Muere un liniero al hacer contacto con un cable de alta tensión en Artemisa
Trabajo
Cleivi Pujada Castro falleció mientras reparaba un circuito de la subestación Playa Baracoa, en Bauta
La Habana/El liniero Cleivi Pujada Castro perdió la vida el pasado viernes mientras realizaba labores de reparación en un circuito de la subestación Playa Baracoa, en Bauta, provincia de Artemisa. El trabajador de la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) falleció tras entrar en contacto con una línea de alta tensión, de acuerdo con el testimonio de un colega que divulgó lo ocurrido.
“Ayer sucedió un accidente fatal en el que mi compañero y hermano Cleivi Pujada Castro perdió la vida. Me siento sorprendido porque siempre fue un hombre muy estricto con las medidas de seguridad”, escribió en Facebook su compañero Alden Daniel García. Según su relato, Pujada Castro hizo contacto con una línea de 7.800 voltios, descarga que le provocó la muerte.
La noticia del fallecimiento ha reavivado las denuncias sobre las precarias condiciones en que trabajan los empleados del sector eléctrico, sometidos a carencias que, unidas al deterioro de la red, incrementan el riesgo de accidentes.
No se trata de un caso aislado. A comienzos de este mes, el liniero Osmani Hernández Madroza, de 35 años, sufrió graves quemaduras cuando reparaba una avería en San Miguel del Padrón, La Habana. El especialista de la guardia eléctrica hizo contacto con un conductor partido, lo que le dejó heridas de consideración en ambos brazos.
Ese suceso se sumó a una cadena de incidentes que no muestra señales de disminuir
Ese suceso se sumó a una cadena de incidentes que no muestra señales de disminuir.
En este mismo septiembre también falleció Carlos Rafael López Ibarra, operador de turbina de la central termoeléctrica Antonio Maceo (Renté) en Santiago de Cuba. El hombre, de 33 años, no pudo sobrevivir a las graves quemaduras sufridas una semana antes durante la reparación de una tubería de vapor en la unidad 5 de la planta. Una fuga le causó lesiones que, según fuentes no oficiales, alcanzaron el 89% de su cuerpo. “Con profundo dolor comunicamos la pérdida irreparable de nuestro compañero… Transmitimos nuestro más sentido pésame en nombre de la Dirección de la Unión Eléctrica y de todos sus trabajadores”, señaló entonces la empresa estatal.
Casos similares han marcado los últimos años. En marzo de 2024, murió Leonel Carroso Machín, liniero de la Empresa Eléctrica de La Habana, tras caer de un poste en Boyeros. Aunque fue trasladado a un hospital para ser operado, no sobrevivió.
Ese mismo año, en octubre, un incendio en la patana turca Belgin Sultan, anclada en la bahía de La Habana, dejó ocho lesionados: tres cubanos y cinco empleados turcos de Karpowership. Días más tarde, los trabajadores extranjeros Halil Karadeniz y Fuat Türkyilmaz fallecieron en el hospital Hermanos Ameijeiras a causa de las heridas.
Cada accidente que sale a la luz pública intensifica las críticas hacia la UNE por las condiciones de riesgo en que laboran sus empleados, con equipos de protección insuficientes o inexistentes. Hace un año, la propia empresa compartió imágenes de obreros retirando cenizas dentro de una caldera sin guantes, nasobucos ni gafas, lo que reforzó la percepción de que la alta siniestralidad no es casualidad.
Las estadísticas oficiales confirman la gravedad de la situación de inseguridad en los entornos laborales: en 2024, 52 cubanos murieron en su centro de trabajo, es decir, uno por semana. Aunque la cifra total de accidentes disminuyó de 1.498 en 2023 a 934 en 2024, el índice de fallecidos por cada mil lesionados se disparó de 33,7 en 2023 a 53,3 en 2024, un aumento cercano al 60%.