Crece el misterio en torno al caso de Alejandro Gil

Opinión

No hay ya curiosidad por saber en qué consistía la corrupción del caído en desgracia, sino para quién trabajaba

La nota de la Fiscalía no precisa cuáles son las sanciones que se solicitan para los imputados ni menciona el nombre o el número de estos últimos.
La nota de la Fiscalía no precisa cuáles son las sanciones que se solicitan para los imputados ni menciona el nombre o el número de estos últimos. / Trabajadores
Reinaldo Escobar

01 de noviembre 2025 - 10:49

La Habana/La publicación de una nota oficial de la Fiscalía General de la República en torno al caso del ex ministro Alejandro Gil no ha despejado los misterios que tejió el secretismo a lo largo de 20 meses sino que los ha aumentado exponencialmente.

Si parecía difícil creer que Miguel Díaz-Canel no se vería perjudicado tras la destitución y posterior detención de su hombre de confianza, ahora que la Fiscalía General de la República ha revelado que se le imputa el delito de espionaje, habrá que esperar al menos una autocrítica o tal vez un amago de renuncia.

Las insinuaciones de corrupción y falta de sensibilidad que deslizó Díaz-Canel en aquel ambiguo comunicado oficial de marzo de 2024 donde no detallaba cuáles habían sido los “errores” cometidos por Gil, evidenciaban que la investigación inicial contra el ex ministro –esa que no fue controlada por la Fiscalía–, se había realizado a sus espaldas y eso solo puede indicar falta de confianza y la sospecha de que Díaz-Canel podía advertirle a Gil de que estaba siendo o que iba a ser investigado.

“Por carambola” Díaz-Canel también fue o está siendo investigado

Si los investigadores que lo interrogaron nunca le preguntaron si el presidente estaba al tanto de sus fechorías serían los peores investigadores del mundo, de manera que “por carambola” Díaz-Canel también fue o está siendo investigado.

Pero el espionaje es otra cosa y el código penal incluye la muerte como posible castigo.

La nota oficial de la Fiscalía publicada este viernes no precisa cuáles son las sanciones privativas de libertad que se solicitan para los imputados ni menciona el nombre o el número de estos últimos, tampoco se aclara la fecha en que los tribunales tendrán que decidir la pertinencia de las acusaciones.

Tal vez se haga un juicio a puertas cerradas que culmine con una información titulada “Nota Oficial” o puede que se esté montando ya un espectáculo televisado al estilo del proceso seguido contra el general Arnaldo Ochoa y los hermanos La Guardia, donde el presidente pudiera aparecer como testigo.

A esta noticia en desarrollo le faltan todavía los titulares más notorios. No hay ya curiosidad por saber en qué consistía la corrupción del caído en desgracia, sino por conocer para quién trabajaba.

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