EE UU intercepta un tercer petrolero en el Caribe en su ofensiva contra el el régimen de Maduro

Caribe

Según algunos medios, se trata del 'Bella-1', vinculado con la Guardia Revolucionaria de Irán y sancionado por Washington

Algunos medios, citando a Bloomberg, aseguran que se trata del Bella 1, un petrolero de propiedad panameña que transportaba crudo sancionado y navegaba con bandera de Guyana.
El Bella-1 efectuaba una maniobra de aproximación a la costa venezolana para cargar sus depósitos. / X
14ymedio

21 de diciembre 2025 - 14:18

La Habana/Estados Unidos interceptó este domingo un tercer petrolero en el mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela, en una nueva escalada de la ofensiva naval lanzada por Washington contra el comercio petrolero del chavismo. La operación, reportada por medios estadounidenses, se produjo apenas un día después de la incautación del Centuries, un tanquero registrado en Panamá que formaba parte de la flota fantasma utilizada para traficar crudo venezolano sancionado.

Hasta el momento, el estado del nuevo buque interceptado y su carga siguen sin confirmarse. Un funcionario estadounidense citado por CNN reconoció que no está claro si el petrolero transportaba crudo venezolano ni si será finalmente confiscado. La falta de información oficial ha añadido incertidumbre a una operación que parece todavía en curso. Algunos medios, citando a Bloomberg, aseguran que se trata del Bella-1, con bandera guyanesa, que estaba efectuando una maniobra de aproximación a la costa venezolana para cargar sus depósitos cuando un navío de guerra de EE UU empezó la persecución.

El Bella-1 se encuentra desde junio de 2024 bajo sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) del Tesoro de Estados Unidos. El buque está vinculado a la compañía Louis Marine Shipholding Enterprises, a su vez relacionada con la Guardia Revolucionaria de Irán.

Según la Ofac, esta compañía ha "asistido, patrocinado o proporcionado materialmente apoyo financiero, material o tecnológico" para la fuerza iraní.

Consultados por la agencia EFE, tanto el Pentágono como la Guardia Costera declinaron hacer comentarios y remitieron todas las preguntas a la Casa Blanca, que hasta ahora no ha corroborado públicamente la intercepción. El silencio oficial contrasta con el tono contundente utilizado por Washington en los decomisos anteriores y refuerza la impresión de que la Administración estadounidense está dispuesta a actuar primero y explicar después.

El 'Bella-1' se encuentra desde junio de 2024 bajo sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro de Estados Unidos

Con este nuevo episodio, ya son dos los tanqueros interceptados este fin de semana y tres en total desde que EE UU recrudeció sus esfuerzos para cortar el flujo de petróleo desde Venezuela. La ofensiva se inscribe en la presión creciente del Gobierno de Donald Trump contra el régimen de Nicolás Maduro, al que acusa de financiarse mediante redes ilícitas de tráfico de crudo y narcotráfico.

El sábado, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó la confiscación del Centuries, al que la Casa Blanca calificó como un buque de “bandera falsa” integrado en “la flota fantasma venezolana para traficar petróleo robado y financiar el régimen narcoterrorista de Maduro”. El Gobierno estadounidense defendió la legalidad de la operación alegando que, aunque el barco no figuraba en la lista negra, el crudo que transportaba sí estaba sancionado.

La portavoz adjunta de la Administración, Anna Kelly, insistió en ese punto tras las dudas surgidas por el estatus del buque. Según Kelly, el tanquero transportaba petróleo de la estatal Pdvsa, empresa sancionada por Estados Unidos, lo que justificaría la incautación pese a que el navío no estuviera formalmente incluido en la lista de embarcaciones penalizadas.

El antecedente inmediato de esta cadena de operaciones fue la confiscación, el pasado 10 de diciembre, del buque Skipper, un petrolero ya sancionado que también transportaba crudo venezolano. Días después, Trump anunció un “bloqueo total” a la entrada y salida de Venezuela de buques petroleros sancionados por Washington, una declaración que despejó cualquier duda sobre la intención de utilizar el control marítimo como herramienta central de presión política y económica.

Desde agosto, además, Estados Unidos mantiene un amplio despliegue militar en el Caribe en el marco de una campaña antidrogas. Según datos oficiales, esa operación ha derivado en la destrucción de unas 30 lanchas vinculadas al narcotráfico y en la muerte de más de un centenar de sus tripulantes.

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