Los estudiantes del ISA critican la actitud "agresiva" de Etecsa y la Seguridad del Estado

La Habana/Los universitarios cubanos siguen negados a someterse a las presiones del régimen. A las denuncias individuales que han hecho varios estudiantes en redes sociales y en asambleas, se sumó este sábado un comunicado oficial de la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte (ISA). El documento alude a la actitud “agresiva e indolente” de Etecsa y la Seguridad del Estado, y el acoso a los alumnos, la institución y también se desliga del grupo multidisciplinario creado por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) para abordar el tarifazo.

La facultad expuso tres razones principales: la estatal de comunicaciones gestiona los encuentros en sus locales y “bajo sus propios términos”, dejando fuera del debate a profesores y otros profesionales y estableciendo una “ruta” a seguir en la que la solución ha sido ofrecer “prebendas que excluyen a amplios sectores de la población”. En segundo lugar, los estudiantes consideraron “inaceptable” que siguieran en vigor las nuevas tarifas en medio de las conversaciones sobre su impopularidad y pidieron su cese al menos temporal.

Asimismo, expusieron que solo admitirán una comisión para el debate siempre que cuente con la participación de profesores, estudiantes y “especialistas de la sociedad civil”. Por último, el cuarto punto se enfoca en denunciar la “presión” ejercida sobre varios estudiantes que protestaron contra el tarifazo por parte de la Seguridad del Estado, lo que –según el comunicado– “no hace sino ratificar la actitud vertical y agresiva de las autoridades ante un movimiento estudiantil horizontal y pacífico”.

Los estudiantes que han sido “señalados por la Seguridad del Estado” dejarán de lado el activismo para proteger su integridad física

El texto hace hincapié en la disposición del estudiantado al diálogo, pero señala que las condiciones de este “no pueden ser impuestas desde arriba”. También anuncia que los estudiantes que han sido “señalados por la Seguridad del Estado” dejarán de lado el activismo para proteger su integridad física y que la Facultad no impulsará actividades independientes “hasta tanto no se haya consolidado un consenso entre universidades”.

Raymar Aguado Hernández, uno de los activistas que apoyó abiertamente las protestas desde La Habana y que ha sido intimidado también por las autoridades, publicó este sábado en redes sociales una denuncia contra la represión que ejerce la policía política contra los estudiantes. “El paro estudiantil en las universidades cubanas no se detuvo de manera orgánica por la voluntad mayoritaria del estudiantado, sino por causa del hostigamiento e intimidación que los órganos represivos del Estado llevaron a cabo contra varios estudiantes, miembros de sus familias y parte del profesorado que se pronunció a favor”, dijo el activista.

Según el joven de 24 años –que abandonó la carrera de Psicología en 2022 por el acoso del régimen– “las demandas de los estudiantes fueron desatendidas por las autoridades gubernamentales”. En lugar de un diálogo, el Estado desató una “cacería de brujas”, subraya.

Denunciar el acoso y la represión es la única forma de blindaje que tiene la ciudadanía ante los atropellos del Gobierno y sus órganos represivos”

“Desde distintas facultades del país se hicieron públicas las denuncias de acoso y la intimidación contra el estudiantado por parte de agentes del Departamento de la Seguridad del Estado”, dijo Aguado, que situó los focos de protestas principalmente en facultades de la capital y otras de Las Tunas, Villa Clara o Granma.

También criticó al grupo multidisciplinario, que describió como “un puñado de serviles puestos a dedo por distintas instancias del poder político. En resumen, es solo una puesta en escena bien orquestada para dar la falsa imagen de apoyo popular, horizontalidad, democracia y consenso”.

Aguado recalcó la necesidad de visibilizar las “formas de represión” que sufren los estudiantes. “Denunciar el acoso y la represión es la única forma de blindaje que tiene la ciudadanía ante los atropellos del Gobierno y sus órganos represivos. Es el modo más efectivo de conseguir apoyo y tejer redes de solidaridad ante el autoritarismo”.