"El arroz gratis no nos va a callar", aseguran los vecinos de Punta Brava, en Cuba

El reparto de comida procedente de donaciones internacionales comienza en los lugares donde las protestas del 11 de julio fueron más intensas

Bodega de Punta Brava, en el municipio habanero de La Lisa, donde se realiza el reparto de módulos gratuitos de comida. (14ymedio)
Bodega de Punta Brava, en el municipio habanero de La Lisa, donde se realiza el reparto de módulos gratuitos de comida. (14ymedio)
Natalia López Moya

01 de agosto 2021 - 13:03

La Habana/Desde el viernes la cola no cesa a las afueras de la bodega de las calles 251 y 50 en Punta Brava, una barriada habanera de La Lisa. Pero a diferencia de otras veces, los clientes solo necesitan su libreta de racionamiento y una bolsa, porque el módulo de alimentos que se reparte es gratis.

"La gente no se lo cree todavía, por eso ha venido medio pueblo hoy no vaya a ser que después se arrepientan y comiencen a cobrarnos", bromea Juan, uno de los sorprendidos residentes en las cercanías del local que regresó a su casa con dos bolsas de pastas, algo de azúcar, dos paquetes de chícharos y tres de arroz.

Los productos forman parte de una distribución gratuita que ha comenzado a la carrera el Gobierno cubano para intentar calmar los ánimos después de las protestas populares del 11 de julio. Los primeros lugares donde se inició el reparto este 30 de julio coinciden con los barrios de la capital donde las manifestaciones fueron más intensas.

"En Punta Brava todavía hay muchos jóvenes presos, que las madres no han podido ni verlos desde ese día que los arrestaron"

"Aquí el pueblo se botó para la calzada, y la gente de Bauta, que es el pueblo cercano, también se sumó para salir desde aquí hasta el centro de La Habana. Éramos muchos y llegamos al punto de control pero nos atravesaron una guagua y varios carros de policía para impedirnos salir", cuenta a 14ymedio Yantiel, un joven de 25 años.

"En Punta Brava todavía hay muchos jóvenes presos, que las madres no han podido ni verlos desde ese día que los arrestaron", lamenta. "Aunque no ha habido otra protestas como aquella, sí ha ocurrido que los vecinos le han caído a pedradas a las casas de los chivatones que le dieron golpe al pueblo ese día".

María Elena, de 64 años, también considera que "nada de esto lo estarían repartiendo, y mucho menos gratis, si no fuera porque la gente se lanzó para la calle". Según esta trabajadora de una tienda de productos industriales, "aquí estamos viviendo muy mal, casi no se encuentra comida y nos quitan la electricidad a cada rato".

El módulo gratuito es "un parche para tapar el hueco", agrega, pero no soluciona los graves problemas de una barriada con más de 140.000 habitantes, muy afectada por las restricciones de movilidad con la capital cubana. "Nos quieren callar con un poco de arroz pero que no se olviden que esto se llama Punta Brava y por algo es".

La entrega ha comenzado en La Habana, epicentro de las protestas, y se extenderá por otras provincias con alta densidad de población y en las que las manifestaciones fueron también muy numerosas, como Matanzas, Ciego de Ávila, Santiago de Cuba, Holguín, Guantánamo e Isla de La Juventud, antes de llegar a la totalidad del país.

La información fue ampliada el viernes por la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, en el programa televisivo Mesa Redonda. La titular detalló que se decidió repartir estos módulos luego de una donación proveniente de Rusia y "tras conocer ofrecimientos y donativos desde México, Bolivia, Vietnam y otras naciones".

"Aunque no ha habido otra protestas como aquella, sí ha ocurrido que los vecinos le han caído a pedradas a las casas de los chivatones que le dieron golpe al pueblo ese día"

"De este modo, se ha montado un cronograma de entrega. En paralelo, a los que no estén recibiendo ese módulo en los primeros 15 días, se les irán entregando otros productos que van llegando y se continuarán entregando otros que se irán recibiendo para que haya un beneficio".

Las autoridades también han anunciado la venta de tres libras de arroz adicionales por consumidor desde agosto hasta diciembre, un aumento que la ministra justificó a partir de las ganancias de las impopulares tiendas en moneda libremente convertible (MLC). "El resultado de las ventas en esas tiendas, siempre se dijo, es para beneficio del pueblo", aseguró Díaz.

En pocas horas, el reporte de las palabras de la funcionaria, publicado por la prensa oficial, ha generado cientos de comentarios, muchos de ellos críticos. Varios comentaristas aludieron a la poca variedad y cantidad de los productos del módulo. "Ministra, ¿y con el café no hay posibilidad de un aumento?", preguntó un internauta que se identificó como Luma.

Pero un funcionario del Ministerio de Comercio Interior respondió que el café "no entra en los productos de la donación", una afirmación que provocó otra andanada de quejas de clientes que han visto a la popular bebida desaparecer de las tiendas en pesos cubanos, para quedar disponible en la venta en divisas o a altísimos precios en el mercado negro.

"No han podido hacer como otras veces que han mandado donaciones y las han terminado vendiendo"

"No han podido hacer como otras veces que han mandado donaciones y las han terminado vendiendo", añade otro vecino que este viernes esperaba en la fila para adquirir el módulo de su familia. En abril pasado, varios internautas denunciaron en las redes sociales la venta en el mercado racionado del aceite vegetal donado a la Isla por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), de Naciones Unidas.

En aquel momento, las críticas subieron tanto de tono que el Ministerio de Comercio Interior tuvo que salirles al paso con una declaración en la que aseguraba que el producto "se repondrá" cuando fueran reparadas las roturas en la industria nacional, pero esa acción no ha sido reportada hasta ahora por la prensa oficial.

No era aquella la primera vez que este tipo de denuncias salían a la luz en la Isla. En 2017, tras el embate del huracán Irma, numerosos Gobiernos, organizaciones no gubernamentales y agencias de la ONU enviaron donativos a Cuba para aliviar el déficit de alimentos, medicinas, agua y materiales de construcción. Varios damnificados se quejaron entonces de que habían tenido que pagar al Estado colchones, fogones y hasta carbón.

En Punta Brava sienten que han ganado una pequeña batalla. "Al menos esta vez no nos van a sacar dinero por algo que fue donado para la gente", añade el vecino. "Pero aquí seguimos muy molestos con la situación y un poco de macarrones no va a calmar eso".

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