La Policía decomisa cuatro carretillas a vendedores sin licencia cerca del mercado de 17 y K
Cuba
Estos operativos son una respuesta al fracaso de la política de precios topados en La Habana
La Habana/El viernes se realizó un operativo en las inmediaciones del mercado de 17 y K, en el municipio de Plaza de la Revolución, un punto conocido por la presencia de vendedores informales en La Habana. De acuerdo con la información divulgada por medios oficiales, la Policía y la Dirección Integral de Supervisión y Control, decomisaron cuatro carretillas a vendedores sin licencia y les impusieron diez multas por un total de 173.000 pesos.
Durante el control fueron confiscadas grandes cantidades de productos agropecuarios, entre ellos col, tomate, malanga, pimiento, cebolla, plátano, guayaba, aguacate, entre otros.
Las autoridades calificaron la acción como un “control popular contra ilegalidades”, el habitual eufemismo para describir operativos orientados a frenar la reventa y el incumplimiento de las normas de comercialización. Este tipo de intervenciones se desarrolla en un contexto marcado por la escasez persistente de alimentos, la pérdida del poder adquisitivo y la incapacidad del sistema estatal para garantizar una oferta estable.
Este tipo de intervenciones se desarrolla en un contexto marcado por la escasez
La intervención forma parte de una secuencia de medidas de control reforzadas desde finales de septiembre, cuando el gobierno de La Habana intentó imponer topes de precios a varios productos agropecuarios. Aquella regulación, presentada como una respuesta al encarecimiento de los alimentos, mostró rápidamente sus límites. Recorridos por mercados capitalinos evidenciaron que los precios seguían muy por encima de lo establecido, mientras los vendedores señalaban los elevados costos de producción, transporte y adquisición de insumos, además del impacto del dólar en el mercado informal.
Desde entonces, la fiscalización se ha convertido en el principal mecanismo para intentar hacer cumplir la normativa. Las multas y los decomisos se han incrementado, sin que ello haya derivado en una reducción sostenida de los precios ni en una mejora real de la oferta. Para productores y comerciantes, vender a las tarifas fijadas resulta inviable mientras el combustible, los fertilizantes, la mano de obra y la logística continúen encareciéndose y el acceso a divisas siga siendo limitado.
Esta intervención en Plaza de la Revolución también remite a lo ocurrido el pasado 4 de diciembre en el mercado de 100 y Boyeros, uno de los principales centros de intercambio informal de la capital. Tras un amplio operativo policial, el lugar quedó durante días bajo una vigilancia constante que redujo de forma visible la actividad comercial. Puestos vacíos, mercancías incautadas y vendedores sometidos a controles marcaron el ambiente de un espacio clave para el abastecimiento cotidiano de miles de habaneros.
Estos mercados funcionan como una válvula de escape
Aquel episodio puso en evidencia el doble papel de estos mercados. Son objeto de control estatal por operar fuera de la legalidad, pero al mismo tiempo funcionan como una válvula de escape frente a las carencias del circuito oficial. Cuando los operativos se intensifican, la oferta se contrae, mientras la demanda se mantiene, empujando a los consumidores a pagar precios más altos o a buscar lugares alternativos para conseguir alimentos, productos de aseo o, incluso, medicamentos.
En el operativo realizado este viernes, el decomiso de carretillas y la imposición de sanciones económicas impactan directamente en los pequeños revendedores que operan en condiciones de subsistencia.