La demora en la Ley de Migración mantiene en un limbo a miles de cubanos
Extranjería
Nueve largos meses han pasado desde que el Parlamento aprobó esta normativa, todavía sin publicar
La Habana/Atrapada en un limbo, así se siente Dayuri, una habanera de 47 años que a finales de 2023 llegó a Miami después de entrar por la frontera sur de Estados Unidos. En diciembre se cumple el plazo de dos años que las autoridades cubanas permiten estar fuera de la Isla sin perder la residencia y la propiedad de una vivienda en el municipio Cerro, pero las nuevas leyes de Migración, Ciudadanía y Extranjería, que eliminan ese requisito, ni siquiera se han publicado en la Gaceta Oficial.
Nueve largos meses han pasado desde que el Parlamento cubano aprobó las normativas que regularán cuestiones medulares como la residencia permanente en la Isla, el derecho a conservar una propiedad aunque se viva fuera del país y los mecanismos a través de los cuales los extranjeros pueden radicarse e invertir en territorio nacional. Para Dayuri el retraso puede significar la pérdida de la casa familiar que heredó de sus padres, fallecidos durante la pandemia de covid-19.
"Cuando salí ya se hablaba de que venía una nueva legislación y de que iban a quitar la obligación de regresar a los 24 meses", cuenta a 14ymedio la emigrada. A mediados de 2024, cuando ya llevaba más de medio año en EE UU, la habanera vio con alivio las manos de todos los parlamentarios cubanos votando por unanimidad las nuevas normativas. "Pensé que antes de Navidad ya iban a sacarla en la Gaceta y que mi casa estaba asegurada con eso".
"Pensé que antes de Navidad ya iban a sacarla en la Gaceta y que mi casa estaba asegurada con eso"
Pero hasta el momento la nueva legislación no ha aparecido en la Gaceta Oficial de la República, un proceso, tras el cual, todavía deben transcurrir 180 días para que entre en vigor. El retraso afecta a un número indeterminado de migrantes que, están a punto de cumplir los dos años fuera de Cuba pero todavía no han logrado la residencia legal en Estados Unidos, sin la cual no deben salir de territorio estadounidense, so pena de no poder volver a entrar.
"Busco y busco en las noticias y nadie habla de esto, todo el mundo comenta de las deportaciones, de que si el Ajuste Cubano, de que si los i220-A pero nadie dice nada de los que estamos en esta situación, a punto de perder la casa y residencia en Cuba pero sin tener la de aquí", lamenta la mujer. A Dayuri no le falta razón. Si el tema de las leyes de Migración, Ciudadanía y Extranjería llenó titulares en la prensa oficial cubana previo a su aprobación, hace meses parece haber desaparecido de la agenda informativa.
La más esperada es la Ley de Migración, por lo que supone en cuanto a las propiedades en la Isla. Su entrada en vigor invalida numerosos procedimientos vinculados tanto a la Dirección de Identificación e Inmigración y Extranjería (DIIE) como al Instituto de la Vivienda, además de exigir una actualización en el trabajo de las notarías y consulados cubanos.
Hasta el momento, transcurridos los 24 meses ininterrumpidos fuera del país, el propietario pierde los derechos sobre su vivienda
Hasta el momento, transcurridos los 24 meses ininterrumpidos fuera del país, el propietario pierde los derechos sobre su vivienda. Para evitar la confiscación del inmueble por el Estado, los dueños entregan un poder notarial que da la posibilidad a un familiar, amigo o conocido de vender, traspasar o donar la casa. Con el éxodo masivo que experimenta la Isla, la actual legislación ha disparado este tipo de papeleo y trámites burocráticos.
La solución para Orlando, un cienfueguero que en agosto del pasado año llegó a Houston y aún no ha logrado la residencia en EE UU, ha sido un poder notarial para que su hermano pueda vender o traspasar su propiedad si la Ley de Migración sigue demorando y él no logra conservar a su nombre la vivienda en el municipio Abreus. Entre 150 y 300 dólares cuesta el procedimiento en los consulados en Estados Unidos, donde reside una amplia comunidad cubana. En los últimos años, con la estampida migratoria, la necesidad de ejecutar este papeleo se ha multiplicado.
