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La crisis llega a la propaganda

Las vallas y la prensa empiezan a reflejar tanta escasez como los mercados agrícolas

Normalmente, las vallas permanecen una media de tres o seis meses, pero los plazos se están alargando. (14ymedio)
Marcelo Hernández

26 de septiembre 2019 - 16:43

La Habana/La situación coyuntural ha llegado a la propaganda. La maquinaria gubernamental dirigida a ensalzar la Revolución y a la difusión de sus consignas siempre ha sido una pieza clave en la que invertir recursos, pero esta vez la escasez ha tocado de lleno y tanto las vallas que recorren la Isla como la prensa oficial se encuentran mermadas.

"Normalmente una valla puede estar entre tres y seis meses sin cambiar, en dependencia del lugar donde está ubicada, si se trata de un tema de actualidad o si hay alguna urgencia", explica a 14ymedio un empleado de la Editora Política del Partido Comunista de Cuba en La Habana. "En la capital cubana tenemos decenas, distribuidas en todos sus municipios, pero ahora mismo solo estamos logrando reemplazar las más céntricas", admite.

En el municipio de Plaza de la Revolución un enorme cartel muestra a una saltadora de pértiga junto a un texto de rechazo a la ley Helms-Burton, pero la valla ha pasado allí tanto tiempo que el fondo rojo se ha perdido su vigor sin que nadie haya hecho nada por remediarlo.

Tampoco hemos podido cumplir con el plan de publicidad que teníamos pensado hacer para los 500 años de La Habana", lamenta

"Lo que más nos afecta ahora mismo es que no tenemos el combustible para desplegar a los trabajadores sobre el terreno, retiren los afiches viejos y pongan otros actualizados", agrega el empleado. "Pero también estamos teniendo muchas dificultades hace tiempo para conseguir las tintas variadas que hacen falta para esto, porque no hay divisas para comprarlas".

Cada año, cuando el Gobierno presenta el informe del impacto del bloqueo sobre la economía nacional se lanza una campaña por todo el país que este año se ha visto muy afectada. "Tampoco hemos podido cumplir con el plan de publicidad que teníamos pensado hacer para los 500 años de La Habana", lamenta.

En las redacciones de la prensa oficial, otro de los fuertes de la propaganda del régimen, la situación no es muy diferente. Los recortes en el suministro de combustible han llevado a los medios locales y nacionales ha disminuir sus coberturas en la calle y pedir a sus empleados que usen sus propios vehículos y costeen la gasolina para desplazarse.

"Tengo suerte, porque hace un año me compré una moto eléctrica y con eso estoy logrando cubrir algunos eventos y noticias", cuenta a este diario un fotoperiodista que colabora con un medio habanero. "Esto lo estoy haciendo de mi bolsillo, porque cuando se me rompe una pieza o tengo algún problema técnico el periódico no me da nada, pero es eso o quedarme en la casa; y entonces no puedo cobrar", detalla.

La dirección del medio en que trabaja este fotorreportero ha pedido a los empleados que hagan "un esfuerzo" para evitar tener que reducir la frecuencia de publicación. "Se está privilegiando la versión digital, pero esa también funciona con dificultades, porque en la oficina no se permite encender el aire acondicionado y no hay quien trabaje con ese calor", explica.

"Esto lo estoy haciendo de mi bolsillo, porque cuando se me rompe una pieza o tengo algún problema técnico el periódico no me da nada, pero es eso o quedarme en la casa"

No muy lejos de allí, el mercado del Ejército Juvenil del Trabajo de la calle Tulipán, también es fiel reflejo de la situación de la economía cubana. Este miércoles en la tarde, la mayoría de los puestos de venta estaban cerrados y los que aún quedaban abiertos solo tenían plátanos verdes. "Solo llegaron dos camiones hoy", cuenta Heriberto, un empleado del establecimiento.

"Las cooperativas y las granjas estatales están trayendo muy poca mercancía porque no tienen combustible para moverla", destaca. "Sin petróleo y sin gasolina no hay cómo sacar del campo los productos y traerlos hasta aquí".

Una vendedora de vino seco y vinagre, que trabaja en un pequeño negocio privado donde elaboran también encurtidos y mermeladas, explica a 14ymedio que los viajes que hacían para buscar envases y abastecerse de frutas han tenido que reducirse a la mitad porque no tienen gasolina. "Estoy vendiendo hoy porque mi esposo me trajo las botellas en un triciclo si no no hubiera podido abrir".

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