puesta en venta del producto procesado por la empresa canadiense Golden Maple, este diario pudo comprobar que se habían agotado.

"No hay leche en polvo en ningún lugar", bramaba un joven a las afueras de la Plaza de Carlos III en la mañana de este lunes. Con una madre que recientemente sufrió una fractura de cadera, gritaba: "me urge conseguir leche", quizás para llegar hasta los oídos de cualquier vendedor furtivo que pasara por la zona.

Se echan en falta especialmente los productos provenientes del comercio con Estados Unidos. Las cifras de importación desde ese país se han desplomado en el último año. Si en el primer cuatrimestre de 2014 la Isla importó 160 millones de dólares en alimentos desde territorio norteamericano, en este 2015 la cifra apenas ha alcanzado los 83 millones, según recoge Martí Noticias.

Los efectos de esa disminución son visibles en las tarimas de los mercados. "Cada día me es más difícil cocinar y dar de comer a los niños", refiere Yanisbel, de 34 años y madre de dos niños, uno de ellos con intolerancia al gluten. La mujer se extraña de que "con tanto contacto que tenemos ahora con los yumas y ya no se ven aquellos productos que hasta hace poco venían de ese país". Como ejemplo menciona el pollo congelado, el picadillo de res y varias salsas de tomate.

La baja en las importaciones no ha podido suplirse con un repunte de ofertas nacionales

La falta de liquidez para pagar al contado y por adelantado las compras en territorio norteamericano ha hecho mella en lo que parecía un comercio creciente. Por otro lado, el pobre historial crediticio que ostenta el Gobierno cubano, los impagos y las deudas, no favorecen la búsqueda de nuevos proveedores.

La baja en las importaciones no ha podido suplirse con un repunte de ofertas nacionales. "No hay un aumento significativo en la producción de alimentos", asegura la economista cubana Karina Gálvez. Una realidad que contradice el punto 184 de los Lineamientos de la Política Económica y Social y que insta a "la sustitución de importaciones de aquellos alimentos que puedan ser producidos eficientemente en el país".

Durante la última sesión del parlamento, Marino Murillo Jorge, ministro de Economía y Planificación, confirmó los incumplimientos en las producciones, entre ellos la entrega de leche fresca a la industria, que se quedó 13 millones de litros por debajo.

En cuanto al desabastecimiento de productos en la red en divisas, el funcionario lo achacó al arribo tardío de las importaciones y anunció un grupo de disposiciones para abastecer mejor ese mercado. Pasado más de un mes, los efectos de esas medidas no acaban de notarse sobre el plato de los cubanos.

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