Díaz-Canel está en la foto con Xi Jinping, Putin y Kim Jong-un, pero en la quinta fila
Pekín
Después de Vietnam, la delegación cubana visita China, que se ha convertido en el mayor benefactor de la Isla
Madrid/Miguel Díaz-Canel caminaba este miércoles en Pekín con la comitiva de mandatarios que asistieron al desfile militar chino por los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la que las palabras amistad, unidad política, confianza mutua y estrechos vínculos son parte del vocabulario diplomático que se prodigan ambas naciones de manera constante, el mandatario cubano solo obtuvo una discreta quinta fila en el grupo, encabezado por Xi Jinping, en el centro, escoltado por Vladímir Putin y Kim Jong-un.
Tras su paso por Vietnam, el líder cubano prosigue con una gira asiática –que acaba en su próxima parada, en Laos– en la desesperada búsqueda de aliados prósperos con los que amortiguar la profunda crisis que el país vive y que amenaza con agravarse en medio de la ofensiva del Gobierno de EE UU contra su mayor socio, Nicolás Maduro. Los dos países orientales son parte fundamental para la economía cubana y se han convertido en grandes exportadores a la Isla, sin que esta tenga mucho que ofrecer a cambio.
En 2024, el comercio bilateral con Vietnam creció un 28,1%, pero La Habana apenas vendió por valor de 5,6 millones de dólares frente a los 193,7 millones de dólares exportados por Hanói. Mucho mayor es el volumen con China, que entre enero y julio de 2025 intercambió bienes con Cuba por valor de 759 millones de dólares, un 73,3% más que en el mismo período de 2024, aunque se desconoce qué parte corresponde a cada país.
En 2024, el comercio bilateral con Vietnam creció un 28,1%, pero La Habana apenas vendió por valor de 5,6 millones de dólares frente a los 193,7 millones de dólares exportados por Hanói
“Las exportaciones chinas a Cuba se han duplicado en comparación con el mismo período del año anterior”, cuenta este miércoles el embajador de China en La Habana Hua Xin, que revela los datos actualizados en una entrevista con el semanario oficial Trabajadores, con el viaje de Díaz-Canel como telón de fondo. El funcionario afirma que su país es el tercer socio comercial de la Isla y que hay una “sólida base política” para continuar en esa senda.
“En los últimos años, empresas de ambos países han explorado activamente nuevos modelos comerciales, como el comercio electrónico transfronterizo. Ello ha servido para conectar necesidades y negociar la cooperación. Se han puesto en marcha vuelos directos, de pasajeros y de carga, entre China y Cuba, lo que facilita aún más el comercio”, recuerda.
Pekín, repasa, importa de la Isla “principalmente minerales, mariscos, tabaco, productos farmacéuticos y alcohol”, mientras Cuba le compra “equipos eléctricos, maquinaria, vehículos, acero y plásticos”. Hua añade que las empresas chinas “participan activamente en el desarrollo de los sectores de energía, electricidad, agricultura y telecomunicaciones” y sostiene que el objetivo es contribuir a la transición energética, la seguridad alimentaria y la mejora de las condiciones de vida de la población.
A falta de números, a pesar de que es su primer destino en exportaciones, en todo 2023 Cuba envió a Pekín bienes por valor de 358 millones de dólares según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), una cantidad que ha caído en los últimos dos años, comenzando por la imposibilidad de venderle un azúcar que la Isla ya no produce ni para sí misma.
No obstante, y de las palabras de Hua se desprende, China tiene la mira puesta más allá que en los negocios inmediatos. “Cuba es el punto de partida de las relaciones entre China y América Latina y el Caribe, la cuna del Foro China-Celac y un puente para las relaciones en el área”, anota. El embajador dedica amplios párrafos a hablar de las nuevas amenazas para la seguridad internacional, de un mundo interconectado en el que es prioridad construir una comunidad desde el multilateralismo y de cómo Xi Jinping propuso en 2014 “la construcción de la comunidad de futuro compartido China-América Latina y el Caribe”. Entre los hitos de esa nueva relación, además de Cuba, sitúa a Brasil.
El embajador habla también de los 65 años de relación con Cuba, “primer país del hemisferio occidental en establecer lazos diplomáticos con la República Popular China” y de los “vínculos de alta calidad” entre ambas naciones, cuidados por líderes como “Mao Zedong, Zhou Enlai, Fidel Castro, Raúl Castro y otras generaciones”. Destaca, también, que ambos son países socialistas, pese a las abismales diferencias de sus modelos económicos, con una China abiertamente neocapitalista.
Destaca, también, que ambos son países socialistas, pese a las abismales diferencias de sus modelos económicos, con una China abiertamente neocapitalista
Hua también ha hecho referencia al evento al que hoy asistió Díaz-Canel, atribuyendo a China todo el mérito de la derrota del Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial y, a la vez que advierte sobre lo que la Historia enseña para no repetir errores, avisa a futuro. “No debemos olvidar, en particular, que el regreso de Taiwán a China fue también resultado de la victoria de la Segunda Guerra Mundial y devino componente importante del orden internacional que se impuso en la posguerra. Los países deben respetar la soberanía y la integridad territorial de los demás. Perseguir intereses personales mediante la guerra y la invasión militar viola fundamentalmente la naturaleza y las exigencias de la civilización humana y es absolutamente intolerable para los pueblos del planeta”.
Hua, que aprovecha la ocasión también para condenar el embargo de EE UU sobre Cuba, no es cualquier embajador. Desde que llegó a la Isla, en junio de 2024, ha sido colaborador asiduo de Granma, plataforma que utiliza –junto con X– para rendir cuentas de su labor en la Isla, y publica pequeños “manifiestos” sobre su actividad.
El embajador prometió también que su sede diplomática sería “un cálido hogar” para los ciudadanos chinos que viven en la Isla, una expresión que contrastó con el estado del casino Chung Wah, el “centro principal de la comunidad china en Cuba”, cuyas depauperadas instalaciones visitó Hua Xin al mes de haber llegado al país.
Muy activo en la Isla, Hua sostuvo desde el inicio reuniones con la prensa oficialista, altos mandos militares y, cómo no, con el titular de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, quien acompaña a Díaz-Canel en su gira asiática y, a quien prometió su “firme apoyo en la transición energética de Cuba”. La construcción de parques solares con empresas chinas avanza a buen ritmo, pero no ha logrado reducir los apagones.
Hua Xin, se dice, tiene encomendada la “modernización socialista” de Cuba, pero a este entusiasta diplomático la tarea se le resiste hasta la fecha. “La apertura es el símbolo distintivo de China”, escribió Hua Xin en Granma a su llegada. Fue una indirecta que sus camaradas en el Partido Comunista de Cuba no entendieron. O no quisieron entender.