En las cárceles cubanas, los presos sobreviven gracias a iniciativas privadas

Los Fondos para las Víctimas del Comunismo ayudan a las familias de 44 prisioneros políticos de la Isla

La familia del preso político Andy García Lorenzo administra los fondos y vela para que sean distribuidos justamente. (Facebook/Roxana García Lorenzo)
La familia del preso político Andy García Lorenzo administra los fondos y vela para que sean distribuidos justamente. (Facebook/Roxana García Lorenzo)
Yankiel Gutiérrez Faife

26 de noviembre 2022 - 20:44

Camajuaní/Sin la ayuda de organizaciones caritativas y de donantes privados, los reclusos estarían al borde de la inanición en las cárceles cubanas, donde reciben del Estado el mínimo vital para sobrevivir. "Últimamente han mermado mucho las contribuciones", lamenta Jonatan López, cuñado del preso político Andy García Lorenzo, que inspiró la iniciativa Fondos para las Víctimas del Comunismo. "Llegamos a tener hasta 110 beneficiarios, pero ahora disponemos de recursos solo para unos 44 detenidos".

"Somos un puente para entregar comida a los presos en Cuba: recibimos pequeñas donaciones de la gente que se sensibiliza con la causa y ayudamos a las familias de bajos recursos'', explica Jonatan López en conversación con 14ymedio.

"Andy sabía lo que era acostarse con hambre, sin poder saciarse con la pequeña porción de comida que les dan en la cárcel", cuenta López. En cada visita, aseguran, intentaron llevarle al joven todo lo que necesitara. "Pero él siempre pedía más, pues quería compartir su comida con los otros".

Fondos para las Víctimas del Comunismo –promocionado en las redes sociales con el nombre de Ayuda a los valientes del 11J– se ocupa de reunir dinero para que las familias puedan aportarles a los prisioneros comida, artículos de aseo, cigarros y todo lo que necesiten durante su reclusión.

La crisis económica en la Isla y el encarecimiento de los alimentos y objetos de primera necesidad han repercutido negativamente en la situación de los presos

La crisis económica en la Isla y el encarecimiento de los alimentos y objetos de primera necesidad han repercutido negativamente en la situación de los presos, a los cuales es difícil proporcionarles la jaba de insumos durante las visitas familiares.

La visibilidad de la familia García Lorenzo, a raíz de las múltiples denuncias que han realizado sus miembros, contribuyó a que el proyecto ganara notoriedad e interés por parte de los donantes. Tras rechazar inicialmente el envío de dinero, decidieron –en diciembre de 2021– crear una estructura para recoger fondos.

Los destinatarios iniciales fueron 15 familias de presos políticos en Villa Clara, pero las transmisiones directas de Roxana García Lorenzo –hermana de Andy– y las denuncias de otros activistas permitieron aumentar el número de donaciones y ampliar el alcance de la organización.

De momento, los fondos se destinan a las familias de 44 reclusos de las regiones occidental y central de la Isla, a quienes se le depositan en sus tarjetas 3.000 pesos mensuales para que compren productos destinados a cubrir sus necesidades básicas. La misma cantidad se le ha entregado, por lo menos una vez, a 110 prisioneros.

Jonatan López, recientemente exiliado en Alemania, expuso a 14ymedio que "para asistir a 110 presos se debería ingresar mensualmente de 4.500 a 5.000 dólares, para repartirle a cada preso 6.000 pesos". "Y ni aún así se satisfacen totalmente las necesidades, pero sí sería un alivio enorme para esas familias que, en muchos casos, se han quedado sin su principal sustento económico", dijo, aludiendo a que el trabajo de muchos de los jóvenes arrestados era el que mantenía a sus familiares.

Los García Lorenzo administran los fondos y velan para que sean distribuidos justamente. El activista Samuel Rodríguez Ferrer, residente en EE UU, se encarga de gestionar las cuentas de PayPal y Zelle abiertas para recibir donaciones, que luego se envían en su totalidad a Cuba, sin restarles gastos administrativos ni de promoción de la iniciativa. Se han encontrado vías, asegura el activista, para que "la dictadura no acceda a esta divisa" en el momento de las transferencias.

Además, según aclaran en su sitio web, la organización "no es política, ni está afiliada a ningún partido, organización o gobierno. No recibimos subvención federal de los Estados Unidos, ni de otro país. Las donaciones vienen de individuos o compañías independientes".

Jonatan López registra los envíos en un documento público de Excel, para garantizar la transparencia, mientras que Pedro López, su padre –también en situación de solicitante de asilo en Alemania–, y su esposa, Roxana García, desde Santa Clara, son los responsables de gestionar la organización. A través de distintas vías, con la ayuda de personas que viajan a la Isla, el dinero llega a las familias de los reclusos.

"Este proyecto es para que no se sientan solos, y sepan que hay personas afuera y dentro ayudándolos", expone Pedro López a 14ymedio. "Vas contra la dictadura, ellos pretenden aislar a todo el que disiente, y una de las maneras es decirles que están solos. Tratan de desmoralizarlos", opina.

A pesar del exilio de ambos, Pedro y Jonatan López tomaron medidas para que el proyecto no se detuviera. Hasta ahora, dicen, la Seguridad del Estado no les ha decomisado los insumos, que en algunos casos son transportados en los ómnibus nacionales.

El trabajo de la organización no ha estado exento de polémica. Varios opositores han opinado que el proyecto "acomoda a los familiares de los presos", lo cual impide que "protesten" por la libertad de sus parientes

"No es difícil trabajar desde afuera: nosotros creamos una infraestructura conformada por los mismos familiares, para que no se detuviera cuando saliéramos", aduce Pedro López.

El trabajo de la organización no ha estado exento de polémica. Varios opositores han opinado que el proyecto "acomoda a los familiares de los presos", lo cual impide que "protesten" por la libertad de sus parientes. Estas críticas "no tienen sentido", apunta Jonatan López. "Los fondos apenas alivian la situación de las familias y, además, los presos no tienen la culpa de que en su casa no asuman una 'posición frontal' contra el régimen".

"Creemos que es injusto que se les prive de esta ayuda, que es solo lo más básico, comida, porque su familia no quiera protestar", añadió el joven que, desterrado en Alemania por presiones de la Seguridad del Estado, confirmó a este diario su voluntad de seguir trabajando en el proyecto, hermanado con otras iniciativas como Te presto mi voz, Justicia 11J, Donde tu caes yo te levanto, y los Grupos de Acompañamiento de la Conferencia Cubana de Religiosos (Concur).

Por su parte, Roxana García –conocida por las fuertes denuncias al Gobierno por el acoso a su hermano– permanece en Cuba, junto a sus padres, para seguir exigiendo su libertad y la de los casi 1.000 prisioneros políticos de la Isla.

Varios familiares de presos han manifestado su gratitud a los Fondos para las Víctimas del Comunismo. La holguinera Yanet Rodríguez señaló que el proyecto ha brindado "ayuda al oriente del país", pues la mayoría de las iniciativas de este tipo se concentran en la región occidental o las principales ciudades de la Isla.

Saily Núñez, esposa del manifestante Maykel Puig, describió el trabajo de la organización como de "extrema transparencia", mientras que Niurka Ricardo, madre del preso Mario Josué Prieto, calificó el proyecto como "algo extraordinario y muy humano", puesto que garantiza el alimento y las medicinas que se envían en la "jabita" a los reclusos.

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