¿Para qué hay centrales en funcionamiento si no hay caña que procesar?, se pregunta la prensa oficial

Azúcar

  • El programa de siembra en Las Tunas "marcha con atrasos" en todos las empresas
  • En Sancti Spíritus, solo disponen 20 "carros jaula" de los 106 previstos para el transporte de cara a la próxima zafra, que arranca el próximo diciembre

"Carros-jaula" para transportar la caña por ferrocarril, en el central Melanio Hernández, de Sancti Spíritus.
"Carros-jaula" para transportar la caña por ferrocarril, en el central Melanio Hernández, de Sancti Spíritus. / Escambray
14ymedio

21 de octubre 2025 - 10:25

Madrid/La prensa provincial vuelve a ser la que más pistas da del estado calamitoso de la industria azucarera de Cuba, antaño joya de la corona de la economía del país. Este lunes, Escambray revela que de los 106 “carros jaula” previstos para que, el próximo diciembre, cuando arranca la zafra, lleven la caña vía ferrocarril hasta los centrales, solamente hay reparados 20

De ellos, 14 en el central Melanio Hernández, de Tuinucú, y seis en el Uruguay, situado en Jatibonico. La reparación en el taller de este último ingenio, indica la nota, “se ha visto frenada por problemas de electricidad asociados a la falta de un transformador y la no coincidencia del fluido eléctrico con la jornada laboral”.

El diario espirituano consigna que la empresa estatal encargada del transporte de la materia prima hasta los ingenios, Ferroazuc, “pretende alistar alrededor de 130 medios”, un empeño que reconoce es “retador”, “en medio de limitaciones y el tiempo que queda para el inicio de la cosecha”. Escambray advierte que “las fuerzas de Ferroazuc en Sancti Spíritus necesitan avanzar más”.

Más duro es Periódico 26 con el panorama del azúcar en Las Tunas, al publicar una nota que lleva por título Además de caña, la siembra necesita de mayor voluntad y que cuestiona, directamente, que haya ingenios en funcionamiento si no hay suficiente caña que procesar y la industria está “totalmente obsoleta”. “¿Para qué centrales y plantas de los derivados si su razón de ser –la caña– anda en crisis?”, es el dilema con el que concluye el autor, Juan Soto Cutiño.

"Asumiendo toda la complejidad que supone una zafra, no es factible movilizar todo ese aparataje"

Este explica por qué el gobierno provincial puso a la cabeza de la contienda al central Antonio Guiteras, en lugar de al Majibacoa, que es, define, “un ingenio técnicamente en mejores condiciones, más fácil de reparar, fuerza laboral competente y una carrera productiva reconocida por el país”.

La respuesta se la dio Eddy Felipe, representante de Azcuba en la provincia: por “la poca disponibilidad de caña por cosechar en las áreas abastecedoras del central Majibacoa”. Son 130.000 las toneladas de caña declaradas “aptas para procesarse”, prosigue el texto, cantidad que a un ritmo de 4.550 por jornada y con el 70% de la capacidad potencial del ingenio, “solo alcanzaría para 24 días de operaciones”.

“Seamos realistas”, conmina Periódico 26. “Asumiendo toda la complejidad que supone una zafra –desde los preparativos, hasta la puesta en marcha de la gran cadena agroindustrial que la conforma–, no es factible movilizar todo ese aparataje, con el elevado costo que implica, para trabajar unas jornadas y producir un poco de azúcar”.

Además, recuerda que el Majibacoa lleva dos campañas en que ni siquiera produce azúcar sino meladura, igual que el central Colombia, que lleva cuatro contiendas sobreviviendo a base de ese jarabe sin refinar al que se le da diversos usos como producir ron y que se trata, dice Periódico 26, de “un surtido muy demandado y con buen precio, que en las condiciones actuales resulta muy saludable para la economía de dicha empresa azucarera”.

