"Ese día probé lo que es la libertad", cuenta un cubano en un documental sobre el 11J

'Libres desde adentro' revela que la madre de Diubis Laurencio Tejada se suicidó meses después de que su hijo fuera baleado por la espalda por un policía

"Díaz-Canel, fuera del poder", “no tenemos miedo”, "el cambio es ya", "patria y vida", "libertad, libertad, libertad", fueron algunos de los gritos del 11J que se oyen en el documental. (Captura/Palenque Visión)
"Díaz-Canel, fuera del poder", “no tenemos miedo”, "el cambio es ya", "patria y vida", "libertad, libertad, libertad", fueron algunos de los gritos del 11J que se oyen en el documental. (Captura/Palenque Visión)
14ymedio

20 de octubre 2023 - 19:20

Madrid/La madre de Diubis Laurencio Tejada, el único muerto reconocido de las protestas de julio de 2021 (11J) a manos de la Policía, se suicidó meses después del funeral en el que enterró a su hijo. Ese y otros datos, inéditos hasta ahora, sobre las históricas manifestaciones, aparecen en el documental Libres desde adentro, publicado esta semana por Palenque Visión y Alianza Democrática Oriental.

La cinta también revela que las autoridades, que terminaron alegando que el agente Yoennis Pelegrín Hernández actuó "en defensa propia" cuando disparó a Diubis Laurencio Tejada por la espalda, el 12 de julio, obligaron a la familia a incinerar el cuerpo del joven, de 36 años, y solo permitieron dos horas de ceremonia, que además estuvo fuertemente vigilada.

Pelegrín Hernández hirió ese día a otras cinco personas, incluido un menor de 16 años con un disparo en las piernas, pero, aseguran en el documental, "según los informes, este policía fue ascendido y le dieron una motocicleta mejor".

El documental toma su título de las palabras pronunciadas por Jorge Martín Perdomo antes de que la Seguridad del Estado los detuviera a él y a su hermano, Nadir, seis días después de las protestas: "Quiero denunciar al órgano represor de este país, porque sé que van a arremeter contra nosotros. Yo tengo familia, no quiero ser un héroe, yo simplemente estoy aquí siendo uno más, uno más de tantos en este pueblo, somos unos pobres diablos más en este país, pero libres, libres ya desde adentro". Ambos fueron condenados a 8 años de cárcel.

"Si nos callamos, los entierran ahí adentro, y no puede ser porque no hicieron nada", dice a la cámara Marta Perdomo

Su madre, Marta Perdomo, es una de las entrevistadas en la cinta, que dedica amplio espacio a las madres y demás familiares que no han dejado de pedir la libertad de los presos del 11J en instancias internacionales. "Si nos callamos, los entierran ahí adentro, y no puede ser porque no hicieron nada", dice a la cámara en un momento dado.

Libres desde adentro hace un repaso por algunos de los 123 puntos de Cuba donde ciudadanos anónimos salieron a la calle para pedir el fin de un sistema agotado. De San Antonio de los Baños (Artemisa), el primer municipio que se manifestó y cuyas imágenes difundidas por las redes prendieron la mecha de todo el país, se muestra el momento en que el mandatario Miguel Díaz-Canel recibe pomos vacíos arrojados por la multitud, que le increpa para que se vaya.

"Díaz-Canel, fuera del poder", "no tenemos miedo", "aquí nadie nos está pagando, no somos el imperio", "el cambio es ya", "patria y vida", "libertad, libertad, libertad". Las consignas son patentes mientras salen en pantalla fragmentos de protestas en Artemisa, Mayabeque, Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Guantánamo, Granma o La Habana. De igual manera, confirman el momento en que el vice primer ministro Ramiro Valdés, es abucheado en Palma Soriano (Santiago de Cuba), el mismo 11 de julio.

"Jamás se me olvidará ese día, porque experimenté o tuve una sensación que jamás había sentido, creo que probé lo que es la libertad", dice a cámara Luis Rodríguez Pérez, esposo de Angélica Garrido y cuñado de Cristina Garrido, dos de las manifestantes presas.

El parteaguas de aquella jornada, tal y como se recuerda en el documental, fue el momento en que el primer secretario del Partido Comunista de Cuba pronunció: "La orden de combate está dada. A la calle los revolucionarios. Tienen que pasar por encima de nuestros cadáveres si quieren enfrentar a la Revolución, y estamos dispuestos a todo, y estaremos en las calles combatiendo".

"Los que incitaron fueron ellos", clama en su entrevista Ángel Delgado, esposo de Lizandra Góngora Espinosa, una de las presas de Güira de Melena (Artemisa). "El pueblo estaba reclamando una inquietud que tenía".

En un texto sobre imágenes de golpes y atropellos a los manifestantes pacíficos por parte de agentes uniformados y de civil, se lee que el Gobierno "enmascaró sus acciones represivas con medidas de enfrentamiento a los saqueos y otros actos vandálicos que también estaban ocurriendo". Esos delitos, "perpetrados por una minoría", prosiguen, fueron "válvulas de escape que le permitieron al régimen intentar ocultar el verdadero significado de las protestas", además de que dejaron muchas dudas, pues "sus iniciadores podrían haber sido manifestantes molestos, delincuentes comunes o los propios agentes del Gobierno".

"No es menos cierto que tirarle piedras a una tienda, virar un patrullero, esos son hechos vandálicos, pero ¿provocados por quién?"

"No es menos cierto que tirarle piedras a una tienda, virar un patrullero, esos son hechos vandálicos, pero ¿provocados por quién?", se pregunta el opositor de 76 años Andrés Avelino Domínguez Beltrán, militante del Frente de Acción Cívica Orlando Zapata Tamayo, que asegura que la Seguridad del Estado infiltró "a su gente" y fueron los primeros en tirar piedras.

A partir de otros testimonios, como el del sacerdote Castor José Álvarez, de Camagüey, se pone en evidencia la violencia desatada por las fuerzas de seguridad del régimen. El cura, quien fue golpeado duramente, estuvo retenido varias horas y pudo salir por la intercesión del obispo de Camagüey, Willy Pino.

De esta suerte, a los 1.862 detenidos en total, de los cuales 911 han sido juzgados y sancionados y 784 continúan en prisión, según datos de la organización Justicia 11J, se unen los heridos graves de aquellas jornadas.

Uno de ellos, José Ángel Sedeño Ávila, de Palma Soriano, quedó sordo de los golpes recibidos aquel día. Otro, Osiris Puerto, fue baleado por la Policía a pesar de que ni siquiera se estaba manifestando. A cámara, muestra una gigantesca cicatriz que le cruza el vientre de arriba abajo, por donde le intentaron extraer, sin éxito, una bala que le entró por la espalda y que sigue alojada bajo su axila izquierda. Puerto, denuncia en la cinta, no ha recibido ninguna indemnización.

Del mismo modo, el documental recoge el relato de varios familiares, que cuentan cómo la pantomima de los juicios, las vejaciones en prisión, el acoso de la Seguridad del Estado a sus casas no han sido más que "estrategias para desgastar el espíritu".

Madres, padres, cónyuges, aparecen en las entrevistas para dejar claro que no han cejado en la lucha. En palabras de Luis Rodríguez Pérez, el marido de Angélica Garrido, refiriéndose a sus familiares presas: "En ellas, y en muchos casos como ellas, descansa la dignidad de este país".

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