La esposa de Ferrer logra visitarlo durante "dos minutos" tras 'plantarse' frente a la prisión

"No lo han golpeado, pero los carceleros mantienen la costumbre cobarde de amenazarlo con que todo puede terminar si decide salir del país", asegura Nelva Ortega

Ferrer y su esposa se entrevistaron en el propio calabozo del preso político
Ferrer y su esposa se entrevistaron en el propio calabozo del preso político / Cortesía
14ymedio

03 de abril 2024 - 22:06

La Habana/“Dos miserables minutos” fue el tiempo que concedieron las autoridades del penal de alta seguridad Mar Verde, en Santiago de Cuba, a Nelva Ismarays Ortega Tamayo, esposa del preso político José Daniel Ferrer, para que lo visitara este lunes. Ferrer, que hasta marzo llevaba un año sin comunicarse con su familia, advirtió que el pasado domingo venció su sentencia, pero sigue, como otros presos de conciencia, en la cárcel.

La información fue compartida en un audio de WhatsApp por Ortega Tamayo, quien asegura que, luego de que la hija del líder de la Unión Patriótica de Cuba lograra visitarlo a mediados de marzo por primera vez desde la prohibición de llamadas y visitas familiares y conyugales 12 meses antes, las autoridades penitenciarias accedieron al encuentro.

“A las siete de la mañana yo estaba plantada frente al penal, y a las 10, en el salón de espera, apareció el primer teniente Iranis Pozo –según se identificó– y me trasladó a la oficina donde antes hacíamos las vistas familiares”, contó Ortega. También señaló que en la oficina, custodiada por “una guardia” para que no se escuchara desde afuera su posición, el agente intentó convencerla de abandonar su “postura”. 

“Al darse cuenta de que me mantendría plantada y que la única forma de sacarme era en una patrulla o dejándome ver a mi esposo, el mismo oficial me dijo que me darían dos minutos, tras conversarlo con la Jefatura y la Seguridad del Estado”, explicó.

Según Ortega, la visita se realizó en el mismo pasillo del calabozo del opositor, a quien encontró “recuperado” desde la visita de su hija. “En esa ocasión ella me dijo que estaba muy débil tras cinco días de huelga exigiendo asistencia médica para el también preso político Fernando González Vaillant, que presentaba una situación crítica de salud por lesiones dermatológicas infectadas y sin tratamiento”, señaló.

Entre las pocas palabras que intercambiaron, Ferrer le pidió que denunciara su situación y la de otros presos como el propio González Vaillant y de Roilán Zárraga Ferrer, que ya han cumplido sus respectivas condenas –en el caso de González y Zárraga “hace meses”–, pero continúan presos. “La dictadura no los quiere en las calles”, sentenció Ortega.

“También me dijo que no lo han golpeado, pero que los carceleros mantienen la costumbre cobarde de amenazarlo con que todo puede terminar si decide salir del país o, de lo contrario, deberá cumplir en prisión el tiempo que ellos quieran”, lamentó. Según Ortega, tanto ella como su familia temen por la salud de Ferrer, que se ha deteriorado en su tiempo en prisión.

Ortega ha sido amenazada y perseguida por denunciar la violación de los derechos del opositor a tener visitas conyugales

Su esposa también subrayó que ha sido amenazada y perseguida por denunciar la violación de los derechos del opositor a tener visitas conyugales, familiares y llamadas telefónicas cada cierto tiempo, como estipula la ley. “Si me quieren llevar presa que me lleven. No estoy haciendo nada malo, solo exijo mi derecho que me niegan hace más de un año”, remachó Ortega.

Tras permanecer incomunicados durante un año en el que solo podían entregar bolsas de insumos al penal, los familiares de Ferrer comenzaron este marzo una campaña para exigir su fe de vida, a la que se sumaron numerosos políticos y activistas cubanos de la Isla y el exilio. La estrategia, que tuvo su precedente en una campaña similar en junio de 2023, logró que el pasado 19 de marzo Ferrer viera a su hija. 

José Daniel Ferrer está en prisión desde el 11 de julio de 2021, antes de que pudiera unirse a las masivas protestas de ese día, aunque su historial de represión comenzó mucho antes. El líder opositor fue parte del grupo de prisioneros de la Primavera Negra, con una condena a muerte conmutada por 25 años de prisión y puesto en libertad al cabo de ocho años gracias a las gestiones del Vaticano y la mediación de España.

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