Un zombi de "patria o muerte”, con los hombros bajos y la mirada perdida

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Resignado y sin rumbo, el hombre refleja la miseria que se extiende en Cuba

Hombre caminando en el Boulevard de San Rafael, en La Habana, este martes.
Hombre caminando en el Boulevard de San Rafael, en La Habana, este martes. / 14ymedio
Juan Diego Rodríguez

11 de junio 2025 - 11:24

La Habana/El hombre, de pelo y barba rala blancos, camina con los hombros bajos y la mirada perdida. Así van muchos habaneros cuando salen a la calle a buscarse la vida, a resolver. Con resignación, más que resolución. Comprar una libra del arroz que no llega, un muslo de pollo, algo de malanga, si se tiene dinero. Si no se tiene, el asunto será simplemente dejarse ir, o pedir limosna.

El hombre, con pantalón corto verde, deportivas del mismo color y pulóver blanco, lleva toda la ropa sucia, de arriba abajo. No carga con jaba alguna, así que no viene ni va a comprar. Simplemente camina, aparentemente sin rumbo. Su figura es llamativa en medio del boulevard San Rafael, en Centro Habana, más o menos a la altura de donde se manifestó Luis Robles, el “joven de la pancarta”, en diciembre de 2020, antes de que le cayeran encima los agentes y lo encerraran más de cuatro años en una cárcel

El lema tiene tan solo cuatro años, y se inventó luego de que el video de 'Patria y Vida' se hiciera viral

Y es llamativa no porque sea raro ver a una persona de cierta edad vagar por las calles de La Habana con los hombros bajos y la mirada perdida, sino por las letras que decoran, en rojo y mayúsculas, su pulóver blanco percudido: “Soy de patria o muerte”. Aunque se parezca a uno de los lemas viejísimos de la Revolución, este no lo es tanto.

Tiene tan solo cuatro años, y se inventó luego de que el video de Patria y Vida se hiciera viral. Meses antes incluso de servir como banda sonora de las históricas protestas del 11 de julio, a la canción de Yotuel, Gente de Zona, Descemer Bueno, Osorbo y El Funky les salió una miríada de ridículas competidoras, impulsadas por el régimen en un burdo intento de contrarrestar lo que ya era un himno para la libertad de Cuba.

Una de ellas era, justamente, Yo soy de patria o muerte, y estaba firmada por el músico oficialista Cándido Fabré. “No dejo de sonreír aunque haya tocado fondo”, decía uno de sus versos, a ritmo de son. Nada más alejado del hombre que camina por el boulevard San Rafael con los hombros bajos y la mirada perdida.

En su estampa resuenan las palabras escritas hace apenas unos días por la religiosa Nadieska Almeida: “Por nuestras calles vemos caminando a tantos combatientes que dicen con dolor: ‘luché por esto y me han abandonado’. No se atreven ni a pronunciar el nombre. ¿Qué podemos esperar? Un proyecto que nos va llevando cada vez más a la miseria: oscuridad casi permanente, carbón, muerte lenta, sufrimiento y desesperación”.

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