La próxima batalla de Cuatro Caminos será en dólares o no será

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El mercado más grande y antiguo de La Habana se encuentra cerrado y dejará de vender en moneda libremente convertible

Plaza de Cuatro Caminos, en Centro Habana, cerrada y a punto de dolarizarse.
Plaza de Cuatro Caminos, en Centro Habana, cerrada y a punto de dolarizarse. / 14ymedio
Natalia López Moya

24 de julio 2025 - 15:24

La Habana/Confluencia de municipios, entrecruce de avenidas, Cuatro Caminos es más que el colosal edificio que lleva su nombre, es también la denominación que recibe una zona donde el comercio ha sido tradicionalmente la razón de ser y el sustento de sus residentes. Ahora, todos los que pasan cerca notan que el mercado que da vida a la barriada ha cerrado. "Cuando vuelva a abrir ya será en dólares", asegura una empleada de seguridad a 14ymedio.

Con prácticamente todos los accesos tapados con puertas de metal, de la tienda por departamentos solo queda funcionando, a medio gas, un local en la planta superior destinado a la venta de útiles del hogar. El resto, incluyendo el supermercado, ya ha entrado en esa pista de carrera que lleva irremediablemente a la dolarización, un camino que han transitado varios de los más importantes comercios de La Habana. La moneda libremente convertible (MLC), en que se ofrecían sus mercancías, no logró mantener los amplios salones llenos de productos. 

La noticia se veía venir. Hace un mes, puso un pie "en dólares" una carnicería propiedad de la firma Richmeat, en virtud del acuerdo firmado con Cimex para gestionar todo un complejo de comercios con el nombre de La Favorita, como se llaman algunos de sus productos.

En los últimos años daba grima recorrer las tiendas ubicadas en el imponente inmueble que ocupa toda la manzana

En los últimos años daba grima recorrer las tiendas ubicadas en el imponente inmueble que ocupa toda la manzana y comprobar los espacios vacíos, los anaqueles desiertos y sus lámparas apagadas. El aliento del fula resoplaba en la nunca del que una vez fue el principal mercado de la capital cubana. Con sus dos cuernos de la abundancia tallados en la fachada, la próspera cornucopia no se reflejaba para en su interior cada vez más desabastecido. Una anemia comercial que terminó afectando a toda la zona.

"Aquí vivimos de la reventa y el trapicheo", no se esconde para decir un cercano reparador de fosforeras que, entre que inyecta gas a un mechero o cambia la piedra para que haga una buena chispa, pregona sus diminutos tubos de pegamento instantáneo, algunos paquetes de refresco en polvo y "las maquinitas de afeitar que no te pueden faltar". Cuando la oferta del mercado decayó, "la gente dejó de venir de otros barrios a buscar insumos de ferretería, cajas de pollo o pintura para sus casas", comenta a este diario. "Menos clientes, menos negocios".

La debilidad mercantil golpeó a todos. Al anciano que aprovechaba la luz roja del semáforo para limpiar el parabrisas de los que llegaban para comprar una bañadera, a la santera que tiraba las cartas en la acera de enfrente y le caían más clientes cuando surtían las neveras de la carnicería y al joven con una minusvalía que, al doblar, ponía una mesa con piezas usadas de plomería para proveer a los que buscaban una pila o un tragante pero el precio en la tienda les parecía muy alto. A medida que se extendió la voz de que el centro comercial estaba "pelao", las entradas económicas de todos también se fueron secando.

Ahora, la esperanza es que el dólar reviva al también conocido como Mercado Único. "La próxima batalla de Cuatro Caminos será entre gente que tiene dólares", ironiza el reparador de fosforeras. Pero cuesta creer que, como en noviembre de 2019, una multitud enardecida vuelva a violentar las puertas, corra escaleras arriba, sacuda los anaqueles y arrase con la mercancía más preciada. No hay ni tantos cubanos con verdes, ni tienen tantos Lincoln en sus bolsillos.

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