Dimite la ministra, pero el oficialismo sigue sin reconocer la pobreza en Cuba
opinión
En Cuba nadie está autorizado a renunciar a su cargo, la caída en desgracia y el cese en funciones siempre llegan desde "arriba"
Los apagones, la inflación y la crisis económica han dejado de ser protagonistas de las conversaciones en las calles cubanas, al menos por unos días. El centro del enojo social se ha volcado sobre la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, quien el lunes pasado hizo una agria diatriba contra las personas que piden dinero en la vía pública o hurgan en la basura para poder comer. La indignación ha llegado a un punto en que la funcionaria ha terminado por renunciar a su cargo, una movida cosmética en un régimen que no quiere reconocer la extensión y el dramatismo de la pobreza en la Isla.
Ante el Parlamento, Feitó arremetió contra esas personas "disfrazadas" de gente sin hogar que extiende sus manos para pedir unos billetes, limpia los parabrisas en un semáforo para lograr un mísero pago o hunde sus manos en los contenedores llenos de residuos para después llevarse un trozo de pan o una fruta casi podrida a la boca. A todos esos cubanos en extrema vulnerabilidad y muchos sin un techo bajo el que dormir, la ministra los acusó de ser borrachos, simuladores e ilegales. Ante decenas de parlamentarios desgranó sus insultos sin recibir ninguna crítica, sin que nadie alzara la mano para pedir la palabra y rebatirla.
Por suerte tenemos las redes sociales. Poco después de aquella nefasta intervención, los breves minutos de Feitó frente al micrófono se hicieron virales en internet. No había manera de defender sus palabras ni siquiera desde un régimen acostumbrado a cerrar filas alrededor de las barrabasadas que pronuncian sus dirigentes. Para un sistema que se ufana de ser "de los humildes y por los humildes", el tono despectivo de la titular de Trabajo, justamente hacia los más pobres, era indefendible. Comenzó entonces a desplegarse la estrategia de control de daños que concluyó con la salida de Feitó del ministerio. Pero las causas que la llevaron a asegurar que los deambulantes son "personas que han encontrado un modo de vida fácil" siguen ahí.
Reconocer la miseria en la que vive buena parte de la población o seguir pavoneándose de que 66 años después se ha erradicado el flagelo de la indigencia, ese es el dilema
Las autoridades de la Isla están atrapadas en un dilema de difícil solución. Reconocer la miseria en la que vive buena parte de la población, para intentar aliviar esas estrecheces, o seguir pavoneándose de que 66 años después de aquel enero de 1959, en Cuba se ha erradicado el flagelo de la indigencia y eso hace a nuestro modelo político y económico superior a su némesis capitalista. Ponerle cifras a los desprotegidos y menesterosos sería admitir que el sistema ha fracasado en uno de sus objetivos iniciales y que no ha valido la pena la pérdida de libertades cívicas e individuales si ni siquiera ha logrado reducir el número de desamparados.
En Cuba nadie está autorizado a renunciar a su cargo. La caída en desgracia y el cese en funciones siempre llegan de "arriba", es una orden que baja desde una cúpula que es capaz de sacrificar a cualquier cuadro partidista con tal de protegerse. Es lo que ha ocurrido en esta ocasión. El oficialismo trata ahora de contraponer a los desvaríos de Feitó las palabras del gobernante Miguel Díaz-Canel, que, horas después del desaguisado de la ministra y sin mencionar su nombre, aseguró que "la Revolución no puede dejar a nadie atrás". Pero la esencia de la política de seguridad social ha quedado expuesta. Para el castrismo, los pobres son una presencia molesta que les recuerda y exhibe su fracaso.
Quizás sea la primera vez que un ministro cubano, del último medio siglo, renuncia por las presiones populares a partir de lo publicado en la prensa independiente y de lo difundido en redes sociales. El régimen ya no corre solo en la pista del relato público y se le ven cada vez más los tropiezos, las meteduras de pata y su profunda esencia reaccionaria.
________________________
Nota de la Redacción: Este artículo se publicó originalmente en DW y se reproduce con licencia de la autora.