Búsqueda y captura de las 'jabitas' de nylon

Una avalancha de inspectores dispuestos controlar la reventa de bolsas de plástico ha complicado el suministro en las últimas semanas

El elevado consumo ha provocado que las autoridades limiten la venta a 20 unidades por persona en muchas ocasiones. (14ymedio)
El elevado consumo ha provocado que las autoridades limiten la venta a 20 unidades por persona en muchas ocasiones. (14ymedio)
Marcelo Hernández

20 de septiembre 2018 - 16:14

La Habana/Hasta hace poco se oía a las afueras de los mercados agrícolas el conocido pregón de jabitas de nylon repetido fundamentalmente por ancianos jubilados que compensan sus bajas pensiones con la venta de bolsas de plástico. Los revendedores compran el producto a 50 centavos de pesos cubanos y lo comercializan a 1 CUP, algo que las autoridades se han propuesto eliminar. De ahí la razzia que han desatado en las últimas semanas.

Una avalancha de inspectores, con talonarios de multas y dispuestos a limpiar de vendedores de jabas los mercados de La Habana, han ido desembarcado desde hace más de un mes en todos los barrios donde se ubica alguno de estos concurridos espacios de venta, sean de gestión privada, como el de la calle San Rafael, o administrados por el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT).

Los revendedores compran el producto a 50 centavos de pesos cubanos y lo comercializan a 1 CUP, algo que las autoridades se han propuesto eliminar

Como resultado, los clientes tienen ahora menos oportunidades para lograr llevarse la mercancía de las tarimas si olvidaron traer una bolsa desde la casa o deben hacer largas filas para comprar las que venden los puestos estatales. No obstante, siempre hay algún comerciante de jabitas que logra burlar el cerco y pregonar, en voz baja, su mercancía, aunque los riesgos son altos y puede terminar en la estación de policía con una multa de 1.500 CUP.

"Esto es hasta que pasen unos días y todo se calme", asegura Verónica, una jubilada de 78 años que se dedica a la venta de bolsas de plástico en el mercado de las calles 17 y K en el Vedado habanero. "Ya hemos vivido otras veces este tipo de ofensivas y al final terminan por apagarse", confía la mujer. Sin embargo, "cada día que no puedo vender jabas es un día que como peor, que se pone en riesgo que no pueda pagar la electricidad o que tengo que ir caminando a todas partes porque no puedo pagar un carro".

La jaba de nylon es parte importante del universo cubano y tiene tantos usos como las circunstancias obligan. Lo mismo sirven para lograr parar la rotura de una tubería, como almacenar alimentos o colocarse en la cabeza y cubriendo los zapatos si se va a realizar alguna labor que ensucie mucho. Es raro encontrar a alguien que camine por las calles sin llevar una en el bolsillo o doblada en la cartera.

El elevado consumo del producto ha hecho que la demanda sea muy alta y es frecuente que, en los puestos estatales donde se vende, se limite a 20 unidades por persona. Las autoridades argumentan que la regulación se realiza para evitar la intervención de "los acaparadores".

Los trabajadores por cuenta propia, que no pueden comercializar bolsas para los clientes pero a veces deben dispensar la mercancía en ellas, se quejan de que en los locales oficiales no les entregan un vale de compra de las bolsas cuando las adquieren, aunque luego pueden exigírselo para justificar su adquisición legal.

Las 'jabitas' escasean allí donde son más necesarias, como en las tiendas de la red de comercio en divisas, desde donde miles de ellas son sustraídas cada día para ir a parar al mercado negro

Las jabitas escasean allí donde son más necesarias, como en las tiendas de la red de comercio en divisas, desde donde miles de ellas son sustraídas cada día para ir a parar al mercado negro. Buena parte de las bolsas que se venden a las afueras de los mercados provienen justo del desvío de recursos estatales.

Mientras en el resto del mundo se intenta limitar o penalizar el consumo de bolsas de plástico, en Cuba se sigue considerando en un producto imprescindible, con un importante desabastecimiento que obliga a los ciudadanos a recorrer largas distancias para encontrar alimentos. Los humoristas, incluso, describen la anatomía del cubano como cabeza, tronco y extremidades... más una jabita de nylon. Por estos días esa estructura está incompleta.

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