Los "cinco héroes" que faltan en Cuba: pollo, picadillo, salchichas, detergente y aceite

"Habrá que esperar al 26 de julio para comer pollo", ironizan los habaneros

Este miércoles, en pleno Vedado habanero, dos mujeres intercambiaban quesos guajiros por jabones. (14ymedio)
Este miércoles, en pleno Vedado habanero, dos mujeres intercambiaban quesos guajiros por jabones. (14ymedio)
Juan Diego Rodríguez

21 de julio 2023 - 13:24

La Habana/Los vecinos del barrio de Luyanó, en el municipio habanero de Diez de Octubre, están más que cansados. Este mes de julio, los únicos productos del combo que han podido comprar son aceite y detergente. Y ni siquiera en la misma tienda.

En el comercio de la calle Melones –tristemente célebre por la muerte de un anciano que destapó una red de ladrones el año pasado y por su fama de corrupción persistente–, habían prometido salchichas y no llegaron, y solamente alcanzó pollo para unas 600 personas. "Yo que tengo el número 1.800, no sé ni para cuándo me tocará lo cárnico. Habrá que esperar al 26 de julio para comer pollo", ironizaba este jueves Rosa, refiriéndose al aniversario del asalto al cuartel Moncada, una de las fechas señaladas para el régimen.

Los cubanos no pasan por alto que el Gobierno maneja el calendario a su antojo, para celebrar algún día propagandísticamente relevante o para evitar "inconformidades". Así, la hija de Rosa, Karla, señala cómo el pasado 11 de julio, segundo aniversario de las históricas protestas en Cuba, y después de semanas con escasez de transporte, se multiplicaron en las calles de La Habana las guaguas, hasta el punto de que muchas de ellas iban vacías. "Ahora ya pasaron diez días y no hay ni taxis. Coger algo es un viacrucis", lamenta la joven.

El Gobierno no puede esconder las dificultades para abastecer a la población de la canasta básica. El mismísimo presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo, se refería a ello el pasado martes, al decir que el país "no cuenta con recursos para seguir el nivel de importaciones que tenemos" y reconocer que "prácticamente el 100% de la canasta familiar se está importando".

La escasez deja escenas en la calle, como operaciones de trueque, nunca vistas desde los años noventa, durante el Período Especial

Desde el pasado mayo, sin ir más lejos, en Guantánamo ya no se despacha pollo para los mayores de 13 años, y son frecuentes las protestas tanto en redes sociales como en privado: "En la tienda que me toca comprar no ha llegado ni la salchicha ni el detergente, cada vez se desarma más el módulo revolucionario", decía Yusuan mientras salía de una bodega en Centro Habana, donde llegó mortadella, "media libra por persona".

Que repartan la canasta tal y como prometieron las autoridades es poco menos que un milagro. "Decían que iban a dar una botella de aceite, 10 libras de pollo, dos paquetes de picadillo mexicano, un paquete de salchichas y uno de detergente", explica Ernesto, vecino de Centro Habana. "A veces venden otra cosa, como en una ocasión dos latas de leche condensada, pero es un hecho que rara vez están completos los combos".

Aunque la situación de Ernesto no es boyante, como la de la inmensa mayoría de la población, tuvo que llevarle un poco de frijoles que consiguió por la izquierda a una vieja amiga con dos niños que solo pudo comprar arroz.

Los habaneros se toman con humor el panorama y, así, se refieren a los combos como los "módulos de la miseria" o "cinco héroes", por el número de productos que se ofrecen – pollo, picadillo, salchichas, detergente y aceite–, burla de los cinco espías que estuvieron presos en Estados Unidos hasta su liberación, producto de las negociaciones con el entonces presidente Barack Obama.

La escasez deja escenas en la calle, como operaciones de trueque, nunca vistas desde los años noventa, durante el Período Especial. Este miércoles, en pleno Vedado habanero, dos mujeres pregonaban: "¡Se cambian quesos, se cambian quesos!".

Procedentes de otra provincia, explicaban a los clientes que cambiaban queso blanco de producción artesanal por jabón de baño, escaso donde residen. Se trata de un producto que suscita muchas quejas en la población por su rudeza, pero que se puede encontrar en el mercado informal a un precio entre 130 y 150 pesos la barra.

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