Varias empresas españolas han quebrado por culpa de los impagos del Gobierno cubano
Economía
Una organización patronal señala que La Habana debe más de 350 millones de euros a unas 300 compañías
La Habana/La crisis financiera de Cuba y su informalidad a la hora de pagar sus deudas han hecho que incluso sus socios históricos comiencen a desconfiar. Este jueves, resentida por los impagos a varias empresas de Cataluña, la organización patronal Fomento del Trabajo Nacional, que reúne a empresarios de esa región española, denunció la deuda de más de 350 millones de euros (406,5 millones de dólares) que mantiene la Isla con unas 300 compañías del país. El 15% de ellas, recrimina, se encuentran en una situación financiera “crítica” o han debido cerrar.
Teniendo en cuenta que el 40% de las compañías con las que está endeudada la Isla (unas 120 empresas) –en su mayoría pymes y microempresas– son catalanas, y que el cierre de varias de ellas ha conllevado la desaparición de puestos de trabajo, la asociación impulsa desde 2023 la Plataforma de Afectados por los Impagos del Gobierno Cubano, que incluye a empresas de todo el país “perjudicadas” por la deuda.
También, asegura, ha notificado al Gobierno español de la deuda, así como a grupos parlamentarios, “con el objetivo de activar mecanismos que permitan recuperar las cantidades adeudadas y evitar la desaparición del tejido empresarial exportador afectado”.
"Las deudas impagadas corresponden principalmente a operaciones de exportación, muchas de ellas de carácter humanitario"
“Las deudas impagadas corresponden principalmente a operaciones de exportación, muchas de ellas de carácter humanitario, esenciales para sectores como la sanidad y la alimentación en Cuba”, subraya Fomento, que lamenta que las deudas persistan “a pesar de la histórica relación comercial entre España y Cuba, y de que España ha sido uno de los principales países inversores en la Isla”.
La deuda privada de la Isla con cientos de empresas españolas ha aumentado desde los 336 millones de dólares en que se cifraba la última vez que fue reclamada por la entonces ministra de Industria, Comercio y Turismo de España, Reyes Maroto, que reclamó un plan “gradual” para la devolución durante una visita a La Habana en 2019.
En noviembre de 2024, en una comparecencia en el Congreso de los Diputados, el secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Israel Arroyo, admitió que Cuba adeudaba otros 2.000 millones de euros en conceptos de deuda soberana y con organismos multilaterales. “Es un problema de difícil solución mientras Cuba no pueda pagar, porque ahora mismo la situación es la que es”, dijo con resignación Arroyo.
El jefe de la cartera expuso entonces que la mayor parte del monto tiene un origen histórico, que viene del antiguo Fondo de Ayuda al Desarrollo, de las décadas de los 80 y 90. Para intentar resolver la situación, se han firmado tres acuerdos en los últimos años con Cuba, los dos primeros en 2015 y 2016, en los que se produjo una reestructuración con un alargamiento de los plazos y una quita. En el año 2021 también se firmó otro acuerdo para reorganizar los pagos, en este caso sin quita. Pero el problema de Cuba “es que no puede pagar esa deuda”, insistió Arroyo.
El problema de Cuba “es que no puede pagar esa deuda”
En 2015, la Isla firmó con el Club de París la condonación de 8.500 millones de dólares de los 11.100 millones que La Habana debía desde 1986. España, que forma parte del grupo, negoció también en esa ocasión la reestructuración de deuda a corto plazo por 201 millones de los que se condenó la mayor parte.
Mientras los pequeños empresarios españoles no están dispuestos a perder su dinero, otros con menos riesgo de desaparecer si los negocios con la Isla se desmoronan, como las grandes hoteleras, siguen invirtiendo en hoteles cubanos. Es el caso de firmas como Meliá, con más de una treintena de instalaciones en todo el país, o Iberostar, que recientemente asumió la administración del hotel enclavado en la polémica Torre K.
Las operaciones de estas compañías tampoco han estado exentas de dificultades. Con la caída estrepitosa de la llegada de turistas en los últimos años los hoteles apenas se llenan –la ocupación de Meliá en 2024 fue de apenas el 40%– y la crisis económica hace que surtir los hoteles de productos básicos sea una odisea. Meliá, por ejemplo, tuvo que crear su propia importadora, Mesol, para garantizarse los suministros de todo tipo, desde comida y bebida a medios de protección o mantenimientos.
La avidez del Gobierno cubano por obtener divisas también ha jugado en contra de los empresarios extranjeros, que el pasado abril recibieron con desagrado la noticia de que Cuba no les permitirá repatriar sus ganancias en divisa. Para suavizar el golpe a las finanzas de sus socios, la Isla prometió entonces que podrían abrir nuevas cuentas ilimitadas en moneda fuerte, pero sus operaciones están restringidas al país.