‘Esteban’, más que la historia de un niño
La Habana/Mientras la profesora explica el complejo mundo de la biología y enumera animales, las manos de Esteban dibujan las teclas de un piano sobre la hoja de su libreta. El inquieto niño da nombre y es el protagonista de la última película cubana que llegó a las salas de estreno el pasado 13 de abril.
Dirigido por el joven realizador Jonal Cosculluela, el filme parte de un sólido guion escrito por Amílcar Salatti. Se trata de la historia de un niño de nueve años que, al escuchar una melodía que sale de una ventana, descubre que su existencia estará vinculada por siempre a la música.
La vida del pequeño da un giro drástico cuando conoce a Hugo, el profesor de piano que interpretaba aquellas notas. Toda la energía de Esteban se enfocará, a partir de ese instante, en lograr recibir de parte del paciente maestro dos clases a la semana. Para alcanzarlo debe superar numerosos obstáculos en medio de una cotidianidad dura, donde muchas veces la sensibilidad queda relegada ante las urgencias de sobrevivir.
El niño se va ganando el aprecio del enfermo mentor, quien vive aislado del mundo. Lo conquista, no solo con su voluntad, sino también con su indiscutible talento, un proceso que arrancó más de una lágrima a los espectadores congregados el pasado jueves en el cine Yara, varios de los cuales le auguraron a la película importantes premios en concursos nacionales e internacionales.
Sin embargo, Hugo -interpretado por Manuel Porto- es solo una pieza en el complejo rompecabezas de la historia de este niño con talento enfrentado a una realidad que apenas deja un respiro. El personaje de Miriam, interpretado con maestría por la actriz Yuliet Cruz, carga con parte del drama al lidiar con el cambio que se produce en el niño cuando la música llega a su vida.
La actuación del joven Reynaldo Guanche transmite la equilibrada dosis de ingenuidad y madurez que conforma el personaje
Madre divorciada, sin apenas apoyo económico del padre de Esteban, la mujer se gana la vida revendiendo algunas mercancías y se auxilia a veces del hijo para que la ayude. Están atrapados en una Cuba de carencias, frustraciones y esperanzas postergadas, donde de pronto irrumpe la creación artística.
Esteban tiene una obsesión y su madre, en cuanto lo percibe, no duda en brindarle todo el apoyo que necesita. Otras de las virtudes del filme descansa en la actuación del niño Reynaldo Guanche, quien transmite la equilibrada dosis de ingenuidad y madurez que conforma el personaje.
Desde el inicio, los realizadores de Esteban no se conformaron con el excelente guion sobre el que se basa la película, sino que buscaron más allá. Con la historia de este niño prodigio tocaron la puerta y el corazón de ese grande de la música que es Chucho Valdés. Lograron involucrarlo en el proyecto y fue su piano el que dio la intensidad necesaria a cada escena, haciendo aún más creíble la pasión de Esteban.
Toda la música de la cinta fue compuesta e interpretada por ese gran maestro del jazz cubano quien ha dicho sentirse plenamente identificado con la historia. Algo parecido ocurre también a los espectadores, cuando, una vez sentados en la butaca, al transcurrir las primeras escenas, la voluntad de un pequeño genio les roba el corazón a fuerza de notas y melodías.