Los Lineamientos y la Conceptualización, los grandes ausentes en el actual Programa de Gobierno

Opinión

El documento más reciente intenta vender la idea de que se inicia una "nueva etapa" económica, pero sin admitir que la anterior fracasó

Producción agricola
Productos agrícolas importados / Aumentar la producción agrícola nacional está entre los objetivos incumplidos de los textos anteriores. / 14ymedio
Reinaldo Escobar

24 de noviembre 2025 - 11:26

La Habana/Solo tras la segunda lectura al nuevo Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía pude percatarme de que faltaba algo: no hay ni la más mínima referencia a los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución ni tampoco a la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista.

¿Los redactores del nuevo texto olvidaron que esos documentos ya existían? Responder esta interrogante pasa por recordar el carácter de ambos precedentes.

¿Los redactores del nuevo texto olvidaron que esos documentos ya existían?

La Conceptualización del Modelo (2017) es, esencialmente, la constitución económica del Partido Comunista de Cuba (PCC). Es un texto rígido y doctrinal. En sus páginas, la empresa estatal continúa siendo la apuesta económica "principal", el mercado es una criatura extraña que se tolera "sin perder el rumbo socialista" y la propiedad privada aparece como si fuera una visita incómoda: se le abre la puerta, pero se vigila que no toque nada. Con sus casi 90 páginas, sirve más para justificar lo que no se debe hacer que para proponer lo que sería necesario.

Por su parte, los Lineamientos (2011-2021) llegaron con la promesa de modernizar, flexibilizar y, en términos prácticos, permitir que la economía respirara. Aunque contienen tímidos gestos hacia la realidad—reconocer el mercado, mencionar la productividad, admitir la necesidad de inversión extranjera—todo va acompañado de frases que, como un GPS averiado, siempre redirigen al mismo destino: control estatal y más socialismo.

El recién publicado Programa, en cambio, es un texto escrito en modo crisis extrema. Quiere resolver cuanto antes lo que los Lineamientos llevan una década "actualizando" y que la Conceptualización impide modificar. El nuevo documento se presenta como una intervención de urgencia, pero es más bien un analgésico sin antibiótico.

El nuevo documento es más bien un analgésico sin antibiótico

El texto diagnostica problemas que el propio modelo generó, propone corregir "distorsiones" que en su momento fueron defendidas como "conquistas" y habla de "reimpulsar" una economía que, en la realidad, nunca ha despegado por sí sola y solo ha vivido breves momentos de crecimiento cuando algún subsidio foráneo la ha sostenido.

Comparando los tres documentos, la única evolución clara que se percibe entre ellos es el tono. Mientras la Conceptualización habla desde el atril solemne de la doctrina económica del Partido, los Lineamientos se expresan desde una climatizada sala de reuniones y el Programa comunica con la premura que se experimenta en el agitado pasillo de urgencias de un hospital.

Sin embargo, en cuanto al contenido, los tres comparten amplias zonas conceptuales y pilares como la apuesta por el modelo estatal centralizado, el miedo a la autonomía económica real del sector privado y el mismo desconocimiento de la lógica empresarial moderna.

Pero volviendo al inicio, nada de esto justifica que el Programa omita y desconozca la existencia de lo que, en el pasado reciente, fue presentado como "la brújula estratégica del socialismo cubano". 

Tengo mucha curiosidad por saber cuál será la respuesta que trae preparada el funcionario encargado de "aclarar dudas" en las anunciadas asambleas para analizar el documento con los vecinos del barrio. Probablemente ponga en duda estas ausencias e invite a una lectura más cuidadosa, o diga que están tan implícitos que sobraba su mención. O nos da la sorpresa de reconocer que no sabe la razón por la que no fueron mencionados los textos anteriores.

