Las colas vuelven a proliferar en los bancos de la Habana por falta de efectivo
Economía
"Necesitamos sacar cada vez más y más y los bancos dan cada vez menos y menos", lamentaba un cliente sobre la inflación
La Habana/La sucursal 264 del Banco Metropolitano de La Habana, en La Rampa de El Vedado, era un hervidero este lunes. El desasosiego se hacía evidente entre la gran multitud que esperaba a sus puertas a que cargaran los cajeros automáticos con efectivo. "Dónde está mi dinero, por el qué trabajé 38 años, una chequera miserable y ni eso puedo llevarme a la casa", decía a gritos una jubilada en la cola.
Justo al abrir la oficina, a las 8:30 am, las máquinas estaban llenas de efectivo, pero apenas dos horas más tarde, no quedaba un peso. A los clientes solo les quedaba la posibilidad de extraer por caja, dentro del caluroso local –sin aire acondicionado, debido a las medidas de “ahorro” de energía– la cantidad de 5.000 pesos por persona. En otros barrios, como Luyanó, el límite de extracción es más bajo: solamente 2.000.
Por lo demás, el panorama en todos los bancos de la capital es similar, no solamente ayer sino también hoy y desde hace varias semanas. Personas acostadas en las aceras o acampando en parques cercanos a las sucursales. "No hay dinero para el pueblo, pero los nuevos ricos de las mipymes y los del Comité Central están gozando la danza de los millones", se quejaba un profesor con la piel enrojecida por el sol habanero en pleno mes de junio, ante los cajeros de la calle Obispo. La inflación impenitente y las penurias en general pesan más con el calor y multiplican el malestar de los habaneros.
Mientras tanto, en una entidad bancaria del municipio de Diez de Octubre, un oficial del Ministerio del Interior, con su moto a la sombra de un árbol, también esperaba su turno en mitad de la multitud, desperdigada por un parque. "Ellos no tienen un banco aparte, que disfruten de la Revolución, humana y socialista", comentaba en voz baja una mujer que iba acompañada de un familiar, en alusión al uniformado.
Si se pregunta al azar a los clientes que aguardan, todos responden lo mismo: necesitan más billetes porque todo ha subido demasiado. “Un aguacate cuesta 500 pesos, cualquier tramito en un almendrón no baja de 250 pesos, yo fácilmente puedo gastar entre 1.000 y 2.000 pesos solamente en transporte”, explicaba un joven que trabaja como empleado en una mipyme. “Necesitamos sacar cada vez más y más y los bancos dan cada vez menos y menos”, apostillaba sobre la inflación, que incluso ha provocado el cambio en los vehículos para el traslado de dinero.
Aunque el más reciente dato inflacionario reportado por la Oficina Nacional de Estadística e Información –16,4% en mayo–, es el más bajo desde la pandemia de covid-19 –y significativamente menor al 31,11% del mismo mes de 2024–, sigue siendo un valor alto. Por mucho que el oficialismo se congratule de que hay un descenso paulatino en el alza de los precios, los cubanos, especialmente los que no tienen ingresos de familiares desde el exterior, no lo notan en su día a día, y las sucursales bancarias parece que tampoco.