En Cuba no hay pan, pero "hay harina para ahogarse"

En redes sociales, la cantidad de ofertas de este producto, principalmente importado por 'mipymes', es apabullante

Una vez llega a la Isla, el producto se descarga a ojos vista de la población, como ocurría este mismo miércoles en la calle Ayestarán, en La Habana
Una vez llega a la Isla, el producto se descarga a ojos vista de la población, como ocurría este mismo miércoles en la calle Ayestarán, en La Habana / 14ymedio
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29 de febrero 2024 - 17:55

Madrid/“En Cuba hay harina para ahogarse, el único que no tiene es el Estado”. Lo sabe todo el mundo y lo cuenta María, después de pasar la mañana enviando mensajes a varios contactos –conseguidos a través de redes sociales– para comprar la materia prima con que elabora pan, pizzas, cakes y todo tipo de dulces. La oferta es tan apabullante que basta encontrar la mejor propuesta, económica o logística, para poder seguir surtiendo el negocio. 

Emerio González Lorenzo, presidente del Grupo Empresarial Industria Alimentaria, admitió el fin de semana que la “compleja situación” –concepto aplicable al transporte, el combustible, la electricidad, el pollo y a todo lo que va mal en país–  producirá “afectaciones” en la canasta básica que se empezaron a “reflejar” este sábado, según el funcionario, incluso en establecimientos especializados en el turismo. 

Aunque los cubanos llevan más de un año peleando para encontrar un pan más pequeño, más duro y menos sabroso, los anuncios los han puesto a temblar. Varias provincias han anunciado cambios en la distribución, desde Pinar del Río, donde se ha advertido que se reserva a menores de hasta 14 años, hasta Sancti Spíritus, donde fuentes de este diario aseguran que solo habrá disponibilidad los martes, jueves y sábados. 

El Gobierno afirma que la culpa la tienen las “restricciones financieras debidas básicamente al recrudecido bloqueo”

El Gobierno afirma que la culpa la tienen las “restricciones financieras debidas básicamente al recrudecido bloqueo y las limitaciones logísticas que sufre Cuba para traer trigo desde mercados lejanos” y sus esfuerzos por burlarlas no dan resultado. Fuentes en el sector importador aseguran a 14ymedio que el Estado se sirve de algunas mipymes bien conectadas con el régimen para hacerse con el producto sin restricciones, aunque la capacidad no sirva para alimentar a un país. 

“Aquí hay una mipyme grande, privada, que tiene varios negocios gastronómicos: una paladar, dos dulcerías…”, cuenta la fuente, que pide proteger su identidad y ubicación, pero cuenta con documentación que avala lo que sostiene. “Ellos arrendaron ahí un local y están haciendo otra pastelería. Tú lo ves y son particulares, pero en el entramado, cuando tú coges los papeles para la importación y haces la trazabilidad, te das cuenta de que hay dinero que sale de cuentas que son estatales”, asevera. 

El Estado los utiliza, prosigue, para importar mercancías bajo la cobertura de empresas particulares, que actúan de manera legal: cumple las normas y tributa por todas las importaciones. A finales de 2023, el Gobierno anunció el aumento de los costos de importación para productos finales y una bajada para los de materias primas, con el fin de incentivar la fabricación de bienes de consumo en el país. 

Hasta la fecha, solo el alcohol y el tabaco han sufrido el alza impositiva, precisamente porque las autoridades especificaron que habría que definir con precisión cuándo un producto es final y otro intermedio. El ejemplo de la harina fue exactamente el empleado por el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, quien puso de manifiesto cómo dependería de si es para venta directa al consumidor o a un negocio de elaboración de alimentos el pago de aranceles.

Sea como fuere, y mientras se publica la Gaceta Oficial que fijará la norma, las mipymes siguen trayendo harina. De Ucrania, de Rusia, de España, de Colombia… pero sobre todo de Turquía, el mercado informal rebosa de ofertas.

