Pese a los impagos de La Habana y la crisis, los empresarios españoles sonríen
Fihav 2025
Sigue siendo el país más presente en la Fihav, pero con apenas 38 compañías en lugar de 150 en 2017 y 63 el año pasado
La Habana/La televisión cubana presentó este viernes un reportaje donde varios empresarios españoles celebraban su presencia en la Feria Internacional de La Habana (Fihav) 2025 y hablaban de oportunidades, dinamismo y confianza en el mercado cubano. La puesta en escena fue impecable, con sonrisas, stands recién montados y declaraciones optimistas. Pero basta contrastar ese discurso con los datos reales para entender que la situación dista mucho de ser alentadora.
España participa este año con cuatro pabellones –los números 3, 4, 5 y 6– y apenas 38 mostradores. Son cifras modestas si se comparan con ediciones anteriores. En 2017 hubo más de 150 empresas españolas exhibiendo en Fihav, y en 2024 se hablaba de 63 compañías distribuidas en cinco pabellones. Aunque el Gobierno cubano insiste en que España es “el país más representado”, la tendencia histórica apunta claramente a una reducción en la participación empresarial real.
El contraste es aún mayor si se escuchan las declaraciones del presidente de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba (AEEC), Joaquín Sampeiro Sañudo, quien aseguró que Cuba “siempre ha sido un mercado de oportunidades” y destacó que las empresas españolas ya trabajan “mucho” con los nuevos actores privados. El reportaje televisivo hablaba de “cerca de 300 ciudadanos y empresas” integrando la AEEC. Ese número coincide con la evolución reciente de la asociación, pero no refleja el verdadero estado del empresariado español en Cuba, un sector endeudado, atrapado en restricciones financieras y golpeado por un sistema económico que dificulta la operatividad diaria de cualquier compañía extranjera.
Según Foment del Treball, Cuba adeuda más de 350 millones de euros a casi 300 empresas españolas, en su mayoría pymes exportadoras de alimentos, material sanitario, ferretería, repuestos y productos industriales. La propia plataforma de afectados asegura que más del 15% de estas empresas está en riesgo de cierre debido a la imposibilidad de cobrar desde 2018. Incluso el Secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa de España, Israel Arroyo, admitió el monto de las deudas acumuladas. Aun así, en la televisión cubana Sampeiro se limitó a declarar que están “dispuestos a dialogar, a cooperar y a que se nos tenga en cuenta”, sin mencionar que cientos de empresas llevan años reclamando exactamente eso, sin resultados.
A la deuda crónica se suma la reciente imposición de un “corralito de divisas” por parte del Gobierno cubano
En paralelo, la deuda de Cuba con España es de casi 2.000 millones de euros, reconocida oficialmente por Madrid como de “difícil solución”. Para intentar gestionarla, el Gobierno lanzó en 2025 un Programa de Conversión de Deuda que permitirá usar hasta 375 millones de euros para financiar proyectos en la Isla. Aunque se presenta como una medida de cooperación, no resuelve la situación de las empresas privadas españolas, que siguen sin poder recuperar el dinero que les debe el Estado cubano.
A esta deuda crónica se suma la reciente imposición de un “corralito de divisas” por parte del Gobierno cubano, que enfrenta una grave crisis de liquidez. Las empresas extranjeras no pueden extraer ni transferir al exterior las divisas que tienen en bancos de la Isla. Se les obliga a abrir “cuentas reales”, que solo pueden utilizarse con nuevas divisas enviadas desde fuera y cuyo movimiento queda estrictamente controlado por el Estado. En la práctica, ninguna empresa puede repatriar beneficios y muchas ni siquiera pueden utilizar el dinero generado dentro de Cuba.
Este bloqueo financiero interno afecta de lleno a las cadenas hoteleras españolas, históricamente abanderadas de la inversión en la Isla. Meliá Hotels International –el mayor operador extranjero en la Isla– ha reconocido pérdidas en sus operaciones en Cuba. En 2024, según datos publicados por la prensa económica española, su actividad en la Isla registró resultados negativos, con tasas de ocupación muy por debajo de las necesarias para rentabilizar los hoteles que gestiona y pertenecen todos al Estado cubano. Iberostar atraviesa una situación similar. Mientras ambos grupos recuperan beneficios en otras partes del mundo, Cuba se ha convertido en su mercado menos rentable.
En el reportaje televisivo también apareció la empresa Apolo, con 40 años de presencia en la construcción en Cuba. Su presidenta, Marta Puigmartí, aseguró que “de aquí no nos vamos” y destacó su participación en grandes obras del país. Sin embargo, la información empresarial pública disponible en España indica que su sociedad matriz –Anónima Española de Comercio y Economía S.A. (Aecesa)– es una pyme con ventas en el tramo bajo del mercado de distribución de materiales de construcción. Datos de bases empresariales como Informa o Axesor sitúan su facturación estimada en rangos moderados y un tamaño reducido en número de empleados. Aunque no es posible determinar desde fuera cuánto de su desempeño está directamente ligado a Cuba, la empresa no es un gigante del sector y opera en un contexto de mercado que ha mostrado señales de contracción en los últimos ejercicios.
Solo un 1% de los empresarios españoles considera a Cuba como destino prioritario de inversión
Otro ejemplo citado en la televisión fue Redelco, dedicada a repuestos y ferretería naval. Su presidente, Santiago del Río, presumió de haber introducido ferries en Cuba y describió una apertura de “muchas posibilidades” en los últimos años. No obstante, su empresa en España –Representaciones Delcos S.L.U.– fue constituida recién en 2023 y, aunque ha ampliado su capital social desde su creación, no cuenta aún con un historial financiero amplio que permita evaluar su desempeño real. Lo único claro es que se trata de una compañía joven que opera en uno de los mercados más complejos y volátiles del Caribe.
El representante de Redelco mencionó con orgullo que fue su empresa “la que trajo a Cuba el ferryPerseverancia”. Olvidó mencionar que solo dos meses después de entrar en funcionamiento, el barco suspendió sus viajes entre la Isla de la Juventud y el puerto de Batabanó (Mayabeque), debido a "cuestiones netamente inaplazables" y a la "situación coyuntural" que atraviesa el país.
Pese a las dificultades, el discurso oficial sigue presentando a Cuba como un destino atractivo. Este entusiasmo, sin embargo, contrasta con diversos estudios del clima empresarial en Iberoamérica que señalan que solo un 1% de los empresarios españoles considera a Cuba como destino prioritario de inversión. Y el año 2025 no muestra señales de mejoría. Fihav sigue siendo un escaparate útil para mostrar relaciones políticas, pero ya no es el termómetro que alguna vez midió la salud de la inversión española en Cuba. La reducción en número de expositores, el avance del corralito financiero, las pérdidas de las cadenas hoteleras y el cúmulo de deudas impagadas revelan un país que atrae más discursos que inversiones. A pesar de la voluntad –sincera o retórica– de algunos empresarios por “querer seguir aquí”, la realidad económica muestra que Cuba es hoy uno de los destinos más riesgosos para el empresariado español.