Los carceleros de José Daniel Ferrer vuelven a impedir que su familia lo visite

Su esposa, Nelva Ismarays Ortega Tamayo, denunció que los agentes se habían limitado a aceptar la “jaba” de alimentos y medicina que le llevaba

José Daniel Ferrer, líder de la Unpacu, encarcelado en Santiago de Cuba, en una imagen de archivo. (Captura)
José Daniel Ferrer, líder de la Unpacu, encarcelado en Santiago de Cuba, en una imagen de archivo / Captura
14ymedio

10 de mayo 2024 - 15:39

La Habana/Las autoridades de la prisión de alta seguridad de Mar Verde, en Santiago de Cuba, impidieron este lunes que la familia del preso político José Daniel Ferrer lo visitara. En un audio enviado por WhatsApp, su esposa, Nelva Ismarays Ortega Tamayo, denunció que los carceleros se habían limitado a aceptar la “jaba” de alimentos y medicina que le llevaba al líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu). 

Ortega Tamayo tenía programada una visita reglamentaria a su esposo y la acompañaban su hijo de cuatro años, Daniel José, y su hijastra, Fátima. Los agentes les cerraron el paso y solo aceptaron “la jaba con los alimentos, productos de higiene, aseo y algunos medicamentos”.

Esto viene sucediendo desde hace “más de un año”, lamenta la mujer, que ve en el acto una violación constante e impune de los derechos de su esposo, a lo cual se añade la cancelación de “visitas familiares y matrimoniales” sin previo aviso. El pasado 3 de mayo, ejemplifica, correspondía una visita conyugal pero, haciendo alarde del “abuso de poder” que caracteriza a los guardias, la hicieron esperar varias horas solo para indicarle que no podría ver a Ferrer. Se trata de una “tortura psicológica” a la cual ya está habituada, afirma Ortega Tamayo. 

“La dictadura se empeña en mantenerlo aislado no solo del resto de la población penal, sino también de su propia familia”, añade. Ferrer sigue “en la misma celda de castigo y aislamiento donde permanece desde el 14 de agosto de 2021 bajo condiciones inhumanas, crueles y degradantes, siendo víctima de maltrato y violencia física y psicológica. Privado de su libertad. Con pésima alimentación. La mayor parte del tiempo con agua no potable que los presos deben cargar a largas distancias pues apenas llegan pipas hasta allí”, relata. 

En más de dos años solo ha tenido derecho a 12 visitas familiares y 9 matrimoniales, resume la mujer

Tampoco cuenta con atención médica ni estomatológica, denuncia Ortega Tamayo, y está expuesto –como todos los presos de la Isla, recalca– a “malnutrición, parasitismo, leptospirosis y tuberculosis”, por su contacto con “ratas, chinches, garrapatas, cucarachas, etcétera”. 

En más de dos años solo ha tenido derecho a 12 visitas familiares y 9 matrimoniales, resume la mujer, que también se queja de la incomunicación telefónica de Ferrer. El régimen se empeña en “enterrarlo lentamente y matarlo en vida”, señala. La familia sufre frustración y angustia constantes, explica, y sólo puede preguntarse “cómo estará, dónde estará” o si habrá comenzado una nueva huelga de hambre o lo habrán golpeado.

“Hacemos un llamado a la solidaridad internacional para que se mantengan los apoyos y las denuncias sobre los abusos que sufre mi esposo en prisión”, concluye su mensaje, responsabilizando a Miguel Díaz-Canel y a Raúl Castro por la integridad física y mental de Ferrer. “Tememos mucho por la vida de mi esposo, por lo que seguiremos exigiendo fe de vida y su libertad inmediata e incondicional”. 

El pasado 1 de abril, las autoridades accedieron a que Ortega Tamayo visitara a Ferrer durante “dos miserables minutos”. Hasta marzo, el preso político llevaba un año sin comunicarse con su familia. “A las siete de la mañana yo estaba plantada frente al penal, y a las 10, en el salón de espera, apareció el primer teniente Iranis Pozo –según se identificó– y me trasladó a la oficina donde antes hacíamos las vistas familiares”, contó Ortega. También señaló que en la oficina, custodiada por “una guardia” para que no se escuchara desde afuera su posición, el agente intentó convencerla de abandonar su “postura”.

“Al darse cuenta de que me mantendría plantada y que la única forma de sacarme era en una patrulla o dejándome ver a mi esposo, el mismo oficial me dijo que me darían dos minutos, tras conversarlo con la Jefatura y la Seguridad del Estado”, explicó entonces. 

Entre las pocas palabras que intercambiaron, Ferrer le pidió que denunciara su situación y la de otros presos como Fernando González Vaillant y de Roilán Zárraga Ferrer, que ya han cumplido sus respectivas condenas –en el caso de González y Zárraga “hace meses”–, pero continúan presos. “La dictadura no los quiere en las calles”, sentenció Ortega.

José Daniel Ferrer está en prisión desde 2021, antes de que pudiera unirse a las masivas protestas del 11J, aunque su historial de represión comenzó mucho antes. El líder opositor fue parte del grupo de prisioneros de la Primavera Negra, con una condena a muerte conmutada por 25 años de prisión y puesto en libertad al cabo de ocho años gracias a las gestiones del Vaticano y la mediación de España.

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