Los pobladores agradecen la lluvia que apagó el mayor incendio del año
La Habana/Cuando sopla el viento, el olor a quemado inunda el poblado de El Guay, en el municipio de Mella (Santiago de Cuba). Es un olor que se pega en la ropa, el pelo y los alimentos. El pasado domingo un aguacero apagó el incendio forestal que arrasó 5.000 hectáreas en la zona oriental de Cuba, pero lo peor podría estar por llegar.
Las columnas de humo advirtieron a los residentes de la comunidad de que algo pasaba. En la vecina provincia de Holguín las llamas comenzaron el 9 de abril y avanzaron devorando todo a su paso. "No se dijo nada por la radio ni la televisión", cuenta a 14ymedio Ruberlandy Ávila, de 35 años y residente en El Guay.
Rodeados de cañaverales y vegetación, los vecinos distinguieron las lenguas de fuego en el horizonte mientras se acercaban. Cuando caía la noche se veían desafiantes y cada vez más próximas a las casas. "El pueblo entero estaba afectado por el humo, muchos padres huyeron con sus hijos sin saber qué hacer", recuerda el joven.
Las autoridades de la Defensa Civil informaron de que varios administradores locales no autorizaron la entrega del combustible necesario para poner en marcha los camiones cisterna
La noticia del incendio solo se difundió en los medios nacionales después de que una oportuna lluvia apagó la última llama. La nota oficial culpó del siniestro a la empresa pecuaria 6 de agosto, de la localidad de Birán. Pero la desorganización posterior entre las fuerzas encargadas de controlarlo hizo el resto.
El fuego se propagó por la cordillera de la Sierra Cristal hasta llegar a la zona de Pinares de Mayarí. Según Ávila, posteriormente las autoridades de la Defensa Civil informaron de que varios administradores locales no autorizaron la entrega del combustible necesario para poner en marcha, rumbo a la zona afectada, a los camiones cisterna encargados de sofocar las llamas.
En El Guay los vecinos veían acercarse el incendio que se alimentó también de las ramas y árboles caídos tras el paso del huracán Sandy en 2012. La combinación de leña seca y desorganización propiciaron las condiciones favorables para que el incendio se propagase. "Pensamos que nada podría apagar esa candela tan fuerte", recuerda el santiaguero.
El ingeniero Raúl González, jefe del Departamento de Manejo del Fuego del Cuerpo de Guardabosques, advirtió el pasado febrero de que este año la Isla podría sufrir entre 400 y 450 incendios forestales, dañando unas 4.000 hectáreas. La cifra fue ampliamente superada por las 5.000 hectáreas de pastos, bosques y charrasco que acaban de quemarse en Holguín.
No fueron solo ramas secas y árboles caídos lo que se perdió. Los especialistas medioambientales de la zona califican ya como "sensibles" los daños ocasionados a la flora y la fauna de los municipios de Cueto y Mella. "No quedaron nidos de pájaros, ni mariposas y hasta las lagartijas están perdidas", comentó a 14ymedio una residente del municipio Cueto.
Leonel Sánchez, subdelegado de Agricultura en la provincia de Santiago de Cuba, reiteró en la prensa local que la mayoría de estos incendios ocurren "en guardarrayas, áreas de ganadería, zonas donde se trabaja en la eliminación del marabú, la quema no controlada y el no empleo de matachispas en los autos".
Entre los meses de enero y mayo las condiciones son más favorables para que se inicie un fuego y se propaguen las llamas. Desde que comenzó el año y hasta inicios de febrero se registraron unos 40 incendios, más de uno al día.
Las provincias de mayor riesgo son Guantánamo, Pinar del Río, Matanzas, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma y la Isla de la Juventud. El factor humano es el detonante en el 90% de los casos.
"En esta etapa del año son más propicios los incendios forestales" y en Vueltabajo los campesinos tratan de "tener las casas de curar tabaco limpias por los alrededores para evitar esos accidentes"
Lejos de El Guay, al otro extremo de la Isla, el veguero Néstor Pérez también mira con preocupación sus campos de cultivo. "En esta etapa del año son más propicios los incendios forestales" y en Vueltabajo los campesinos tratan de "tener las casas de curar tabaco limpias por los alrededores para evitar esos accidentes".
El agricultor pinareño reconoce que muchos no cumplen con esas tareas y "por eso a veces ocurren los incendios" porque "la misma hierba en este tiempo es muy peligrosa".
Para Ávila y su familia el drama vivido está todavía muy cerca. Los días pasaron, el aire se volvió casi irrespirable y a mediados de la pasada semana comenzaron a llegar los helicópteros y avionetas para controlar las llamas, pero la situación parecía estar fuera de control.
Un "aguacero grandísimo" vino en auxilio de los pobladores. El día que cayeron las primeras gotas muchos miraban al cielo agradecidos. Este lunes seguía lloviendo en Mella, un municipio que, como el resto de la Isla, sufre la peor sequía del último medio siglo. Por el momento, los vecinos de El Guay respiran aliviados pero saben que les quedan meses duros por delante.