“Disponible sacos de harina de 25 kilos cada uno. El contenedor trae 960 sacos, a 9.000 pesos o 30,50 dólares. Se vende el contenedor completo”, dice un vendedor. “Harina rusa. Pago en dólares o euros por transferencia en el exterior y un porciento en dólares en efectivo”, especifica otro que entrega en el almacén para La Habana o en Cienfuegos para otras provincias. En su caso, el costo es de 1.200 dólares la tonelada y la comisión, de 100 más. 

Los métodos de pago son de lo más diverso, pero la mayor parte requiere que se deposite una buena parte del monto en dólares o, incluso, en bancos fuera de Cuba. Tampoco es raro que se pida una cantidad en efectivo, en pesos en ese caso, para asegurarse el día a día en una Isla carente de liquidez y donde los cajeros funcionan cuando quieren.

“Eso de que puedan ir e importar porque les da la gana, sin que el Estado intervenga, es mentira”

Esos anuncios, en páginas y redes sociales para la compraventa, hablan de contratos y documentación en su mayoría, pero cuando se contacta en privado la transparencia se diluye, a pesar de que, según la fuente de este diario, es casi imposible entrar la mercancía en el país de manera ilegal. “Eso de que puedan ir e importar porque les da la gana, sin que el Estado intervenga, es mentira”, dice tajante.

“Las estatales hacen el pedido a través de una importadora, ya sea CubaExport o Alimport. Las que son combinadas, mitad particulares mitad del Estado, y que son en realidad testaferros del régimen, tienen el contacto directo con el Gobierno, que está detrás del negocio”.

Los particulares pasan más trabajo porque ellos se buscan sus propios proveedores y hacen todo el proceso, antes de ir a la ventanilla única y entregar toda la información para que se le autorice la importación. “Eso de que puedan ir e importar porque les da la gana sin que el Estado intervenga es mentira”, asegura el funcionario.

“Es obligatorio contactar con una agencia de inspección, ya sea Intermar, ya sea Cubacontrol, para poder entrar la mercancía, pero igual tienen que hacer contrato con los servicios sanitarios, con la gente de Salud todo este entramado”, explica. Una vez llega a la Isla, el producto se descarga a ojos vista de la población, como ocurría este mismo miércoles en la calle Ayestarán, en La Habana.

En Santiago de Cuba el pan subsidiado de la libreta se ha suspendido hasta finales de marzo

“Las mipymes, efectivamente, están abarrotadas de harina, y por tanto hay pan a 20 y 100 pesos, todo el que quieras”, cuenta una vecina de Santiago de Cuba, donde el pan subsidiado de la libreta se ha suspendido hasta finales de marzo. El problema, más bien, está en los apagones, que impiden a los hornos trabajar bien. 

Cuando lo consiguen, nada se interpone entre el cubano y el pan. Salvo una cuestión no menor: el dinero. “Garantiza tu pan del mes con pagos desde el exterior. Ofertas por 30 días para que tu familia tenga su pan de cada día”, señala una mipyme habanera en la que se puede encontrar desde pan de hamburguesa de 80 gramos, por 0,19 centavos de dólar, a pan de molde de 800 por 1,50 dólares, e, incluso combos de 10 panes de hamburguesa al día más un paquete de galletas por 86 dólares.

Tampoco echan en falta el producto en una dulcería de El Vedado habanero. “Ahora mismo estamos bien de harina porque hay muchas ofertas. Conseguimos diez sacos a 20.500 pesos cada uno, que nos vendió una mipyme que puede importar. Como nosotros necesitamos tener todo con papeles y registros por el tema de los inspectores, preferimos comprar así y no por la calle”, afirma la propietaria, que ya habla de una situación similar para otro producto, el azúcar, por el que se teme una escasez alarmante, sobre todo si se tiene en cuenta la catastrófica zafra que acecha. 

“Esta que me vendieron es turca y vence en junio de este año, es multipropósito y los sacos son de 50 kilogramos. Con esa misma mipyme conseguimos una azúcar que está muy buena de la marca Caña Brava, peruana, nos costó 24.000 cada saco”.

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