Varias empresas privadas fueras de la Isla han surgido como intermediarias para agilizar y garantizar los trámites. A través de una de ellas, Orlando organizó su trámite. "Confío en mi hermano pero hay gente que ha tenido que hacer un poder para un vecino o un amigo porque está a punto de cumplir los dos años fuera y es eso o perder la casa". La mayor pesadilla del migrante es "ser deportado de Estados Unidos y llegar a mi pueblo para ver que mi casa, que me costó tantos sacrificios, ya está a nombre de otra persona".
Al cienfueguero le cuesta creer que en un país que en los últimos años ha experimentado el mayor éxodo migratorio de su historia "no sea una prioridad acabar de arreglar este tema de los dos años y que la gente pueda conservar su vivienda aunque se pase años y años fuera del país". Orlando lamenta que las quejas en redes sociales se dirijan más hacia EE UU que a Cuba. "Nos pasamos la vida reclamando porque nos legalicen en la yuma, no veo la misma insistencia en la página de la Cancillería para que aceleren la Ley de Migración".
"Nos pasamos la vida reclamando porque nos legalicen en la yuma, no veo la misma insistencia en la página de la Cancillería para que aceleren la Ley de Migración"
Una vez vigente la normativa, no solo el que esté fuera puede pasar todo el tiempo que quiera sin regresar al país y no pierde su casa, sino que un cubano que no reside en la Isla podrá adquirir una propiedad. "Es un terremoto lo que va a pasar a nivel de la legislación de las casas y todavía se están proyectando y calculando las consecuencias", detalla a 14ymedio una funcionaria del Instituto de Vivienda que pide el anonimato.
Según la empleada, "hace años que sobre la mesa está un cambio en la Ley de la Vivienda para flexibilizar no solo la propiedad de los que residen fuera sino incluso para permitir tener más de una vivienda a un mismo nombre", explica. "Con la nueva Ley de Migración hay que recordar que ya no existirá el concepto de ‘emigrado’ sino que se pasará a designar una residencia efectiva y otra que no lo es, en dependencia de si se pasa la mayor parte del tiempo de un año en el territorio nacional o no".
Pero no solo están en juego las casas. Una vez que la normativa entre en vigor, los cubanos que residan fuera de la Isla podrán solicitar, además, la condición de "inversores". Una posibilidad que actualmente les está vedada y que abre la puerta a cientos de miles de potenciales inversionistas.
Uno de ellos es Enrique, nombre cambiado para esta ocasión, que reside desde los años 80 en Berlín, Alemania. Estudiante de la Isla en la RDA, tras la caída del muro decidió radicarse en el país europeo donde se casó y posteriormente terminó jubilándose. "Tengo un capital ahorrado y me gustaría abrir un negocio de casas de renta en La Habana, específicamente en la barriada de Santos Suárez, donde nací".
Enrique, sin embargo, es considerado bajo la actual legislación un cubano residente en el extranjero sin derecho a contar con propiedades ni negocios en la Isla. "Desde que se aprobó la nueva ley he llamado con frecuencia al consulado para saber cuándo estará implementada y solo me dan largas", se queja. "Esto me sorprende, porque hay legislación que las han anunciado el mismo día que salen en la Gaceta y entran en vigor 24 horas después".
"Parece que no hay una voluntad política de que esta Ley de Migración entre en vigor cuanto antes"
"Hicieron mucho ruido para anunciarla, para publicar las discusiones en el Parlamento ahora parece que no hay una voluntad política de que esta Ley de Migración entre en vigor cuanto antes y solucione la situación de tantos cubanos. Mis amigos me han recomendado que busque varios testaferros, dentro de mi propia familia, que tengan las propiedades en Santos Suárez y yo las gestiono desde aquí, pero esa no es la manera en que quiero hacer negocios".
Para Dayuri el tiempo se acaba. A diferencia de Orlando o Enrique, esta habanera no tiene a nadie a quien traspasar la propiedad de su vivienda. En su mente, dos conteos regresivos resuenan al mismo tiempo sin darle un respiro. Uno marca el tiempo que falta para obtener su residencia en Estados Unidos después de casi dos años de sobresaltos. El segundo cálculo termina en diciembre, cuando para la ley cubana pasa a ser una emigrada sin derecho a tener una casa en la Isla.