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La industria cubana del ron entra en crisis por falta de azúcar

Economía

Las cuatro empresas extranjeras que dominan el sector en la Isla no podrán mantener la producción de los años anteriores

Un operario revisa una botella de la línea de producción en la fábrica de ron Havana Club. / EFE/Alejandro Ernesto
14ymedio

02 de junio 2025 - 14:43

Madrid/La debacle azucarera en Cuba amenaza con arrastrar uno de los pocos productos exportables que quedan: el ron. No hace ni un mes, la propia prensa oficial adelantaba los peores presagios, al hablar de la empresa estatal Derivados de Amancio, en Las Tunas. “La actual crisis de la Industria Azucarera cubana los golpeó muy duro, pues la depresión de la producción de meladura los privó de un insumo esencial para la fabricación de alcoholes y consecuentemente del ron, dos rubros con los cuales han ganado prestigio dentro y fuera del país”, decía una nota publicada el 13 de mayo en Periódico 26.

Ahora, es un medio extranjero, The Guardian, el que ha revelado el alcance de la crisis, que, ironiza, “habría estremecido a Ernest Hemingway”: “El Gobierno comunista cubano tiene dificultades para procesar suficiente azúcar para elaborar el ron de sus adorados mojitos y daiquiris”.

Según aseguró al diario británico un ejecutivo de la industria que pidió anonimato, “no habrá alcohol” en el cuarto trimestre del año, que afirma será “particularmente difícil”. De ello no se librarán las empresas extranjeras que han hecho alianza con el Gobierno cubano para la producción de alcoholes, la británica Diageo, la noruega Island Rum Company y las francesas Pernod Ricard y LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), las cuales, dice el extenso reportaje publicado el pasado viernes, “han invertido fuertemente en sus respectivas marcas”: Ron Santiago, Black Tears, Havana Club y Eminente.

Los roneros no pueden importar porque “la normativa establece que todos los líquidos deben provenir del país”

Las firmas de lujo, asevera la misma fuente, están preocupadas. El texto del Guardian recuerda que la Isla, sumida en una crisis económica generalizada, ha tenido que importar azúcar en los últimos años para el consumo de la población. Sin embargo, declara el ejecutivo, los roneros no pueden importar porque “la normativa establece que todos los líquidos deben provenir del país”.

El diario británico describe el ambiente en el central Enrique Varona, de Ciego de Ávila, en una visita reciente: “Los trabajadores parecían exhaustos mientras torneaban una pesada pieza de metal con la esperanza de mantener el gran ingenio en funcionamiento”. A continuación, lo contrastan con la destilería de Pernod Ricard, al sur de La Habana, “moderna y elegante”.

La compañía francesa de bebidas fue la primera de las grandes extranjeras en llegar, recapitula The Guardian, tras firmar un acuerdo con la estatal Corporación Cuba Ron, en 1993. “A cambio de un acuerdo para no permitir la entrada de otros competidores durante 20 años, adquirió la marca Havana Club, aumentando las ventas de 300.000 cajas a más de cuatro millones”, refiere el diario. Al respecto, declaró Luca Cesarano, ex presidente de Ron Santiago S.A., la empresa mixta creada entre la británica Diageo y Cuba Ron para producir Ron Santiago, competidor de Havana Club: “Hicieron una gran inversión en un momento en el que nadie se atrevía a invertir en Cuba”.

Diageo, precisamente, arribó a la Isla al cumplirse el acuerdo con Pernod Ricard, en 2013. A diferencia de la firma francesa, explica el Guardian, la británica no tenía destilería propia, sino que empleaba a maestros roneros para elaborar las bebidas en las destilerías estatales.

La zafra de 2025 está terminando estos días, y las informaciones que se publican en los periódicos oficialistas hacen temer lo peor

“También utilizaban colecciones históricas de ron que los maestros llevaban años almacenando en barriles de roble por todo el país, incluso mientras los techos de sus bodegas se llenaban de agujeros”, dice el reportaje. Así, “productos de alta gama” –como el ron Eminente, de LVMH, o Black Tears, de la noruega Island Rum Company (al que da nombre el bolero son Lágrimas negras)– han “impulsado el resurgimiento internacional del ron”. Con la escasez de melaza, concluye The Guardian, “todo este trabajo se ve amenazado”.

La zafra de 2025 está terminando estos días, y las informaciones que se publican en los periódicos oficialistas hacen temer lo peor. De los 56 centrales existentes en el país, sólo 13 están operativos, se deslizó en un reciente reporte de Azcuba, y de ellos solamente seis muelen caña para la producción de azúcar. El resto se dedica a la producción de meladura, justamente para fabricar aguardiente. 

En Sancti Spíritus, las autoridades se congratularon por el hecho de que el único ingenio en funcionamiento del territorio, el Melanio Hernández, cumplió el “plan de producción de azúcar correspondiente a la presente zafra, este 30 de abril”, pero muy distinto panorama ofrece la provincia de Granma. Allí, informó La Demajagua, hace apenas unos días, el Consejo de Gobierno abordó en una reunión la “alarmante situación del sector azucarero en la provincia, marcada por un incumplimiento crítico del programa establecido y la cercanía de la temporada ciclónica”.

En Granma se produjeron 5.262 toneladas de azúcar, de las más de 19.000 planificadas, es decir, tan solo el 26% de lo previsto, “por falta de combustible y roturas industriales”, además de la pérdida de casi 150 millones de pesos por “incendios en campos no cosechados, pérdida de campos por invasión de leñosas y el impago a trabajadores en varias cooperativas y empresas”.

Está por verse cuándo se conocerá el dato de la presente zafra en el país. El del año pasado fue celosamente guardado por el Gobierno cubano durante meses y meses. Por fin, ya bien entrado 2025, se le escapó al ex ministro de Economía José Luis Rodríguez en un texto publicado por la prensa oficial: la zafra 2023-2024 solo dio 160.000 toneladas de azúcar, un dato insólito.

El producto otrora estrella de la Isla, que llegó a elaborar 8,5 millones de toneladas en la década de los 80, había caído estrepitosamente en la contienda de 2022-2023, cuando se lograron 350.000 toneladas de azúcar. Esa cifra, que ya era la peor cosecha en un siglo, era más del doble de lo que se produjo en la última contienda.

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