La ausencia total de referencias a los Lineamientos y a la Conceptualización en el nuevo Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía no es un descuido técnico ni un olvido inocente. Es, más bien, una decisión política cargada de significado. Hay varias razones —y algunas probablemente hasta se combinan— para explicar este silencio tan llamativo, pero se resumen en que ambos documentos se han vuelto un lastre incómodo

La cúpula gobernante sabe que esos textos no han cumplido con los objetivos

Hoy, en medio de una profunda crisis, la cúpula gobernante sabe que esos textos no han cumplido ni remotamente con los objetivos que prometieron: no estabilizaron la economía, no evitaron el colapso del sistema productivo, no ampliaron significativamente el sector privado, ni atrajeron considerablemente la inversión extranjera. Referirse a ellos ahora sería reconocer públicamente ese fracaso. Es evidente que el Gobierno busca "empezar de cero"… sin admitir que empieza de cero.

El Programa actual intenta vender la idea de que se inicia una "nueva etapa" económica, pero sin el riesgo político de admitir que la anterior fue un error monumental. Si mencionaran los Lineamientos, tendrían que explicar por qué —a pesar de haberlos defendido durante años, haberlos llevado a congresos del PCC y haber declarado que eran el camino correcto— hoy es necesario sustituirlos por un "programa de emergencia".

Eliminar las referencias permite pasar la página sin asumir la responsabilidad histórica porque el nuevo Programa es pragmático, no ideológico. Mientras que los Lineamientos y la Conceptualización eran documentos de fuerte carga doctrinal, llenos de afirmaciones sobre la "irreversibilidad del socialismo", el papel del Estado socialista como regulador absoluto, y el mercado solo como "complemento".

Eliminar las referencias permite pasar la página sin asumir la responsabilidad histórica

El Programa, en cambio, es un texto de supervivencia, reactivo, hecho al calor de la crisis energética, la inflación, el éxodo masivo y la escasez generalizada. Aunque sigue evitando cualquier reforma estructural, es más técnico y menos filosófico. Citar en su cuerpo los documentos previos habría introducido un ruido ideológico que contradice el discurso de urgencia que el Ejecutivo quiere transmitir.

Por lo tanto, reconocer que se está abandonando lo aprobado por el propio Partido supondría minar el único capital político que les queda: la idea de que todo está bajo control y que hay una dirección histórica coherente. El silencio evita mostrar las fracturas internas.

El silencio evita mostrar las fracturas internas

Además, si el Programa fuera presentado como parte de la evolución de los Lineamientos y la Conceptualización, los economistas —y la ciudadanía— podrían preguntar: ¿Qué indicadores se usaron para evaluar el cumplimiento de los Lineamientos? ¿Qué metas de la Conceptualización se alcanzaron? ¿Quién responde por el fracaso de ambos textos? ¿Qué garantiza que este nuevo Programa no terminará exactamente igual, como papel mojado?

La omisión, entonces, funciona como un mecanismo de autoprotección política. Entre otras razones porque el Programa intenta sonar más "presentable" de cara a los potenciales inversionistas extranjeros y a los organismos internacionales. A diferencia de los documentos anteriores, muy marcados por el lenguaje socialista, este documento utiliza una prosa más tecnocrática, quizás para ganar tiempo ante los acreedores y vender la idea de un "reordenamiento".

La omisión, entonces, funciona como un mecanismo de autoprotección política

En el fondo, el régimen cubano no quiere que la audiencia conecte los puntos. De hacerlo, llegaría a la conclusión de que el Programa es el reconocimiento implícito de que el modelo económico cubano —tal cual fue formulado en la Conceptualización y los Lineamientos— ha fracasado. Pero como el PCC no puede expresarlo en voz alta, opta por ignorar esos documentos y reinventar, sin decirlo, un nuevo conjunto de "prioridades".

Se trata de la vieja estrategia del poder en Cuba: reformular sin admitir el fracaso y borrar sin anunciar que se borra. En resumen: empezar un nuevo ciclo, sin terminar de cerrar, con éxito, el anterior.

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