Entre apagones eternos y 'alumbrones' efímeros, así sobreviven en Sancti Spíritus
ELECTRICIDAD
Dos técnicos de la empresa eléctrica cuentan que la energía de los parques solares va al sistema nacional y no se quedará en la provincia
Madrid/Dos razones desvelan desde hace casi un mes a Abel: las interminables horas de apagón y las horas dedicadas a aprender cómo instalar sus nuevos paneles solares. “Ya tengo ganas de terminar eso. Me tiene agotado estar pensando en cada detalle. Me acuesto estudiando las vías y formas de montaje y no descanso nada”, cuenta este espirituano para el que ya no había otra forma de resolver las eternas horas sin luz.
La compra de paneles potentes se perfila como la mejor solución para quienes pueden permitírselo. No hay grandes esperanzas: las 20 horas sin luz seguirán en la provincia a pesar de los ocho parques solares que ya han sido inaugurados, cuya energía va a parar a donde lo decidan las autoridades, según confirman dos especialistas de la empresa eléctrica provincial a Escambray. En la entrevista, publicada este miércoles, se pregunta y responde con una claridad que llama la atención, incluso para el diario oficial de Sancti Spíritus, en el que el tono crítico con las autoridades es más frecuente que en la mayoría de sus pares.
“Los ocho parques solares generan unos 18 MW. Están dentro de las redes primarias y con la línea en servicio, aportan al sistema”, cuenta Reinaldo Montero Méndez, jefe del Despacho de carga. “Cuando concluya el parque de Cabaiguán y los otros dos en construcción, ¿se podrá encender, aunque sea, una bombilla aquí?”, espeta la periodista, que recibe una respuesta igualmente directa. “No. Todos son para el sistema y el país decide a quién dárselo. Sucede que como salen de aquí, algo se queda en las líneas que puede usarse”.
“No puede verse así tan plano. La gente solo evalúa el parque solar, pero es que hay menos generación y menos combustible para la generación distribuida”
El ingeniero, apoyado por el director técnico de la empresa, Odeivys Valdés Alba, pide no obstante que no se simplifique el impacto de la energía fotovoltaica por sí sola y ambos niegan el comentario a pie de calle que les traslada la reportera de que a más parques más apagones. “No puede verse así tan plano. La gente solo evalúa el parque solar, pero es que hay menos generación y menos combustible para la generación distribuida”, explican. Recuerdan, además, que la mayoría no genera continuamente los 21 megavatios (MW) que tienen de capacidad máxima, sino 8 o 10 de manera estable.
En la entrevista se buscan, sobre todo, las razones de por qué a los espirituanos parecen tocarles –o así se sospecha– más horas de apagón que a los vecinos de cualquier otra provincia. Las razones son desgranadas posiblemente con un exceso de tecnicismos, comenzando por su posición geográfica y la composición del propio sistema eléctrico (SEN), que deja a Sancti Spíritus entre los dos principales polos de generación y lidiando con la regulación de las transferencias, una tarea que no es sencilla en un país con tal inestabilidad.
Los especialistas explican que en la zona central operan las termoeléctricas de Carlos Manuel de Céspedes (Cienfuegos), que tiene una de dos unidades fuera de servicio, además de la hidroeléctrica de Hanabanilla (Villa Clara), que tampoco funciona, igual que Energás Varadero. “Guiteras es lo único que logra mantener la estabilidad en las transferencias”, señalan. El equilibrio es muy precario, porque si fallan las transferencias, se cae completamente el sistema. Aunque los dos técnicos se esfuerzan por describir las operaciones, el párrafo dedicado a ello se diluye con una frase letal. “Hoy hemos tenido que apagar hasta la estación de bombeo de Manaquitas, y eso es abasto de agua, y Topes, que antes se protegía”, cuentan. Al menos, afirman, los hospitales “hasta ahora” no han tenido que desconectarse.
En Sancti Spíritus, alega, los 95 circuitos se reparten por igual con independencia de la ubicación. “Si le damos a la ciudad cinco horas de corriente, al campo le damos 30 o 35 de apagón"
Cargas, transformadores, voltajes… La periodista, Elsa Ramos, pide ir al grano y que se razone por qué los espirituanos tienen peores sistemas de rotación y el especialista se pierde de nuevo en megavatios. “No me respondió a la pregunta”, insiste ella. La respuesta deja, sin querer o queriendo, en evidencia a sus vecinos. “Las Tunas tiene su sistema de rotaciones al igual que cada provincia tiene su propio estilo de trabajo”, señala.
En Sancti Spíritus, alega, los 95 circuitos se reparten por igual con independencia de la ubicación. “Si le damos a la ciudad cinco horas de corriente, al campo le damos 30 o 35 de apagón. Apagamos la ciudad igual que el campo para que todos cojan lo que podamos dar de forma equitativa. Todos son espirituanos”, dice, en una respuesta que sugiere que otras provincias –como la mencionada– relegan a los campesinos. Se salvan, eso sí, los 34 “no apagables”, que incluyen hospitales, bombeos de agua y, asombrosamente, la península de Trinidad, donde se ubican varios hoteles. El mismo día en que se publicó esta entrevista, Juan Carlos García Granda, ministro de Turismo, afirmó en el diario El País que los hoteles tienen sus propios generadores y tratan de ahorrarle carga al resto de la Isla.
Elsa Ramos vuelve a sorprender con el tono de una pregunta sobre la política informativa de la empresa. “¿Decidieron apagar también la comunicación a través de Telegram? ¿Decidieron botar el sofá completo?”, dispara. La respuesta vuelve a ser franca. “El problema es que no podemos darles una planificación (...). Hoy no tenemos la certeza de qué balance de energía podemos servir”, reconoce Reinaldo Montero. “Damos la información que podemos dar”, añade su colega.
“Todos están inutilizados por combustible. La afectación por esta causa ha llegado hasta 700 y 800 MW en el país"
En la conversación queda claro, una vez más, que la emergencia actual está en la falta de combustible. De hecho, los niveles son alarmantes, ya que en Sancti Spíritus hay cero energía generada de este tipo. Los expertos detallan todos los sistemas con que cuenta la provincia y que, si se suman, dan un total de 46,5 MW potenciales. Pero la sentencia es inapelable. “Todos están inutilizados por combustible. La afectación por esta causa ha llegado hasta 700 y 800 MW en el país y se complejiza al no existir aceite suficiente para mantener vitales los emplazamientos”, reconocen. A ellos se suma el “alto nivel de deterioro” de los grupos electrógenos de emergencia, que pese a ser 200 “no están para trabajar 24 horas”.
Los expertos estiman el crecimiento de la demanda en los últimos 20 años en unos 50 MW, pero cuando se les pregunta si hay “luz al final del túnel”, no se atreven a vislumbrarla. “Depende de que se logre entrar con todo lo que está en mantenimiento planificado y que el país sea capaz de lograr la entrada de combustible para mantener la generación distribuida”, dicen. Por el momento, la UNE calculó que este miércoles faltarían 1.835 MW para todo el país y el ascenso parece no tener límites.