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“Vender dinero”, un negocio en expansión

La concesión de créditos a personas naturales ha colapsado la precaria infraestructura bancaria del país

Colas en las afueras del Banco Metropolitano de la Calle Galiano en La Habana. (14ymedio)
Orlando Palma

13 de noviembre 2014 - 06:50

La Habana/Liudmila lleva tres horas a las afueras del banco de la calle 112 con la Quinta Avenida. Ha venido para depositar un pago en la cuenta de un consulado donde tramita la visa para emigrar. "Este es el único banco en toda la ciudad que presta el servicio", asegura la joven, que hace cola desde las seis de la mañana.

Como ella, hay miles que se aglomeran todos los días a las afueras de las instituciones bancarias, cuando cobran los jubilados, cuando llegan las tarjetas magnéticas –esperadas por meses– o para, simplemente, fraccionar billetes en monedas.

"Yo me dedico a hacer la cola del banco", refiere Agustín Camejo, que brinda el servicio de "vender dinero", una ocupación que se ha vuelto frecuente, sobre todo en la ciudad de La Habana alrededor de los mercados agrícolas, tanto privados como de cooperativas estatales.

Agustín se levanta cada mañana y dedica las primeras horas a fraccionar dinero en monedas de veinte centavos y un peso. "También pido en el banco que me den billetes de denominaciones bajas, como de uno, cinco y diez". Entonces se va a los mercados de frutas, viandas y vegetales y les ofrece su servicio a los vendedores. "Por cada cinco pesos que les doy en menudo les cobro cuarenta centavos o más", explica.

La habitual queja de los compradores de que en las tarimas nunca tienen dinero fraccionado para el vuelto, ha disminuido con los vendedores de dinero como Agustín. "Llévese este platanito para completar porque no tengo un peso", se escucha a diario en los mercados. Los vendedores, a falta de monedas, intentan devolver en especies. "Yo abastezco varios lugares de las calles 17, 23 y Línea en el Vedado; no sólo a comercializadores de productos agrícolas, sino también cafeterías y algunos negocios de fotografía y plasticado de documentos", cuenta con orgullo Agustín.

Los vendedores de dinero alivian pero no solucionan los grandes problemas que tiene la red bancaria del país. El vicepresidente del Banco Central de Cuba (BCC), Francisco Mayobre Lence, ha declarado al diario oficial Granma que "la demanda del servicio bancario en el país supera las capacidades para brindarlo y se expresa fundamentalmente en La Habana y en las capitales de provincia".

“La demanda del servicio bancario en el país supera las capacidades para brindarlo"

Ni siquiera los modernos cajeros automáticos son suficientes ni funcionan bien. La pantalla azul con letras amarillas que anuncia "este cajero está fuera de servicio" resulta muy frecuente. El funcionario del BCC achaca el problema a algo ya superado que ocurrió a "finales del 2013", cuando "la red de cajeros automáticos no estuvo funcionando bien". Sin embargo, basta un breve recorrido por varias sucursales de Bancos Metropolitanos de la capital para darse cuenta de que las dificultades siguen.

La concesión de créditos a personas naturales también ha hecho colapsar la precaria infraestructura bancaria del país. Al cierre de septiembre el Banco Central de Cuba (BCC) había otorgado 378.011 créditos a personas naturales, según refieren los medios oficiales, por valor de 3.231 millones de pesos. Todo eso ha ocurrido, además, en las mismas atiborradas oficinas de atención al público en que los pensionados, clientes del banco o parroquianos que quieren fraccionar dinero o depositar un cheque deben esperar durante horas para hacerlo.

"Mejorar la calidad del servicio es uno de los objetivos establecidos en el sistema bancario desde hace varios años y se evalúa periódicamente en los Consejos de Dirección del BCC y de las instituciones que tienen la responsabilidad de prestarlo", afirmó Mayobre Lence.

"En estos momentos hay 581 cajeros automáticos operando en el país; de ellos, 396 en La Habana. El año próximo está previsto el arribo de 175 equipos más. Y el número de tarjetas emitidas es de 2.450.000", explica el funcionario. Agustín Camejo, sin embargo, está tranquilo."Yo tengo trabajo para rato... mientras esas máquinas no fraccionen dinero y la gente siga necesitando dar y recibir vueltos, yo estaré en esto", dice sonriendo. Y se aleja con un tintineo de monedas en el bolsillo.

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