El cuarto central de Las Tunas, el Amancio Rodríguez, es, recuerda Periódico 26, “el caso más crítico y de mayor preocupación”: “lleva varios años de completa inactividad productiva y, por lo que se aprecia sobre el terreno, esa situación pudiera extenderse quién sabe por cuánto tiempo más”.

Por eso, propone establecer como prioridad la siembra de caña. Pero el progreso de esta actividad también es un desastre: el programa –97,8 hectáreas del Colombia, 143,8 hectáreas del Amancio Rodríguez, 562,6 hectáreas del Majibacoa y 1.092,5 hectáreas del Guiteras– “marcha con atrasos, en mayor o menor medida, en todas esas empresas”.

Juan Soto Cutiño recuerda con nostalgia “aquellos tiempos en los que el Sindicato Azucarero organizaba competencias los fines de semanas, incluso, entre boyeros, en los que eran frecuentes las movilizaciones de apoyo a la siembra, en los que la dirección política y administrativa del municipio exigía a los organismos cifras concretas de áreas por atender, en los que la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) asumía el reto como una tarea de choque”. Pero no se engaña: “Reconozco que las actuales circunstancias en nada se parecen a las de aquel entonces”. Ahora, para él, concluye refiriéndose de pasada al embargo de Estados Unidos, “sería un espejismo pensar en grandes resultados en medio de las circunstancias agravadas por el bloqueo”.

"Sería un espejismo pensar en grandes resultados en medio de las circunstancias agravadas por el bloqueo"

Que no había suficiente caña fue algo de lo que advirtieron, el mes pasado, los campesinos artemiseños. Si no cambian “las rutinas”, no habrá azúcar, aseveraron. Entonces, la prensa oficial de la provincia constató que “la historia se repite”. “Una vista panorámica en cualquier municipio con tradición cañera de Artemisa aprecia hectáreas de malas hierbas donde ayer hubo caña, de ahí que solo se ha sembrado el 47% de la caña prevista para esta etapa, 814 hectáreas de un plan de más de 1.700”, detallaba el reportaje.

Por no hablar de la falta de pagos. Uno de los guajiros se lamentaba ante El Artemiseño: “Zafra por zafra el impago es igual. Se violan los contratos, pero seguimos en el surco. Los insumos tampoco son un tema resuelto. Aún debo ir por la cooperativa a recoger la asignación de dos guanchas y un par de limas. Ni una camisa, ni un sombrero, ni un par de botas, ni guantes o medias largas… Todo sale del bolsillo del campesino, ese que para ser productor también debe tener miles de pesos destinados a adquirir fertilizantes, combustible…”. 

La cosecha 2024/2025 volvió a ser la peor de la historia en Cuba, aunque las cifras reales se desconocen, porque el régimen no las proporciona. El pasado agosto, la agencia española EFE hizo cuentas a partir de la prensa provincial y concluyó que, en el mejor de los casos, están más de 10.000 toneladas por debajo de la pésima zafra de 160.000 toneladas producidas el año anterior.

En esta contienda participaron 15 centrales azucareros, de los que 10 aportaron a los medios oficiales sus resultados, que sumaron un total de 95.584 toneladas. Los cinco restantes no revelaron su producción, pero se sabe que entre todos ellos tenían como objetivo 52.068 toneladas de azúcar. Es decir, en el caso de que lo hubieran cumplido, la zafra ascendería a 147.652 toneladas.

Muy lejos de las 8,5 millones de toneladas que llegó a producir la Isla a mediados de los años 80, cuando manaba el subsidio soviético y el azúcar todavía se consideraba un motor económico y su principal exportación.

La reunión de Miguel Díaz-Canel, a finales de ese agosto, con Zhang Anming, director general adjunto del gigante estatal Guangxi State Controlled Capital Operations Group Limited –líder en la producción de azúcar en su país–, con el objetivo de explorar “proyectos conjuntos” indica que Cuba cuenta con China también para la recuperación de la industria azucarera.

Sin embargo, nada más ha vuelto a publicarse por las instancias oficiales.

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