La obsesión por perder peso llega a Cuba

Un hombre comiendo (Silvia Corbelle)
Más del 43% de la población cubana padece algún grado de sobrepeso según datos de la FAO. (Silvia Corbelle)
Zunilda Mata

21 de abril 2017 - 14:48

Santa Clara/Ana Laura se gradúa en junio y se ha propuesto entrar en el vestido que le han regalado cueste lo que cueste. "Tomo mucha agua, no como pan y ahora mismo estoy en un dieta intensiva", confiesa la joven, de 22 años.

Su régimen alimenticio no ha salido de una consulta médica, sino de los consejos de sus amigas, que le recomendaron consumir solo "helado, té y agua". Desde que comenzó, hace unas semanas, dice haber perdido 12 libras y aunque se la ve demacrada y reconoce tener "poca energía", quiere seguir adelante con sus restricciones calóricas.

El estereotipo de belleza que primó en Cuba durante décadas ha ido cambiando con los años. Aquellas criollitas de cintura estrecha y curvas bien marcadas que se hicieron famosas en las caricaturas y los boleros de amor ahora se ven desplazadas por cánones más delgados y estilizados.

Para el endocrinólogo Alberto Quirantes Hernández el problema de la alimentación cotidiana está en el abuso de la sal

La obsesión por perder libras ha llegado a la Isla, sobre todo entre los más jóvenes. Muchos recurren a los ejercicios físicos para quemar grasa o echan mano de cuanto producto adelgazante se vende en el mercado informal. En la red, las ofertas de tés "mágicos" y cremas reductoras son cada vez más abundantes.

Pero mantener la línea no es fácil. Las cafeterías y restaurantes se han multiplicado con la ampliación del sector privado y ahora los atractivos dulces, las populares pizzas y las jugosas hamburguesas acechan al cubano con ofertas tentadoras.

La cultura culinaria no ayuda mucho en una gastronomía en la que los platos de carne de cerdo, el pan y los embutidos proliferan mientras se ausentan frecuentemente las verduras y los vegetales. En lo que a la forma de preparación respecta, los hábitos tampoco son muy saludables. Abundan las recetas fritas, empanizadas o embadurnadas en grasa animal.

Para el endocrinólogo Alberto Quirantes Hernández el problema de la alimentación cotidiana está en el abuso de la sal. El conocido especialista, tertuliano frecuente de programas de televisión y radio, considera que un "estilo de vida sano, con una dieta balanceada y ejercicio físicos" es la mejor manera de mantenerse en forma.

En su libro Comer... pero sin sal el doctor, que labora en el Hospital Docente Salvador Allende de La Habana, recomienda usar con más frecuencia en las recetas algunas especias como el tomillo, el cilantro y el laurel, para evitar "dar sabor" a los alimentos agregando demasiada sal, como es tan común en las cocinas cubanas.

Más del 43% de la población cubana padece algún grado de sobrepeso según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). El 18,1% de las mujeres y el 11,4% de los hombres son obesos. Para ellos, los riesgos de padecer diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, renales y respiratorias son mayores pero también la depresión, los problemas de movilidad y el rechazo social.

"La gente se descuida y se atiborra de carbohidratos y comidas fritas. Cuando vienen al gimnasio ya la situación está descontrolada"

Aquella frase de la "curva de la felicidad" con la que muchos hombres justificaban su abultada panza está perdiendo fuerza. Ahora, los jóvenes suben a las redes sociales las fotos de su abdomen plano y el sueño de muchos es mostrar con orgullo los "cuadritos" que prueban que hace ejercicios físicos con frecuencia.

Para suerte de los que no quieren engordar, las tímidas reformas económicas también han permitido la proliferación de gimnasios, spas y masajistas que prometen ayudar a sus clientes a mantenerse en forma.

Yuri es entrenador deportivo en un gimnasio privado de la ciudad de Santa Clara. "La mayoría de la gente que viene quiere perder esas libras de más que tienen en el abdomen, glúteos y muslos", comenta. "Antes venían más mujeres que hombres pero ahora los números son bastante similares".

El joven cobra 1 CUC a la semana por cada cliente que necesita una atención y un monitoreo especial. Tiene al menos una veintena. "Vienen artistas preocupados por su imagen cuando suben a un escenario, mujeres que recientemente han dado a luz y desean recuperar su figura, o jóvenes que están buscando trabajo en algún negocio privado", detalla.

La percepción del entrenador, con una licencia para trabajar por cuenta propia como Instructor de Prácticas Deportivas, se corresponde con los resultados de estudios realizados por el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA).

La entidad estatal sitúa los mayores problemas de obesidad en la región central del cuerpo. Entre las causas están el sedentarismo y el alto consumo de grasas, azúcares y carbohidratos, debido en parte a que la canasta básica que se distribuye en el mercado racionado está compuesta fundamentalmente por arroz, azúcar y granos. Sin embargo, Yuri cree que hay mucho de voluntad y decisión propia. "La gente se descuida y se atiborra de carbohidratos y comidas fritas. Cuando vienen al gimnasio ya la situación está descontrolada".

