Un informe señala los vínculos del régimen cubano con las organizaciones terroristas Hamás y Hezbolá
Terrorismo
Los autores hacen un balance exhaustivo de las relaciones de La Habana con los grupos armados de todo el planeta desde 1959
La Habana/Las reuniones de diplomáticos cubanos con altos cargos de Hamás y Hezbolá en los últimos cinco años es uno de los datos más inquietantes de un reciente informe titulado Las múltiples caras del terrorismo en Cuba. Publicado este martes bajo la firma de la Asociación Española Cuba en Transición, el Center for a Free Cuba y el centro de estudios CEU-CEFAS, el reporte documenta que las prácticas terroristas no solo forman parte de la historia de la Revolución, sino también de su presente.
Según el reporte, los diplomáticos cubanos han estado en comunicación directa con ambas organizaciones terroristas. En 2021, tras las protestas del 11 de julio (11J), el jefe de relaciones internacionales del partido chiita libanés Hezbolá, Ammar Al-Mousawi, acudió a la Embajada cubana en Beirut para interesarse por la situación. No se trató de una reunión secreta y la Cancillería emitió una nota en la cual celebraba el interés de Hezbolá por la “conspiración maliciosa” del 11J.
El hombre del régimen que recibió a Al-Mousawi entonces, Alexander Pellicer Moraga –actualmente embajador en Egipto–, se había reunido también con el representante del partido sunita de Gaza Hamás en Beirut en 2019, según el reporte, y su sustituto, Jorge León Cruz, volvió a juntarse con una delegación de Hamás en 2023.
La Cancillería emitió una nota en la cual celebraba el interés de Hezbolá por la “conspiración maliciosa” del 11J
El 23 de noviembre del mismo año –tras el ataque terrorista a Israel del 7 de octubre–, en La Habana se lanzó una marcha en apoyo a Palestina con 100.000 personas, según la información oficial, en la cual se enarbolaron carteles de apoyo a Hamás, denuncia el documento, que acusa a La Habana de ejercer “una ingente labor para justificar” a la milicia.
Washington devolvió a Cuba este martes a la lista de países que “no cooperan” con sus esfuerzos de lucha antiterrorista. En ese contexto, el informe exige a la Unión Europea revisar también los vínculos del régimen con al menos cuatro organizaciones de su propia “lista de terroristas” –integrada por 14 personas y 22 grupos–: Hamás, Hezbolá, el Frente Popular de Liberación de Palestina y la Dirección de Seguridad Interior del Ministerio de Inteligencia de Irán.
Las relaciones de La Habana con el yihadismo son solo una arista de sus contactos con movimientos terroristas de todo el mundo. Castrismo y terrorismo van de la mano desde sus orígenes, argumenta el reporte, puesto que Fidel Castro se involucró con células de violencia política desde su juventud y se le atribuye el asesinato de al menos tres dirigentes estudiantiles y políticos durante la República. Fue absuelto por falta de pruebas en todos los casos.
En 1966, ya con la Revolución consolidada –por numerosos actos violentos como asesinatos y bombardeos–, Castro auspició la Conferencia Tricontinental de 1966, que reunió en la capital de la Isla a terroristas de todo el mundo. Allí, ante más de 500 líderes, se pronunció a favor de la conquista del poder con “las balas, no las urnas”.
Desde entonces, proteger a criminales vinculados a la violencia política ha sido una práctica habitual del Gobierno cubano, y muchos de ellos –al menos 11 de ellos buscados en EE UU– siguen en La Habana.
Castro auspició la Conferencia Tricontinental de 1966, que reunió en la capital de la Isla a terroristas de todo el mundo
Un caso emblemático es el de los miembros de los comandos de ETA, la organización terrorista vasca, que se han refugiado en distintas oleadas desde los años 80 en Cuba, país en el que muchos recibieron entrenamiento militar. En esa década y sobre todo al inicio de la siguiente, calcula el informe, una treintena de etarras recaló en el país en busca de la protección de Castro, aunque en esa última etapa se hizo con el consentimiento del Gobierno español de Felipe González y el compromiso de Fidel Castro de neutralizarlos.
El texto dedica unas líneas a los secuestros aéreos ordenados por los hermanos Castro –el primero de ellos en el temprano 1958–, con el pretexto de “incorporar aviones” al Ejército Rebelde. Esta práctica se siguió llevando a cabo en las décadas siguientes por simpatizantes de la Revolución en toda América Latina, que encontraron también un puerto seguro en La Habana.
Fue precisamente en este continente donde Ernesto Che Guevara ensayó su teoría del foquismo guerrillero, que fracasó estrepitosamente –valora el reporte– con su propia muerte en 1967 en Bolivia. Era apenas el inicio de múltiples y conocidos intentos de desestabilización revolucionaria en países latinoamericanos, la mayoría sin éxito pero con un alto costo humano, organizados por el Departamento América del Partido Comunista y su jefe, Manuel Barbarroja Piñeiro.
Estados Unidos también ha estado en la mira de ataques terroristas orquestados por Castro. El informe repasa el plan en 1962 de dos diplomáticos cubanos, Elsa Montera y José Gómez Abad, para detonar 500 kilos de explosivos en varios puntos muy concurridos de Nueva York. Ambos fueron expulsados del país.
En cuanto a África, continente en el cual Castro desplegó una ingente labor militar, los ejemplos también abundan: acciones terroristas, ejecutadas u organizadas por cubanos, tuvieron lugar en Congo, Ghana, Kenia, Angola, Etiopía, Sierra Leona, Malí, Sudáfrica, Guinea, Tanzania, Zanzíbar y otros muchos países en los que tanto La Habana como la Unión Soviética tenían intereses.
Castro también se involucró en Oriente Medio, especialmente durante la Guerra de Yom Kippur, en 1973, cuando mandó a Siria una brigada de tanquistas de 800 hombres.
Castro también se involucró en Oriente Medio, especialmente durante la Guerra de Yom Kippur
En los últimos años, “el régimen cubano fortaleció sus actividades relacionadas con el terrorismo y el crimen organizado, ya que pasarían a formar parte intrínseca y central de la estrategia del régimen, que se ha convertido en un actor internacional de crimen organizado trasnacional”, concluye el informe.
En Venezuela, Nicaragua, Rusia o Irán encuentra el Gobierno de la Isla aliados naturales para una labor que no se ha detenido en casi 70 años de Revolución. Se trata –en palabras del periodista venezolano Moisés Naím, que el texto retoma– de un Estado mafioso que ha hecho del terrrorismo una estrategia política.