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Una obra clandestina por la libertad de expresión

Lynn Cruz estrenó 'Patriotismo 36-77', con una escenografía impactante que incluyó la inmersión de los espectadores desde el trayecto

'Patriotismo 36-77' se produjo en gran medida gracias a una recaudación de fondos en la plataforma Verkami. (Pedro Coll)
Luz Escobar

03 de noviembre 2018 - 12:42

Teatro Kairós sigue desafiando la censura y la represión policial. Tras meses de ensayos y estudio estrenó el pasado fin de semana la obra Patriotismo 36-77, dirigida por la actriz Lynn Cruz, en los edificios abandonados de la antigua Escuela de Circo del Instituto Superior de Arte.

Cruz dijo a 14ymedio que "cuando salió la noticia del Decreto Ley 349 que imposibilita el derecho de hacer teatro en las casas" se vio obligada a ser más creativa a la hora de elegir el lugar de presentación.

"Me di cuenta de que los pasillos y los salones eran ideales para simular una cárcel y las galeras. Por otra parte, la luz natural resolvía todos los problemas y la acústica, con un diseño sonoro que partiera del propio ambiente que podíamos crear con los propios elementos de la obra, nos podía hacer prescindir de música. Ya teníamos lo principal resuelto para no tener que hacer un ensayo general y evitar ser descubiertos. Esa es la parte más arriesgada y performática del espectáculo. Si nos ilegalizan el espacio privado seguiremos tomando los espacios que el Estado ha abandonado y que pueden ser ocupados por los artistas", explica la actriz y directora de la pieza.

La pieza se estrenó el pasado domingo sin publicidad, casi en secreto, y solo asistió un grupo selecto de invitados

La pieza se estrenó el pasado domingo sin publicidad, casi en secreto, y solo asistió un grupo selecto de invitados. El elenco de la obra estuvo integrado por la propia Cruz, la actriz Juliana Rabelo y el pintor Luis Trápaga.

La actriz organizó con un grupo de taxistas la recogida de los invitados casa por casa para ayudarlos a desplazarse a la Escuela de Circo, alejada del centro de La Habana.

"La obra aborda la violencia psicológica y física que ejerce el Estado sobre las personas que se atreven a alzar la voz. En medio del proceso descubrí a un director suizo Milo Rau que hizo una obra, Five Easy Pieces, sobre la pedofilia, protagonizada por niños. La crítica habló de la sensación de asfixia con la que había salido de allí, porque la pieza trataba sobre sumisión y poder del adulto al niño violado. Me dije: "Quiero que los espectadores sientan lo que siente un prisionero de conciencia en Cuba". Más allá de las palabras me interesaba que se sugestionaran con lo que pasaba en la escena", explica.

Para Lynn Cruz el traslado de los invitados provocó esa sensación que buscaba, algo que para ella era una "máxima". Los espectadores, que nunca supieron dónde iban ni con quién compartirían el auto que los transportaría, vivirían esa experiencia de "tránsito hacia el lugar de desconfianza, miedo, incertidumbre". Eso es, afirma, lo que sienten las personas que van.

Los personajes son un pintor crítico, que interpreta Luis Trápaga; una estudiante de humanidades hija de un disidente, que encarna Juliana Rabelo, y el personaje que asume Cruz, que es una activista de los derechos humanos hija de un miembro del Partido Comunista.

Para lograr su idea escenográfica, Cruz pensó en todo lo opuesto a la tradición teatral.

Los espectadores, que nunca supieron dónde iban ni con quién compartirían el auto que los transportaría, vivirían esa experiencia de "tránsito hacia el lugar de desconfianza, miedo, incertidumbre"

"Yo tenía pensado un diseño con luces que simularan un túnel, que era difícil de hacer en una casa sin que perdiera la calidad visual pues a veces allí uno no logra generar la atmósfera que necesita en una obra. Me pasó con Los enemigos del pueblo. No estábamos conformes con la visualidad. Luego gracias a unos fotógrafos jóvenes pude tener un escenario ideal que ellos mismos me ofrecieron en secreto. Estando en la filmación [de la película Corazón azul] con Miguel [Coyula] comencé a estudiar las ruinas".

Patriotismo 36-77 se produjo en gran medida gracias a una recaudación de fondos en la plataforma Verkami, donde se describía como "una obra por el derecho a la libertad de expresión en Cuba".

Lynn Cruz ha vivido en carne propia la censura en varios proyectos creativos impulsados al margen de las instituciones culturales del país y se ha enfrentado a la persecución de la Seguridad del Estado, que ha interferido ocasionalmente para impedir presentaciones programadas por ella a nombre de su proyecto teatral independiente.

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