“Luchen por mi libertad”, es el clamor de Yosvany Rosell, tras 30 días en huelga de hambre
Presos políticos
El preso político cubano enfrenta deshidratación y posible fallo renal
México/La salud del preso político cubano Yosvany Rosell García Caso continúa deteriorándose tras casi un mes de huelga de hambre. El activista, condenado a 15 años de prisión por su participación en las protestas del 11 de julio de 2021, fue trasladado de emergencia, el pasado día 19, al Hospital Clínico Quirúrgico de Holguín. Según informa su esposa, Mailin Sánchez, a 14ymedio, el día de ayer pudo visitarlo y asistir a una consulta médica en la que los doctores expresaron su preocupación por una posible deshidratación irreversible y un fallo renal.
A pesar de su deterioro físico, que es palpable tanto en su pérdida de peso como en el deterioro de su voz, Rosell se mantiene firme en su postura. “No me pidan que deje mi huelga, les pido que luchen por mi libertad”, fue el mensaje que envió, reafirmando que su negativa a recibir tratamiento constituye un acto de protesta radical frente al injusto trato que asegura haber sufrido dentro del penal.
“No me pidan que deje mi huelga, les pido que luchen por mi libertad”
Su familia ha hecho, desde hace días, un llamado urgente a organismos internacionales para que intervengan de inmediato. Consideran que el caso evidencia un cuadro de violaciones graves, tanto por las condiciones carcelarias en las que ha permanecido como por la falta de respuesta humanitaria frente a su protesta.
Rosell inició la huelga el 23 de octubre, exigiendo un cambio definitivo en su régimen de encierro. Denuncia que los reclusos considerados opositores son sometidos a presiones constantes, aislamiento prolongado y prácticas que califica de abusivas. Su familia recuerda que esta es la séptima vez que el activista se somete a una huelga de hambre, a pesar de ser hipertenso y padecer una enfermedad cardíaca, lo que incrementa los riesgos.
La familia insiste en que cada día cuenta y que la intervención internacional podría evitar un desenlace fatal. Mientras tanto, organizaciones defensoras de derechos humanos observan con alarma la evolución del activista. Temen que la prolongación de su huelga pueda desencadenar consecuencias irreversibles. En medio de esta situación, el obispo auxiliar Marcos Pirán solicitó una visita para verificar su estado de salud, pero solo le respondieron que le llamarían para confirmar la fecha; hasta ahora no ha recibido autorización.