A pocos metros de los hércules y las bicicletas estáticas que gestiona Yuri, una costurera septuagenaria se queja de que ahora sus clientas parecen "palos de escoba". Rita, veterana de las agujas y los dedales, recuerda con nostalgia que antes "las mujeres no se avergonzaban de sus formas y hacer cualquier ropa daba gusto". De su casa taller "todas salían viéndose bien y a su manera, pero ahora todas quieren ser igual de flacas".

Palabras como fitness, calorías, dieta y zumba ganan protagonismo. En el informal paquete también proliferan los cursos para bajar de peso frente a la pantalla y consejos para alimentarse mejor. Mantenerse en forma es también el distintivo de una emergente clase social, con más recursos y que se muestra más preocupada por su apariencia.

"Buscamos mujer joven para trabajo de asistente con un salario de 60 CUC mensuales", más que lo que gana un doctor, reza un anuncio pegado en una fachada de la calle Infanta en la capital. "Tiene que ser universitaria, discreta y delgada", enumera la oferta de empleo. "Si no cumple con alguno de estos requisitos, por favor no contacte, no nos haga perder tiempo", advierte.

En busca de la píldora mágica

"Vendo píldoras de lecitina de soya, extracto de café y de levadura de cerveza", asegura un anuncio clasificado en el popular sitio Revolico. La vendedora describe, al otro lado de la línea, otros muchos productos "nuevos, recién llegados a Cuba" que "garantizan una pérdida importante de peso". Para quienes se conforman con un efecto óptico, tiene "fajas reductoras de todos los tamaños".

"Algunos obesos, en su afán de reducir el peso corporal han acudido a dietas fantasiosas y desequilibradas. También a tabletas o a fórmulas extrañas supuestamente milagrosas con el fin de quemar las libras de grasa sobrantes de forma espectacular", advierte el doctor Quirantes Hernández.

"No se puede bajar en 15 o 20 días lo engordado en cinco o diez años"

"Tras esas amargas experiencias y muchos fracasos y desilusiones por el empleo de métodos inefectivos y hasta peligrosos" comprenden que lo mejor es llevar en sus vidas una alimentación equilibrada, afirma el experto que, además, recomienda fijarse metas realistas a la hora de perder peso. "No se puede bajar en 15 o 20 días lo engordado en cinco o diez años", zanja.

Una doctora especializada en endocrinología del Hospital Ameijeiras que prefirió el anonimato se muestra preocupada con la situación. "Cada vez llegan más adolescentes y jóvenes con trastornos alimentarios, fundamentalmente bulimia y anorexia", sostiene. "También otras con problemas de salud porque han estado usando de manera descontrolada productos que sirven supuestamente para bajar de peso".

Entre los casos más graves que ha atendido, recuerda el de una bailarina de ballet de 18 años obsesionada con su peso. "Llegó a pedir que le hiciéramos una cirugía bariátrica y no pesaba ni 120 libras", recuerda. "¿Cómo es posible que una joven sana quiera entrar a un salón de operaciones y arriesgarse a los peligros de una intervención quirúrgica por verse más flaca de lo que ya está?", lamenta.

A mediados del año pasado se realizaron en la Isla las seis primeras cirugías bariátricas con la técnica Bypass Gástrico por Laparoscopia y la asesoría de doctores colombianos. En febrero de este año, un grupo de galenos norteamericanos impartió algunos seminarios para aplicar la robótica a las cirugías mínimamente invasivas, entre ellas las relacionadas con la reducción del tamaño del estómago.

"En el caso de ellos, además de la delgadez, buscan una masa muscular llamativa que muchas veces logran a base de suplementos y preparados muy peligrosos, o inyectándose aceite de maní"

La doctora considera que "la presión social alrededor de las adolescentes se ha hecho más fuerte para que estén delgadas". Aunque reconoce que el fenómeno "también afecta a los hombres, en el caso de ellos, además de la delgadez, buscan una masa muscular llamativa que muchas veces logran a base de suplementos y preparados muy peligrosos, o inyectándose aceite de maní".

El más extendido en su uso dentro de la Isla es el synthol, creado en 1982 por el fisicoculturista alemán Chris Clark. En algunos países como Estados Unidos está aprobado para uso externo y contiene 85% de ácidos grasos y 7,5% de alcohol bencílico. Las autoridades han llamado la atención sobre esta práctica por las infecciones de miembros y amputaciones que ha provocado en Cuba.

"La mejor forma de verse bien es estar saludable", asegura la galena. "Muchas de estas obsesiones por parecerse a los famosos de las revistas terminan por destruir la salud física y mental".

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