Las autoridades sanitarias elevan a 47 los fallecidos por dengue y chikunguña en Cuba
Cuba
La fumigación ha sido suspendida en varias provincias por falta de combustible e insumos
La Habana/La epidemia de dengue y chikunguña que atraviesa Cuba se desarrolla en un clima marcado por la desinformación oficial y la imposibilidad de acceder a estadísticas confiables. Aunque el Ministerio de Salud Pública reporta aumentos constantes en los fallecidos –47 hasta este viernes– la escasez de datos y la negativa a publicar cifras acumuladas de contagios por arbovirus evidencian un patrón de opacidad que impide conocer la verdadera magnitud del brote.
La viceministra Carilda Peña informó el pasado miércoles que se han registraron 44.604 contagios de la enfermedad en lo que va de año y en concreto once muertes en solo una semana, la mayoría de menores de 18 años.
La mayoría de las muertes se han dado en menores de 18 años
Pero ese reconocimiento tardío llega después de meses en los que los medios independientes y los testimonios en redes sociales denunciaron un crecimiento acelerado de pacientes en estado grave, mientras el Gobierno insistía en que “la transmisión estaba bajo control”. El reconocimiento oficial de la epidemia, el 12 de noviembre, ocurrió cuatro meses después de detectarse los primeros casos,cuando empezó a notarse un aumento en las actividades de las casas funerarias y de los cementerios de todo el país.
Al mismo tiempo, varios médicos han alertado sobre cuadros compatibles con oropouche o incluso con fiebre del Nilo occidental, advertencias que el Gobierno ha desestimado por completo. La negativa recuerda episodios anteriores en los que las autoridades demoraron semanas en admitir brotes ya desbordados.
Hay cuadros compatibles con oropouche o incluso con fiebre del Nilo occidental
La crisis se agrava en hospitales sin medicamentos, con déficit de personal y sin capacidad para ingresos adicionales. Muchas familias deben conseguir por su cuenta artículos médicos básicos; otras optan por mantener a los enfermos en sus casas ante la precariedad de los centros de salud. La fumigación también ha sido suspendida en varias provincias por falta de combustible e insumos, dejando barrios enteros sin campaña antivectorial contra el mosquito Aedes aegypti, principal transmisor del dengue y el chikunguña, durante meses.
Ante esta realidad, activistas y profesionales de la salud han comenzado a elaborar registros independientes de fallecidos por arbovirosis, recopilando casos que jamás aparecen en los partes oficiales. Por ejemplo, el pasado 2 de diciembre, el Observatorio Cubano de Conflictos publicó en su más reciente informe, que hasta entonces, habían 87 fallecidos por dengue y chikunguña, muy por encima de los 33 que el Ministerio de Salud Pública había notificado el día anterior.
Para la ciudadanía y la prensa independiente las cifras del Gobierno son, en esencia, inverificables. En la Cuba actual, el verdadero número de enfermos y muertos sigue fuera de las estadísticas estatales.