Más de tres millones de cubanos sufren por la falta de agua en plena época de lluvias
Agua
Las provincias más afectadas por la crisis son Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín
La Habana/La situación del abasto de agua en Cuba es actualmente crítica y podría empeorar. Las autoridades reconocieron este lunes que más de 3.100.000 habitantes se encuentran afectados, en lo que está siendo el período más seco registrado en el país desde 1901.
Aunque este mes sigue siendo temporada de lluvias –termina el próximo 31 de octubre–, las presas y embalses se encuentran en niveles muy bajos, con 1.790 millones de metros cúbicos por debajo de la media.
Antonio Rodríguez, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), declaró para el Noticiero Estelar: “Tenemos un déficit de varios meses. Aunque llueva en septiembre y octubre, no vamos a suplir los déficits que tenemos”. Las autoridades identifican la sequía meteorológica como primera causa, pero pesan más otras razones que también reconocen: la “contingencia eléctrica”, una infraestructura envejecida, así como las roturas en las máquinas de bombeo, agravadas por “las descargas eléctricas del verano".
El 99% del país se encuentra afectado, pero las tres provincias con la peor situación son Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín. Rodríguez suma a los problemas antes mencionados uno que no es menor: la falta de cemento. “No en todos los lugares donde excavamos y hacemos obras, después podemos tapar. Es una de las críticas que nos hacen. No tapamos como tenemos que tapar”, sentenció el funcionario a modo de autocrítica.
Los holguineros se han visto obligados a realizar obras para extraer agua desde niveles más profundos
Para los apagones, llamados eufemísticamente “contingencia energética”, el Gobierno no parece tener una solución inmediata y duradera. Para paliar los problemas con el bombeo del agua, recurre a los parques fotovoltaicos. Yunior González Núñez, vicepresidente primero de Agua y Saneamiento en el INRH, declaró que “son sistemas seguros y limpios”, porque están aislados de la energía que se genera con combustibles fósiles. “Siempre están disponibles”, dijo sin demasiada seguridad, aunque luego añadió, aludiendo a la incompatibilidad de esta energía con las nubes o con la noche: “siempre que haya un rayito de sol”.
Santiago de Cuba es, sin dudas, la que presenta un panorama más lamentable, con 454.918 personas afectadas, el 60,4% de la población. La ingeniera Yuliana Omar Rodríguez afirmó en televisión que en la obra de toma de Gota Blanca se bombean 350 litros por segundo. “En cuanto esté el motor preparado, lo montamos y alcanzamos los 450 litros por segundo”. En el caso de Mogote, declaró que están reparando cuatro motores en Moa para montarlos y poder trasvasar hacia la ciudad de Santiago.
Desde Holguín la alarma suena con similar urgencia. La presa Cacoyugüín se encuentra a menos del 40% de su capacidad. Hace un año las autoridades publicaban con euforia imágenes del embalse aliviando, y aun así los pobladores se quejaban de que no bombeaban “desde hacía cuatro meses”. La situación se ha agravado hoy, y los holguineros se han visto obligados a realizar obras para extraer agua desde niveles más profundos.
Todavía en peor estado se encuentra la presa Gibara, con cerca de un 19% de su capacidad. Ya hace varios meses que el agua no llega hasta la toma de obras, y han tenido que instalar una estación de bombeo flotante. La sequía avanza a tal ritmo que incluso esta toma tiene que ser movida constantemente hacia el interior del embalse.
En una tabla por provincias, mostrada rápidamente en las imágenes del noticiero de este lunes, se leía que en la provincia de Holguín hay 316.222 personas afectadas por la falta de agua, el 44,30% de la población.
La población se pregunta cómo sobrevivir mientras el Gobierno continúa improvisando y colocando parches a un modelo disfuncional
Guantánamo es otro de los territorios más afectados, con el 38,5% de sus habitantes sin agua. Aunque las autoridades han señalado como aspecto positivo “el excelente nivel de información” brindado a la ciudadanía, la más oriental de las provincias no parece destacarse en ese aspecto. El seguimiento a la crisis en Guantánamo es mucho menos regular y preciso que en otras zonas del país.
Con el abasto de agua en Cuba sucede algo muy similar a lo que ocurre con la generación eléctrica: décadas sin inversiones, acumulación de roturas y una infraestructura obsoleta con más de 40 años de explotación. Ahora las autoridades hablan de “gestiones en el exterior” para importar insumos y piezas para talleres especializados en la reparación de equipos de bombeo. También se proponen adquirir componentes necesarios para la fabricación de “pizarras eléctricas demandadas por las fuentes de abasto”.
Fuera de las oficinas del INRH y de las pantallas del noticiero, la realidad es menos técnica y más áspera. La población se pregunta cómo sobrevivir mientras el Gobierno continúa improvisando y colocando parches a un modelo disfuncional. En la calle, la gente carga cubos y tanques por escaleras, hace colas eternas frente a las pipas, improvisa mangueras desde pozos o arroyos, y se organiza para bañarse cada dos o tres días. En los barrios más altos, las cisternas permanecen vacías durante semanas y se pagan precios abusivos por un poco de agua en el mercado informal. Los vecinos dicen que el “rayito de sol” del que habla el INRH no les alcanza ni para llenar un jarro.