El Consejo para la Transición elige nueva dirección tras la salida de José Daniel Ferrer

Oposición

Manuel Cuesta Morúa asume la presidencia mientras Ferrer apuesta por reorganizar a la oposición desde el exilio

Ferrer confirmó a EFE que no formará parte de la nueva dirección del CTDC.
Ferrer afirmó que su actividad opositora se concentra ahora en la creación de un censo de disidentes en la Isla y en el exilio. / EFE
14ymedio/EFE

22 de diciembre 2025 - 16:25

La Habana/El Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC), una de las principales plataformas de articulación de la oposición cubana, anunció este lunes la elección de un nuevo Ejecutivo para el período 2026-2028, en un proceso interno que marca el relevo de su presidente histórico, José Daniel Ferrer, quien se exilió en Miami en octubre pasado.

El nuevo liderazgo está encabezado por el opositor Manuel Cuesta Morúa como presidente, acompañado por cuatro vicepresidentes también residentes dentro de Cuba –Osvaldo Navarro, Juan Alberto de la Nuez, Marthadela Tamayo y Félix Navarro, este último actualmente en prisión– y dos vicepresidentas en el exterior, Iris Ruiz y Elena Larrinaga. La dirección asumirá formalmente sus funciones el próximo 10 de enero.

Ferrer confirmó a EFE que no formará parte de la nueva dirección del CTDC, tras haber solicitado la convocatoria de elecciones internas y presentado su renuncia “a todos sus cargos” dentro de la organización. El opositor explicó que su decisión responde a la necesidad de evitar que sus actividades políticas desde el exilio –que definió como “no violentas en un sentido amplio”– entren en contradicción con el perfil del Consejo, centrado fundamentalmente en propuestas legales e institucionales.

Aunque deja la presidencia, Ferrer subrayó que seguirá siendo miembro de la organización y respaldando sus iniciativas. “Seguimos siendo hermanos y apoyo las acciones del Consejo”, afirmó, en un intento por transmitir continuidad y evitar una lectura de ruptura formal con la plataforma que presidió hasta ahora.

Ferrer también afirmó que su actividad opositora se concentra ahora en la creación de un censo de disidentes en la Isla y en el exilio

En un comunicado difundido en Facebook, la Comisión Electoral del CTDC destacó que las votaciones se realizaron entre el 11 y el 15 de diciembre, “en condiciones difíciles de comunicación” y en un ambiente general que no favorece, desde el régimen, “la libre expresión ciudadana”. De un padrón de 46 electores –entre organizaciones y personas independientes– participó el 63%, una cifra que el Consejo calificó como un logro dadas las circunstancias en que opera la oposición dentro de la Isla.

El comunicado subraya que el proceso fue “organizado, plural, democrático y legitimado” y que responde a una de las aspiraciones fundacionales del Consejo: permitir que sus miembros expresen, mediante el voto, prioridades y preocupaciones diversas dentro de un mismo espacio político.

El relevo en la presidencia coincide con un nuevo momento en la trayectoria de Ferrer, de 54 años, quien salió de Cuba hace más de dos meses rumbo a Estados Unidos tras pasar varios años en prisión por su actividad opositora. Durante ese tiempo fue considerado preso de conciencia por Amnistía Internacional. Desde Miami, el líder de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) aseguró que su prioridad sería trabajar por la unidad de la oposición cubana, tanto dentro como fuera del país, un objetivo históricamente esquivo, marcado por profundas divisiones internas.

Ferrer continúa al frente de la Unpacu, uno de los grupos opositores con una trayectoria más reconocida dentro del país

En sus declaraciones a EFE, Ferrer también afirmó que su actividad opositora se concentra ahora en “movilizar la actividad política, social y humanitaria” dentro de Cuba, así como en la creación de un “censo” de disidentes en la Isla y en el exilio. Ese registro serviría, según explicó, como base para intentar organizar unas primarias de la oposición y avanzar hacia la conformación de un “frente común”.

La salida de Ferrer de la presidencia del CTDC también pone en evidencia las dificultades que enfrenta la oposición cubana. Quienes actúan desde el interior del país están sometidos a una fuerte represión; y quienes lo hacen desde el exilio, con mayor margen de maniobra política, suelen tener menor capacidad de incidencia directa en la vida cotidiana de la Isla.

El propio Ferrer asume esa tensión al justificar su renuncia en la necesidad de no interferir con el trabajo del Consejo, cuya agenda incluye proyectos como una propuesta de ley de amnistía y despenalización del disenso, iniciativas contra la violencia y la organización de asambleas ciudadanas de diálogo político. El CTDC también ha intentado, sin resultados visibles, promover la mediación del Vaticano en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Ferrer continúa al frente de la Unpacu, uno de los grupos opositores con una trayectoria más reconocida dentro del país. En Cuba, cabe recordar, la única organización política legal es el Partido Comunista de Cuba, lo que convierte cualquier intento de confluencia opositora en un ejercicio precario, vigilado y permanentemente criminalizado.

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