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"Es de vida o muerte": el colapso del transporte afecta a los pacientes de hemodiálisis en Holguín

Holguín

Enfermos de toda la provincia quedan sin traslado para recibir tratamiento, mientras crecen los gastos, el dolor y el riesgo de complicaciones fatales

La hemodiálisis es un proceso invasivo, doloroso y desgastante. / Facebook / Hospital Clínico Quirúrgico de Holguín
Miguel García

21 de diciembre 2025 - 11:22

Holguín/La suspensión del transporte para los pacientes de hemodiálisis en la provincia de Holguín ha desatado alarma entre familiares, enfermos y personal sanitario, que describen el panorama actual como "insostenible" y "cruel". Desde hace dos semanas, el servicio de traslado gestionado por Salud Pública quedó paralizado por falta de combustible, confirmaron a 14ymedio varios afectados. La medida golpea especialmente a quienes viven fuera de la capital provincial y deben recorrer largas distancias para recibir un tratamiento que no admite demoras ni interrupciones.

Hasta el momento en que se anunció la suspensión, ómnibus estatales recogían a los pacientes en distintos municipios y los trasladaban hasta los hospitales holguineros donde se realizan las sesiones: el Clínico Quirúrgico Lucía Íñiguez Landín y el General Universitario Vladimir Ilich Lenin. Pero, con las guaguas detenidas, el transporte queda ahora en manos de los enfermos y sus familias. El resultado es devastador: viajes que cuestan miles de pesos, recorridos que superan las dos horas en vehículos particulares y situaciones límite para pacientes en estado delicado, algunos de ellos convalecientes de dengue o chikunguña.

"Esto para mí es de vida o muerte, no es algo que yo pueda postergar o dejar para otro día", contó a este diario una joven de 30 años que recibe hemodiálisis desde hace 12 y que el sábado viajó desde Rafael Freyre a Holguín pagando de su bolsillo el trayecto. "Tengo que venir tres veces por semana. Solamente en transporte ya es imposible de sostener", lamenta. El viaje desde su municipio, en un carro con las condiciones mínimas para un paciente que sale adolorido del tratamiento, supera los 3.000 pesos por día junto a un familiar. "Tengo que venir acompañada, porque salgo prácticamente sin fuerzas. Es una locura", añade.

El costo de un triciclo eléctrico hasta la puerta de la casa, dentro de la ciudad, oscila entre 1.000 y 1.500 pesos por persona

La hemodiálisis es un proceso invasivo, doloroso y desgastante. Requiere horas de conexión a máquinas que suplen la función renal y que dejan al paciente en estado de agotamiento extremo. A esto se suma que muchos deben cargar con otras dolencias frecuentes: diabetes, hipertensión, anemia crónica o infecciones. Para quienes viven en la ciudad de Holguín, la situación tampoco es sencilla. Aunque las distancias son más cortas, el costo de un triciclo eléctrico hasta la puerta de la casa oscila entre 1.000 y 1.500 pesos por persona. Si el paciente necesita tres viajes semanales, el gasto mensual supera fácilmente los 12.000 pesos para una sola persona, y más de 20.000 si viaja con acompañante.

"Uno siente que está abandonado por completo", dice otro paciente que acude al Clínico, un centro que aloja cada vez menos enfermos debido al deterioro del equipamiento en el hospital Lenin. "Muchas máquinas están rotas y las que funcionan prácticamente no descansan. Entonces, cuando además falta el transporte, el proceso se hunde". En Holguín, se estima que más de un centenar de personas requieren hemodiálisis de manera regular, según cálculos compartidos por familiares de pacientes.

Pero el combustible no es el único problema. La joven de Rafael Freyre denuncia que los suministros médicos también son escasos y que "casi todo hay que comprarlo por fuera". "Desde las agujas hasta gasas y soluciones, lo que no aparece lo tenemos que buscar en el mercado de la calle 13", afirma, en referencia a una candonga de la ciudad de Holguín donde proliferan vendedores informales de insumos médicos.

"Muchas máquinas están rotas y las que funcionan prácticamente no descansan"

El detalle más alarmante llega con el uso de las agujas para hemodiálisis: según varios testimonios recogidos por este diario, los sanitarios han tenido que reutilizar algunas hasta cinco veces por paciente ante la falta de material. "Eso es peligroso porque puede generar infecciones y muy doloroso porque la aguja ya no está en tan buenas condiciones como la primera vez", explica a este diario la mujer. En un proceso tan crítico como la hemodiálisis, donde cualquier desinfección deficiente puede significar complicaciones graves, el dato preocupa profundamente a pacientes y familiares.

La crisis se agrava durante el mes de diciembre, cuando cientos de vehículos han visto restringido su uso por el desabastecimiento general de combustible en la región. Aunque los afectados han acudido a las direcciones municipales de Salud Pública, la respuesta que han recibido se limita a que "no hay combustible por el momento" y que el servicio se reanudará "cuando se pueda". No existe, dicen los pacientes, una fecha concreta para su reinicio.

"Hay quienes han tenido que suspender sesiones porque no tienen cómo viajar, y eso puede ser fatal, es muy peligroso", advierte una técnica de enfermería que prefirió no dar su nombre por temor a represalias. Cada sesión que se pierde aumenta el riesgo de complicaciones: intoxicación del organismo, fallos cardíacos, daños cerebrales e incluso la muerte. "Este tipo de tratamiento no admite interrupciones, ni siquiera de días", explica.

"Hay personas que están vendiendo muebles, ropa, teléfonos, cualquier cosa para poder pagar el carro"

En algunos municipios, como Mayarí y Banes, varios familiares están organizando viajes grupales en autos alquilados para repartir gastos, pero la carga económica sigue siendo enorme. "Si antes era difícil, ahora es casi imposible", resumió el hijo de un paciente de 64 años que requiere tres sesiones semanales en el hospital Lucía Íñiguez. "Mi padre sale temblando después de cada hemodiálisis, no puede irse en cualquier carro. Tiene que ser un transporte decente, que lo deje en la casa. Y eso cuesta lo que no tenemos".

Aunque las autoridades sanitarias no han emitido un comunicado oficial, fuentes médicas confirmaron a este diario que "se están buscando alternativas" para trasladar a los pacientes, sin precisar cuándo podrían estar disponibles.

Mientras tanto, las familias viven entre la angustia y el endeudamiento. "Hay personas que están vendiendo muebles, ropa, teléfonos, cualquier cosa para poder pagar el carro", cuenta la joven paciente. "No sé hasta cuándo va a aguantar la gente".

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