Fallece a los 85 años Julio Noroña, fundador de la orquesta Los Van Van
Obituario
Su muerte marca un punto de inflexión para la agrupación que ayudó a levantar desde sus entrañas
La Habana/El músico Julio Eladio Noroña Cruz, uno de los rostros fundadores de Los Van Van y figura esencial en la evolución de la música popular cubana, falleció este miércoles a los 85 años, según confirmó la propia orquesta en un mensaje de despedida cargado de afecto y reconocimiento. Su muerte marca un punto de inflexión para la agrupación que ayudó a levantar desde sus entrañas y para varias generaciones que crecieron al ritmo del “sonido Van Van”.
Noroña, recordado por su carácter afable y su disciplina férrea, formó parte del núcleo primigenio reunido por Juan Formell en diciembre de 1969, cuando el bajista se propuso renovar para siempre el panorama musical de la Isla. En aquel laboratorio creativo que mezclaba sonoridades cubanas con influencias del rock, del funk y de la electricidad de los nuevos tiempos, Noroña ocupó un lugar discreto, tocando el güiro, pero imprescindible. “No solo fue un músico excepcional; fue tío, padre, amigo leal y ejemplo de entrega”, escribió la orquesta en su nota oficial.
Su nombre puede no ser el más visible para el gran público, pero dentro del “Tren de Cuba” –como se conoce a Los Van Van por su potencia rítmica– su figura era sinónimo de estabilidad, tradición y familia. Formell lo consideraba parte del círculo íntimo que sostenía no solo el proyecto artístico, sino la convivencia diaria de una orquesta que durante décadas fue escuela, hogar y destino.
Los Van Van recuerdan que dedicó su vida completa a la agrupación, permaneciendo activo durante buena parte de su vejez
Desde sus inicios, Noroña encarnó el espíritu del músico de base, de esos que consolidan el sonido colectivo con una constancia casi silenciosa. Los Van Van recuerdan que dedicó su vida completa a la agrupación, permaneciendo activo durante buena parte de su vejez y aportando siempre “equilibrio, oficio y amor por el trabajo”. Su relación con Formell trascendió los escenarios: fue amigo cercano, confidente y cómplice en la gestación del estilo que terminaría por dominar las pistas de baile de Cuba desde los años 70.
A Noroña se le reconocía también el valor humano, ese que en las orquestas populares pesa tanto como la destreza musical. Su muerte deja un vacío no solo en la sonoridad de Los Van Van, sino en la estructura emocional que por décadas sostuvo a una agrupación acostumbrada a reinventarse sin perder identidad.
El apellido Noroña seguirá vinculado al panorama musical cubano. Julito Noroña, su hijo, toca el güiro en Los Que Son Son, la orquesta fundada por Pupy Pedroso tras su salida de Los Van Van. Su sobrino, el pianista Sergio Noroña, mantiene también viva la tradición familiar desde distintos escenarios del exilio. La música, en este caso, fue un idioma transmitido de generación en generación.
Los Van Van despidieron a Noroña con palabras que resumen la dimensión artística y afectiva del músico: “Hoy despedimos a un hombre que dedicó su vida a este proyecto que tanto amó y ayudó a construir. Su huella es profunda, imborrable y eterna en el alma de nuestra orquesta”.
La nota concluye con una frase que condensa más de medio siglo de pertenencia:
“Hasta siempre, maestro. Tu ritmo, tu sonrisa y tu espíritu seguirán viajando en cada compás del Tren de Cuba”.
En un país donde la música es memoria colectiva, Julio Noroña deja un legado que se aferra al sonido, a la disciplina y al cariño de quienes lo conocieron. Su partida cierra un capítulo, pero su nombre queda inscrito entre aquellos fundadores que cambiaron para siempre la historia de la música bailable cubana.