Dura tarea para el Gobierno cubano: seducir a los inversores extranjeros mientras congela sus cuentas
Fihav
Simplificación de trámites, contratación libre de su personal o importación de su propio combustible, todo esto dentro de "los lineamientos de la política económica y social del Partido de la Revolución"
La Habana/En respuesta a la urgencia que vive el país, el Gobierno cubano asegura que ahora sí está dispuesto a abrir puertas y aflojar amarres, sin llegar a cambiar el modelo vigente. El VIII Foro de Inversiones de la Feria Internacional de La Habana (Fihav 2025) volvió este martes a prometer dinamismo, nuevas regulaciones y un paquete de medidas que, según el viceprimer ministro y titular de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Oscar Pérez-Oliva Fraga, busca “corregir distorsiones” y reimpulsar una economía en caída libre.
"Actualmente Cuba cuenta con 376 negocios con capital extranjero procedentes de 40 países, 56 de los cuales están en la Zona Especial de Desarrollo Mariel", declaró el funcionario. Y agregó que en 2025 se han aprobado 32 nuevos negocios de 13 países, con un capital comprometido de 1.100 millones de dólares.
En un discurso que recordó otros anuncios similares de los últimos diez años, el sobrino nieto de Fidel y Raúl Castro presentó lo que describió como un conjunto “integral” de incentivos para atraer capital foráneo. El paquete, que aún espera por su formalización jurídica –“se publicará en breve”, prometió–, incluye una simplificación de trámites, mayor libertad en la contratación laboral, facilidades para operar en divisas y acceso a estructuras infrautilizadas del país. Todo ello con el objetivo de ofrecer un entorno de negocios “más atractivo y competitivo”.
El anuncio más llamativo fue, sin dudas, el compromiso de reducir los tiempos de aprobación de proyectos. Según Pérez-Oliva, los organismos estatales tendrán solo siete días, en lugar de los actuales 15, para responder a las propuestas de inversión. Si no lo hacen, se asumirá un “sí” automático, algo inédito en un país donde la burocracia manda desde hace décadas.
Por primera vez, el empleador podrá participar en la selección de su fuerza de trabajo
El esquema recuerda a otros plazos perentorios anunciados en distintos sectores y nunca cumplidos. La pregunta sigue siendo la misma: ¿qué impedirá a los organismos, históricamente reacios a ceder el control, poder bloquear de otros modos lo que no desean aprobar?
Otro de los puntos señalados por el viceprimer ministro es el relativo a la contratación. Por primera vez, el empleador podrá participar en la selección de su fuerza de trabajo, rompiendo parcialmente con el modelo en el que las agencias estatales actuaban como intermediarias obligatorias. Aun así, la reforma no elimina dichas agencias y queda por ver cómo se aplicará en los hoteles, el primer sector que debería beneficiarse de esta medida.
El Gobierno también autorizará el pago de gratificaciones en divisas, un incentivo que reconoce implícitamente la insuficiencia del salario en pesos, incapaz de sostener la vida cotidiana. Estas gratificaciones –que no sustituyen el salario oficial– han existido por décadas, siempre bajo la sombra de la informalidad. Reconocer su existencia es un paso , aunque esas entregas tendrán limitaciones bastante estrictas: solo se podrán realizar con cargo a las utilidades, mediante pagos bancarizados y siempre que la empresa genere ingresos externos.
Las novedades también incluyen la autorización para que las empresas con capital extranjero puedan comercializar “sin restricciones” con los actores económicos nacionales. Se les permitirá, además, importar combustibles directamente si lo consideran necesario. De manera que el Gobierno abre una autopista en moneda dura para quienes puedan generar ingresos para el Estado, escapando de los molestos apagones, que seguirán afectando al resto de la población.
A esto se agrega el anuncio de la creación de nuevas zonas especiales de desarrollo
De hecho, nada en el paquete sugiere que los beneficios concedidos al capital foráneo se extenderán a los emprendedores cubanos, quienes continúan lidiando con trabas, inspecciones, incertidumbre regulatoria y una tasa cambiaria muy desfavorable.
El ministro también habló de la posibilidad de que los inversores tengan acceso a instalaciones subutilizadas. El país tiene cientos de fábricas abandonadas, naves industriales a medio derruir, almacenes en desuso y hoteles sin huéspedes, todos propiedad del Estado. A esto se agrega el anuncio de la creación de nuevas zonas especiales de desarrollo, cuya ubicación ni calendario fueron especificados, aunque algunos expertos señalan hacia el proyecto de Antilla, en Holguín.
La experiencia de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, tras más de una década de operaciones, sirve como recordatorio de una estructura atractiva en el papel que no garantiza resultados cuando el entorno macroeconómico es inestable, el acceso a divisas es incierto y el Estado se reserva la conducción de todos los procesos.
El viceprimer ministro aclaró que "ninguna de estas propuestas tiene contradicción alguna con la Constitución de la República de Cuba ni con los lineamientos de la política económica y social del Partido de la Revolución ni con la conceptualización del modelo económico cubano". Todas las decisiones explicadas, dijo, son perfectamente posibles y pueden ejecutarse sin dificultad bajo la normativa existente.
El Gobierno admite que la materialización de la inversión extranjera continúa siendo baja, quizá porque los verdaderos disuasivos siguen intactos. Entre ellos, se encuentra la ausencia de seguridad jurídica, a la que se ha agregado recientemente el congelamiento de todos los fondos en divisas en las cuentas bancarias de las empresas extranjeras.