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La embajada de EE UU ha cerrado su servicio público de internet en La Habana

Los Centros de Recursos Informativos suspenden el acceso del público como parte de la reducción de las prestaciones de la sede diplomática

La reducción de personal en la embajada de Estados Unidos en La Habana tiene como consecuencia el cierre al público de los Centros de Recursos Informativos. (EFE)
Luz Escobar

17 de octubre 2017 - 14:47

La Habana/El fin del servicio de conexión a internet desde la embajada de Estados Unidos en Cuba se cuenta ya entre las "víctimas colaterales" del proceso de suspensión de las labores consulares a raíz de los supuestos ataques sónicos que han afectado a 22 funcionarios de la sede diplomática.

Los Centros de Recursos Informativos (CRI) Abraham Lincoln y Eleanor Roosevelt ubicados en el mismo edificio que la embajada de EE UU permanecen cerrados al público desde el pasado septiembre.

"No están funcionando", aseguró de forma categórica este lunes a 14ymedio Yuliana Nogales, asistente de Medios y Asuntos Públicos de la sede diplomática. La funcionaria, que vincula la medida a la reducción de personal, no pudo precisar una fecha de reapertura para que los cubanos puedan volver a usar estas instalaciones cuya misión es "promover los intereses nacionales de Estados Unidos mediante la entrega de información sobre su política al público extranjero".

En Cuba los CRI aterrizaron hace décadas en la entonces Sección de Intereses y ya en aquel momento levantaron ampollas en el oficialismo por su capacidad para proporcionar acceso gratuito y sin censura a internet

Los CRI son centros culturales que provén de forma gratuita recursos sobre EE UU. Originalmente incluían bibliotecas, pero han evolucionado hasta ofrecer servicios de conexión de internet, cursos de inglés, apoyo a profesores y alumnos o talleres por videoconferencia.

En Cuba los CRI aterrizaron hace décadas en la entonces Sección de Intereses de Estados Unidos y ya en aquel momento levantaron ampollas en el oficialismo por su capacidad para proporcionar acceso gratuito y sin censura a internet, un recurso ampliamente utilizado por activistas y opositores.

La conexión a internet desde estos locales estaba regulada bajo estrictas normas éticas que incluyen la prohibición de navegar por sitios "pornográficos, o de juegos, o para encontrar pareja o amigos". Tampoco estaba permitido "realizar ninguna actividad comercial o financiera" desde las computadoras.

No obstante, la "internet de la SINA" -como muchos llamaban a ese acceso web en alusión al nombre que tenía el inmueble antes de convertirse en Embajada- no estaba limitada por la censura de contenido según parámetros políticos ni ideológicos.

Sitios censurados por el Gobierno cubano, como Cubanet, Diario de Cuba y este diario podían ser visitados sin contratiempos y sin la necesidad de usar un proxy anónimo, como sí es obligatorio en las redes de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba.

Durante la etapa de negociaciones de los últimos tres años entre la Plaza de la Revolución y la Casa Blanca para reiniciar las relaciones diplomáticas se incluyó como tema a abordar la permanencia de estos locales de navegación web, pero hasta ahora habían continuado abiertos al público.

La embajada anunció originalmente el cierre de los servicios consulares, y con ellos el de ambos locales, a raíz de los destrozos dejados por el huracán Irma en el litoral norte de la capital cubana que dañaron la infraestructura de la embajada estadounidense. Ahora, el cierre que se preveía puntual se amplía como reacción de la Casa Blanca ante el ataque acústico que sufrieron 22 de sus funcionarios en territorio cubano.

Elsa Morejón lamenta el fin de un espacio sin censura mientras "no se permite la llegada de noticias desde el exterior a los email del servicio Nauta"

Al periodista independiente Augusto César San Martín no le ha sorprendido el cierre de estos locales. "Se veía venir, porque desde hace un par de años no funcionaban con los objetivos originales", afirma. Según varios opositores, desde el 17 de diciembre de 2014 se había reducido mucho el tiempo de acceso a internet de opositores y activistas, para dar turnos de navegación estudiantes y usuarios sin vinculación política activa.

Para la activista Elsa Morejón la pérdida de ese acceso a internet es "catastrófica" en un país "sin libertad de expresión, donde todos los medios de comunicación están en manos del Gobierno". La disidente lamenta el fin de un espacio sin censura mientras "no se permite la llegada de noticias desde el exterior a los email del servicio Nauta", en manos del monopolio estatal de telecomunicaciones Etecsa.

Morejón, usuaria frecuente de los centros, expresó su preocupación porque, con la reducción de personal y tareas en la sede diplomática, las cuestiones relacionadas con las violaciones de los derechos humanos sufridas por los ciudadanos quedan desatendidas.

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