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Vietnam, el verdugo silencioso

Las ejecuciones con pelotón de fusilamiento fueron sustituidas hace pocos años por la inyección letal. (Amnistía Internacional)
Eric San Juan

13 de junio 2017 - 10:07

Ho Chi Minh (Vietnam)/(EFE).- Los números publicados por el régimen comunista de Vietnam lo sitúan como el tercer mayor verdugo del planeta, solo por detrás de China e Irán, unos datos muchos más altos de los que barajaban los observadores internacionales.

Un informe del Ministerio de Seguridad Pública vietnamita indica que entre el 6 de agosto de 2013 y el 30 de junio de 2016 fueron ejecutados 429 presos en el país asiático, unos números únicamente superados en ese periodo por China, con más de 3.000 ejecuciones, e Irán, con 567, según datos de Amnistía Internacional.

La cifra, que arroja una media de 147 ejecuciones al año o más de 12 al mes, ha sorprendido a activista humanitarios, confundidos por la opacidad del régimen y por las reformas legales que en los últimos veinte años han reducido de 44 a 18 los crímenes castigados por la pena capital.

Entre el 6 de agosto de 2013 y el 30 de junio de 2016 fueron ejecutados 429 presos en el país asiático, unos números únicamente superados en ese periodo por China

"La magnitud de las ejecuciones en Vietnam en los últimos años es realmente escandalosa. Este mecanismo de ejecución en serie eclipsa por completo las recientes reformas relacionadas con la pena de muerte. Cabe preguntarse cuántas personas más han sido víctimas de la pena de muerte sin que el mundo lo sepa", denunció en un comunicado Shalil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.

Shetty también criticó la falta de transparencia de Hanoi, que no ha ofrecido ningún dato sobre el número de ejecuciones desde el 30 de junio de 2016 y tampoco ha indicado los delitos que cometieron los presos sentenciados, al considerar estos datos como secretos de Estado.

"Resulta imperativo que las autoridades vietnamitas hagan pública la información sobre el uso de este castigo en el país e inmediatamente establezcan una moratoria sobre todas las ejecuciones con vistas a abolir la pena de muerte", exigió Amnistía Internacional.

Uno de los pocos números públicos es el de las al menos 681 personas que esperan en el corredor de la muerte de Vietnam a ser ejecutadas con una inyección letal.

Este método reemplazó al pelotón de fusilamiento en 2011, pero la escasez de barbitúricos y productos químicos necesarios para fabricar el veneno provocó una suspensión de más de dos años, con presos sobreviviendo en pésimas condiciones por la saturación de los centros y varios casos de suicidios.

La inyección letal reemplazó al pelotón de fusilamiento en 2011, pero la escasez de barbitúricos y productos químicos necesarios para fabricar el veneno provocó una suspensión de más de dos años

En agosto de 2013 se reanudaron las ejecuciones con un compuesto químico producido en el país y cuyos componentes no han sido revelados.

La mayoría de las condenas se producen por asuntos relacionados con tráfico y posesión de drogas. La legislación vietnamita es de las más restrictivas del mundo en esta materia, ya que castiga con la pena capital el tráfico de más de 600 gramos de heroína y de más de 2,5 kilos de metanfetaminas.

Como en otros países son punibles con la sentencia de muerte asesinatos y violaciones, pero también delitos económicos, como la malversación de fondos y los sobornos.

Este mismo año fueron condenados a muerte dos antiguos ejecutivos de la empresa estatal Vinashin, acusados de embolsarse de manera fraudulenta 11,3 millones de dólares entre 2006 y 2008.

Además de estos delitos, el Comité de Derechos Humanos sobre Vietnam (CDHV) expresa en su informe de 2016 su preocupación por las condenas por crímenes "violadores de la seguridad nacional".

Aunque en la Asamblea Nacional de Hanoi son frecuentes los debates sobre los delitos punibles con la pena capital, no se contempla su abolición

Bajo esta denominación se incluyen la alta traición, las actividades encaminadas a derrocar al Gobierno, el espionaje, la rebelión, las actividades terroristas contra la administración y el sabotaje de los pilares de la República Socialista de Vietnam.

Para el CDHV estos crímenes están "vagamente definidos" y recuerda que la comunidad internacional ha mostrado reiteradamente su preocupación por la posibilidad que activistas pro derechos humanos puedan ser condenados por su ejercicio de la libertad de expresión.

Aunque en la Asamblea Nacional de Hanoi son frecuentes los debates sobre los delitos punibles con la pena capital, no se contempla su abolición.

La delegación vietnamita ante la ONU rechazó en 2014 una moratoria alegando que "la pena de muerte es indispensable en Vietnam para garantizar una vida segura para toda la comunidad" y que "es una cuestión de seguridad, no de derechos humanos".

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