La censura china silencia a una de las más famosas videoblogueras del país

La fama de la videobloguera Papi Jiang llevó a varias compañías chinas a ofrecerle 12 millones de yuanes. (Captura de vídeo)
La fama de la videobloguera Papi Jiang llevó a varias compañías chinas a ofrecerle 12 millones de yuanes. (Captura de vídeo)

19 de abril 2016 - 10:41

Pekín/(EFE).- La censura china ha borrado de internet los vídeos de la famosa bloguera Papi Jiang, quien en los últimos meses se había convertido en una de las grandes sensaciones de la red con monólogos en los que ironizaba con un lenguaje sarcástico la vida cotidiana en China.

Según confirmó hoy la agencia oficial Xinhua, la Administración Estatal de Prensa, Publicaciones, Radio, Cine y Televisión, que controla los contenidos culturales en el país, ordenó la retirada de los vídeos, que tenían más de 100 millones de visitas y habían aupado a Papi Jiang al estrellato.

La Administración Estatal de Prensa, Publicaciones, Radio, Cine y Televisiónordenó la retirada de los vídeos, que tenían más de 100 millones de visitas y habían aupado a Papi Jiang al estrellato

"Se requiere al programa que retire su lenguaje repugnante y su contenido vulgar antes de poder regresar a la red", señaló el órgano censor en un comunicado, donde se advierte que proseguirá la campaña contra similares producciones en internet.

Papi Jiang es el seudónimo de Jiang Yilei, una shanghainesa de 29 años graduada en la Academia Central de Teatro de Pekín que desde agosto del año pasado, cuando publicó sus primeros vídeos, se ha vuelto una cara muy familiar entre los internautas chinos.

Con un lenguaje directo y mordaz, la videobloguera, que siempre comienza sus monólogos con la frase "soy Papi Jiang, una mujer que combina belleza y talento" ha bromeado en sus vídeos con todo tipo de situaciones cotidianas con un barniz de crítica social.

De esta forma, la monologuista, que presume de ser una "sobrante" (apodo con el que en China se conoce a las mujeres aún solteras en torno a los 30 años) ha ironizado sobre el excesivo consumismo en el país, las presiones familiares para que los jóvenes se casen, las dietas adelgazantes o hasta las tradiciones del Año Nuevo Lunar.

Papi Jiang, que cuelga sus vídeos en Youku (un equivalente chino a YouTube, dado que éste no es accesible desde China) y en las redes sociales Weibo y Wechat, apenas habla de política en sus monólogos, aunque en uno de ellos hizo una imitación velada del expresidente Jiang Zemin, frecuente protagonista de chistes y bromas en el país.

La fama de la videobloguera llevó a varias compañías chinas a ofrecerle 12 millones de yuanes (1,8 millones de dólares) a cambio de los futuros ingresos de publicidad de la celebridad, que iba a comenzar a introducir anuncios en sus emisiones esta misma semana.

El negocio está en peligro ahora que los vídeos, desde ayer lunes por la tarde, ya no son accesibles en Youku ni en Wechat (sí están todavía en Weibo, donde tiene 10 millones de seguidores).

El presidente chino, Xi Jinping, ha pedido en reiteradas ocasiones que la cultura y los medios de comunicación se subordinen a los valores del régimen comunista

Ante el revuelo causado, Papi Jiang ofreció disculpas públicas en su microblog de Weibo (equivalente chino a Twitter): "Tendré más cuidado con mis palabras y mi imagen, responderé decididamente a las peticiones de rectificación de los vídeos, y transmitiré energía positiva a todos", señaló.

Yang Ming, empresario y socio de la videobloguera, señaló en declaraciones al diario The Paper que su colega "continuará haciendo vídeos de acuerdo con los valores socialistas".

El presidente chino, Xi Jinping, ha pedido en reiteradas ocasiones que la cultura y los medios de comunicación se subordinen a los valores del régimen comunista, lo que se ha traducido en unos niveles de censura no vistos en décadas, si bien la plena libertad de expresión y de información tampoco existían antes.

En los últimos meses, por ejemplo, se ha prohibido que las series de televisión nacionales contengan personajes homosexuales, y varios líderes de opinión y directivos de diarios han perdido su trabajo o han visto retirados sus textos de internet por criticar al Gobierno, incluso haciéndolo de forma velada o irónica.

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