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Censurada en el Festival de Camagüey, la rapera 'Rapshela' denuncia "el miedo a la libertad"

La rapera cubana Rashel Cervantes, ‘Rapshela’, no pudo presentarse en el Festival Trakean2 al no recibir la autorización por ser residente en el extranjero. (Facebook)
Sol García Basulto

22 de marzo 2017 - 13:07

Camagüey/El hip hop se ha convertido en ese reducto de rebeldía que una vez encarnaron otros géneros musicales, como el rock and roll. El Festival Trakean2, que concluyó el lunes en Camagüey, dio voz a intérpretes que cantan como si dispararan verdades sobre el público, pero la censura contra la rapera cubana Rashel Cervantes, Rapshela, que vive en España, ensombreció la cita.

También se echó de menos que los raperos interpretaran sus letras en barrios de la periferia donde el género goza de mayor vitalidad. Pero así lo decidió la Asociación Hermanos Saíz (AHS), que organizó la novena edición del evento con 40 participantes entre raperos, MCs (Master of Ceremony), breakdancers y grafiteros. Las peleas de gallos, enfrentamientos verbales improvisados entre músicos, fueron los momentos mejor valorados por el público.

Rapshela no pudo presentarse ante el público a pesar de haber viajado a la Isla para la ocasión. Problemas con su visado cultural y la reprobación por parte de los organizadores lo impidieron.

Después de costearse de su propio bolsillo el boleto de avión desde Barcelona, donde reside, Rapshela se topó con la cancelación del presupuesto institucional prometido para pagar su traslado de La Habana a Camagüey. No obstante, logró llegar pero los obstáculos no habían terminado: al ser residente en el extranjero no recibió a tiempo la autorización para presentarse.

"En cuanto llegué fui para la AHS y el organizador [Eliecer Velázquez] me dijo que no podía cantar porque residía en el extranjero", cuenta a este diario. La artista tampoco fue incluida en las opciones de hospedaje y alimentación que disfrutaron otros invitados. Una situación que lamenta que se haya producido "después de cuatro meses hablando" con los promotores del evento.

En un gesto solidario, el grupo pinareño Los Compinches invitó a Rapshela a acompañarlos en el escenario. Pero cuando la artista empezó a cantar los organizadores del Festival ordenaron que se bajara el audio de los micrófonos. Poco después se puso fin al espectáculo.

El hecho generó un intenso debate cuando otros músicos y el público clamaron porque se le permitiera cantar, pero los organizadores se mostraron inflexibles. Aunque declinaron dar su versión sobre lo sucedido, Eliécer Velázquez se justificó ante la artista argumentando que era la primera vez que organizaba un festival e ignoraba "que había que hacer tantos papeles". El promotor explicó a la cantante que pidió la visa cultural demasiado tarde y por eso no se la concedieron.

Entre los asistentes, muchos consideraron absurdo que una cubana tuviera que esperar por una visa cultural para presentarse en la ciudad en que nació, por lo que evaluaron lo sucedido como una censura enmascarada en demoras burocráticas.

La organización también mantuvo desacuerdos con algunas letras del grupo Los Compinches, en las que se promueve el consumo de cannabis y se critica la situación económica de Cuba.

Antes de que los micrófonos se quedaran mudos, los espectadores habían mostrado un gran entusiasmo y repetido estribillos como La yerba no se pisa, se fuma. Una segunda canción aumentó el nerviosismo de las autoridades cuando el intérprete explicó que el videoclip que acompaña a la letra había sido censurado.

Joaquín Corbillón Pérez defiende que la Asociación Hermanos Saíz no es responsable de la situación generada. "Los culpables están mucho más arriba y son los que prohíben"

Joaquín Corbillón Pérez, integrante del conjunto, no se explica qué hicieron mal aunque defiende que la Asociación Hermanos Saíz no es responsable de la situación generada. "Los culpables están mucho más arriba y son los que prohíben", sentenció.

El director de la AHS de Pinar del Río, Denis Pérez Acanda, también integrante de Los Compinches, defendió la letra de su canción y calificó de "acto de represión" el hecho de que los organizadores no dejaran cantar a Rapshela.

Para Rapshela los problemas que sufrió trascienden la escena musical. "El pueblo de Cuba está censurado", asegura. En su opinión "el rap es un arma de expresión" y "una ventana a la libertad, pero aquí le tienen miedo a la libertad".

La organizadora del festival femenino de rap de La Habana y directora del proyecto Somos Mucho Más, Yamay Mejías Hernández, La Fina, mostró su solidaridad con Rapshela porque "ella es cubana, camagüeyana y nunca se había presentado en su tierra. Lo que ella quería era presentarse y que su gente la escuchara".

Mejías Hernández, también activista feminista, comentó a 14ymedio sobre otros problemas del festival. "Le falta un poco más de organización, quizás más coordinaciones en los lugares donde se hacen los conciertos por las noches". Opina que el parque Cristo, sitio destinado para ofrecer los conciertos no cumple con los requisitos para las presentaciones nocturnas.

"Tiene que haber más eventos teóricos como conversatorios, conferencias, presentaciones de libros", agrega Mejías Hernández. "Necesitan más presencia femenina, porque en esta edición nos presentamos solo dos raperas". La cantante asegura que a lo largo de la Isla hay muchas féminas que están vinculadas al género.

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